CAPÍTULO 21

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Tenia la esperanza de que fuera Ellie, la que estuviera llamando. Sebastián me paso el celular y escuche su voz, sentía la necesidad de hablar pero no podía. Mis ojos se llenaron de lágrimas  cuando la escuche sollozar y respirar forzadamente.

—Jul, mi dulce Jul— decía forzadamente — creí que te perdía, Dios, nunca había rezado tanto por alguien porque estuviera bien amor— decía Ellie con dificultad— se que no puedes hablar, no sabes cuando desearía escucharte hablar y que me dijeras que ya dejara de ser tan dramática y parara de llorar como una Magdalena — dijo soltando una pequeña risa. Intente reírme pero lo único que conseguí fue gemir de dolor — Nena, lo siento, no debí hacerte reír — se disculpó angustiada. Y suspire intentando calmar la punzada de dolor.
—Sebastián me dijo que las chicas y yo podíamos ir a visitarte mañana en la mañana, ya que tus padres estarían trabajando y llegan en la noche a verte — suspiro — espero puedas descansar amor, mañana estaré allí con las chicas, te amo.

Escuchar a Ellie era lo más difícil que podía sentir, no sé como sería verla y sin poder decirle nada. Esa noche Sebastián se quedó en la habitación donde estaba Alejandro Jasón ya había salido de vacaciones de la universidad, andaba más feliz por haber aprobado su cuarto semestre. Él era el que se quedaría conmigo en el hospital, mi madre ya estaría de vacaciones en la universidad pero tendría que dictar unos cursos ahora en vacaciones para bailarinas del Teresa Carreño.

Así que no podría verme más que un par de horas antes de ir se a  descansar, en cambio mi papá si podría venir a verme más tiempo ya que su jefe entendía y lo dejaría llegar más tarde para poder venir a verme. Jhon estaba hablando con su jefe para que le diera algunos días libres para quedarse conmigo. Me sentía más cómoda con mis hermanos y mi papá, que con mi madre. Mientras ella pensara que mi orientación se había acomodado y no me aceptarán como soy, nada seria igual con ella.

Esa noche no podía dormir, los dolores eran constante Jhon siempre estuvo pendiente de mi, mientras que Jasón quedo rendido en el sofá. Una de las enfermeras me puso un medicamento para calmar el dolor y para intentar dormir un poco. Las imágenes del accidente pasaban por mi mente esa noche, pudimos haber muerto de no cambiar de canal en la autopista.

Tan solo pensar la idea de haber muerto, mi  cuerpo se estremecía. Que pasaría con mi familia, como se sentirían si eso fuera ocurrido, que sería de Ellie si eso fuera ocurrido— pensaba inquieta. Escuchaba murmullos en la habitación y alguien que tocaba mi cara. Aún estaba adormilada por la medicina que me habían dado anoche.

Intentaba abrir  los ojos poco a poco, la luz que entraba en la habitación me cegaba un poco haciéndome girar rostro a la izquierda.  Abrí mis ojos y ahí estaba ella, tan hermosa como siempre, sus ojos estaban rojos por llorar y su rostro se encontraba sutilmente húmedo por la lágrimas.

Quería poder hablar con ella pero mi cuello aún estaba inflamado, aunque podía intentar probar a ver si se escuchaba aunque sea un murmuró de mi voz. Ellie había empezado a darme besos en el rostro con cuidado, trataba de no afincarse en la cama ya que mi brazo estaba enyesado aún.

—Ellie — trataba de murmurar pero solo un leve susurro salió de mi boca.

—Aquí estoy amor, aquí estoy — repetía Ellie besándome el rostro— no intentes hablar, por favor. Eso no te ayudará a mejorar —decía mirándome y acariciando mi mejilla— quiero que te mejores y no que empeores cielo.

Le dediqué una media sonrisa como pude, ella vio hacia la puerta para ver si alguien venia y me dio un corto beso en los labios. La extraño, extrañaba sentirla así de cerca conmigo. Se alejó un poco al escuchar voces fuera de la habitación, la puerta se abrió y entro Jasón con unas bolsas. Respire profundo y distintos aromas entraron por mis fosas nasales.

Mi primer y único amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora