El dolor en el cuerpo provocó que se despertara. La falta de sueño y alimentos le estaban pasando factura. Keily se enderezó en el sillón incómodo y puso la vista en Alan. Aún seguía dormido.
Habían pasado cinco días desde aquel incidente que casi se lo arrebataba. Fue un milagro que llegara con vida al hospital. Le tuvieron que hacer una operación de emergencia y Gian le donó su sangre. A él lo arrestaron, pero ayer lo dejaron libre bajo fianza, ya que la versión que dieron fue que Anton y sus hombres entraron a robar y Gian lo mató en defensa propia.
Sí, Keily testificó a su favor por las súplicas de Charlotte y porque Alan nunca le perdonaría si hubiese hecho lo contrario. Pero el resentimiento que sentía por él se había intensificado diez veces más. Por su culpa, Alan estaba postrado en esa cama.
Se acercó a él y escaneó cada uno de los golpes y moretones. Estaba tan pálido que le dieron ganas de llorar de nuevo. Los dos tipos que acompañaban a Anton escaparon, pero Gian juró que los encontraría y terminaría con ellos.
Keily tomó su mano con cuidado y un nudo en la garganta la asfixiaba. Lágrimas cayeron por sus mejillas porque su piel estaba fría.
—Tranquila, él ya está estable. En cualquier momento se despertará —dijo la enfermera que entró. Verificó sus signos vitales y cambió los hidrantes. Keily asintió. Ella la miró con lástima antes de salir.
—Deberías irte a dormir un rato —Gian propuso desde la puerta.
—No me moveré de aquí hasta que despierte.
Zoe le había llevado ropa y ahí se duchaba y comía algo de vez en cuando.
Gian se sentó en una silla cerca de la cama de su hermano. Sus ojos ojerosos lucían apagados. Aunque no lo dijera, y quería hacerse fuerte, sufría mucho. Había actuado muy raro desde lo que pasó. Incluso Charlotte le comentó a Keily que se comportaba como si fuera otra persona. A ella le daba un poco de lástima, Alan era la única familia que tenía y seguro se sentía culpable por lo que sucedió.
—Sé que me odias y no te culpo —rompió el silencio—. Créeme, yo también me odio en estos momentos.
—Ni eso te mereces —respondió entre dientes.
—Por lo menos agradece que por mí no te abusaron salvajemente —espetó con rabia. Ella lo miró de mala manera.
—¡Tú nos metiste en esa situación! Además, ya te salvé de la cárcel. Estamos a mano.
—No lo creo.
Zoe entró, y paró en seco cuando se percató de Gian. Ella le guardaba cierto temor por todas las cosas que decían de él.
—Hola —saludó tímida y él asintió con la cabeza.
Ella avanzó hacia Keily y la alejó de él.
—Kei, tienes que venir conmigo —susurró.
—Ya te dije que me quedaré aquí.
—A Marian se le adelantó el parto.
—¿Qué?
—Conoceremos a nuestro sobrino —Zoe chilló emocionada.
—Ve, yo me quedo con Alan. Cualquier novedad te aviso —se ofreció Gian.
A pesar de la sorpresa, Keily le dio las gracias y salió de ahí con Zoe a toda velocidad.
Cuando llegaron a la clínica, se encontraron con Josh en la sala de espera.
—Ya nació, papá está con ella —avisó emocionado.
Una enfermera las dirigió a la habitación donde ingresaron a Marian. Ella estaba dormida. Parecía cansada y muy pálida. Jack se encontraba de pie, cargando un bultito azul entre sus brazos. Su sonrisa era genuina. Keily nunca lo había visto tan feliz. Ella se acercó y vio al bebé más bello del mundo que tenía sus ojitos cerrados. La piel era clara y una mota de pelo negro le cubría la cabeza. Sus manitas, pequeñas y regordetas, estaban cerradas en puñitos.
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Bucle © [Completa] (Bilogía Inercia: Libro 2)
RomanceDespués de un tiempo fuera del pueblo, Keily y Alan regresan para iniciar sus vidas juntos y sin inconvenientes del pasado. Ahí encuentran nuevos retos, rivales y renacen los problemas que parecían haber sido superados. ¿Podrán vencer los obstáculos...