CAPÍTULO 35

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JULIE

Había hablando con mi papá y le había dicho que me iría con Sebastián a caracas para saber cómo seguía Ellie, ya no soportaba la idea de que estuviera sola y yo no pudiera verla aunque sea unos minutos. Se que no quiere verme pero yo necesito hacerlo. Mi padre me dijo que volviera cuando quisiera ya que ellos se quedarían.

Yo tenía mi permiso de conducir y Sebastián también por lo que no tendríamos ningún tipo de problema por si nos llegaran a detener los policías. Salimos a las cinco de la tarde de la casa y llegamos al hospital casi a las ocho por el tráfico horrible que había a esas horas. Sebas pregunto por Ellie en la recepción y  le informaron el piso donde estaban.

Me sentía nerviosa y arreglaba a cada rato los botones de mi camisa. Sebas mi miraba y tomaba mi mano mientras las puertas se abrían en el piso. Salimos y vimos a Carmen en la recepción de ese piso abrazada de Germán.

—Buenas noches — dije apenas con un hilo de voz muy nerviosa. Se separaron y seguidamente Carmen me abrazó.

—Mis niños —susurro se separándose de mi y me chequeo con la vista. Tomo mi mentón y levanto mi rostro. — ¿No has estado durmiendo, no es así?

—Se me ha hecho casi imposible
Carmen — confesé. Vi hacia las habitaciones y luego los mire a ellos— ¿Cómo esta Ellie? —Pregunte nerviosa.

Los ojos de Carmen se pusieron llorosos y Germán le paso el brazo por los hombros para atraerla hacia él.

Comencé a preocuparme, mi cuerpo empezó a temblar y negué.

—Carmen, ella, ella está bien —tartamudee. Mire a German y el me asintió, respire profundo.

—Esta estable por los momentos — dijo Germán débilmente — Casi la perdemos esta mañana —confesó dolorosamente.

—Gracias a Dios ya esta estable — dijo Sebastián a mi lado —Ellie es una chica fuerte, estoy seguro que ella saldrá de esto.

—Ojalá así sea hijo, ojalá así sea —repetía Germán tratando de convencerse.

—¿Puedo entrar a verla? — Pregunte y ellos asintieron, me señalaron la habitación y caminé hacia ella.

Respire varias veces antes de entrar a la habitación y mire a Sebastián que me animaba con la mirada para que entrara. Abrí la puerta y allí estaba tan tranquila, respirando despacio con ayuda de todas esas cosas conectadas a ella. Había abierto sus ojos pero no se había percatado de mi presencia aún. Hasta que murmuró algo y me fue inevitable no responderle.

—Julie, mi Julie —murmuraba Ellie, camina hacia ella y acaricie su  rostro.

—Se que no me querías ver, pero yo necesitaba verte y no me importa que me mandes a la China si quieres, pero necesitaba verte  aunque sea por unos segundos mi Ellie — dije mientras mi voz se quebrada.

Ellie intentó acercar su mano  a mi rostro pero no pudo. Estaba muy débil. Tome su mano y la lleve a mi rostro. Me acarició sutilmente y ella sonrió.

—Eres una tonta al venir aquí, pero sabía que lo harías en cualquier momento porque eres testaruda — dijo bromeado y reí levemente.

—Una testaruda que te ama y no te dejará sola, aunque tu me odies por ello —confesé. Y ella negó, la mire confusa.

—Nunca te odiaría y ¿sabes por qué?  — me preguntó y le negué. — Porque te amo demasiado Julie, te amo como no tienes idea. Pero no quiero que me veas morir.

—No vas a morir Ellie, tienes que der fuerte, tenemos una vida por delante, aún no hemos ido a Brasil ¿lo recuerdas? Prometimos ir juntas — dije sollozando.

—Hay muchas cosas que prometimos Jul, muchas cosas que no podré hacer nunca, pero tu si podrás hacerlas por mi — me confesó y sonrió — en tu casa en la costa, en tu habitación esta un regalo que dejé para ti el día de tu cumpleaños.
》Quería que fuera una sorpresa, una con la que me recuerdes siempre, cuando ya no esté mírala por favor y prométeme que no harás nada estúpido. — asentí.

—Te lo prometo — dije con un nudo en la garganta. — ahora tu tienes que prometerme algo a mi.

—¿Qué será amor— me pregunto curiosa.

—Que lucharás, que serás fuerte por nosotras amor. No soportaría perderte — dije mientras limpiaba las lagrimas.
—Jul, no puedo prometer eso —dijo Ellie triste — se que no será fácil pero tu siempre has sido la más fuerte de ambas. Tienes amigos que te ayudarán con esto.

—¿Amigos que me ayudarán con esto? —pregunte sarcásticamente. Me separé de la camilla— esto, eres tú y tú eres la chica que amo Ellie, por ti daría mis jodidos pulmones para que vivieras — grite molesta comenzando a llorar.

—Julie — intento hablar Ellie. Negué.

—No Ellie, no dejaré que mueras — dije saliendo de la habitación.  Sebastián mi miró y corrió abrazarme. —Ella no quiere luchar Sebas.

—Tranquilízate Jul, ella está bien — Sebas intentaba calmarme. Yo negaba, me separé de él.

—No me tranquilizare Sebastián, Ellie se muere y yo no dejaré que se muera, si es de darle mis pulmones lo haré — dije histérica. Me tomo por los hombros.

—¿Te estas escuchando? — Pregunto molesto — quieres por un momento oír lo que sale de tu boca coño — dijo serio y lo mire — joder Jul, darás tus pulmones, bien y cuando despierte Ellie ¿Qué? Le decimos que te fuiste de viajes y no vendrás  más nunca.

Me quedé pensativa, tenía razón, era una estúpida al pensar que podía darle mis pulmones. Quizás yo estaba más jodida que  Ellie, papá fumaba, mía abuelo lo hacía y Jhon lo hace.

Mi primer y único amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora