Keily removía la pasta de su plato mientras trataba de entender la animada conversación que tenían Marian y Zoe. Una sonrisa adornó sus labios a causa del pequeño Willian. Él rechazó el cubierto que su amiga le acercó y metió sus manitas en el alimento, luego se lo llevó a la boca e hizo un desastre. El bebé quería hacer todo solo y era terriblemente adorable.
Jack entró en la cocina y dejó un beso sobre la cabeza de Keily. Cargó al bebé sin importarle que lo ensuciara.
—Me alegra que hayas salido de tu cuarto —dijo agitando a William que reía. Keily asintió y dirigió la vista al plato. Charlotte se sentó a su lado y le sonrió con lástima. Se pasó una mano por el abultado vientre.
—¿Me puedes acompañar a ver a Gian? —Keily la miró como si estuviera loca. ¿No se daba cuenta de que no quería nada con los italianos?—. Por favor, Kei —rogó antes de que respondiera lo obvio—. Has estado muy mal y sería bueno que lo escucharas. —Tomó su mano y la apretó levemente—. Sé que te sientes culpable, y puede que lo odies por lo que pasó, pero dale una oportunidad.
—¿Para qué? —Se soltó de su agarre con brusquedad—. ¿Para que mienta sobre lo arrepentido que está? No me interesa lo que tenga que decir.
Se levantó dispuesta a irse, pero Charlotte la tomó del brazo.
—Por favor, hazlo por mí. Solo estamos preocupados por tu comportamiento y queremos ayudarte. —La miró suplicante.
—Hazle caso, ve con ella. —Jack trató de persuadir, acariciándole los hombros—. Eso no te hará ningún mal.
Keily entornó los ojos ante su insistencia. Le parecía irreal que hubiera olvidado todo el daño que Gian le causó a Charlotte. Sin embargo, asintió. Jack sonrió y la abrazó.
—Espera a que me duche —dijo antes de salir de la cocina.
La calma se prolongó entre ellas cuando subieron en el vehículo. Charlotte conducía, concentrada en la carretera. Keily recargó la cabeza en la ventana. Sopesaba que había cometido un error, no debió aceptar. No obstante, una parte de ella quería escuchar lo que Gian tenía que decir. Imaginó que se echaría la culpa, que estaba arrepentido y las excusas que inventaban las personas como él que se cansaban de hacer daño y después querían pedir perdón como si nada.
—Has cambiado mucho, Keily —Charlotte rompió el silencio—. Me refiero a que cuando te conocí parecías tan pequeña e ingenua y mírate ahora, una mujer fuerte con voluntad propia.
Keily arrugó la cara en desagrado. Cuánto daría por volver el tiempo atrás. La felicidad que había sentido era muy mínima comparado con los golpes recibidos.
—Cada herida va moldeando nuestro carácter, el dolor nos hace más fuertes.
—Eso es cierto. Yo era una inmadura. —Sonrió al ver que asintió rápidamente—. Pero ahora me siento mayor, no sé si me entiendes. —Claro que la entendía. Ellas habían cambiado en muchos aspectos, para bien o para mal.
Llegaron al recinto y Keily caminó despacio detrás de Charlotte. Ella saludó y cooperó con las medidas de seguridad como si fuera lo más normal, como si estuviera acostumbrada. A Keily le pareció insano. Era un indicio de que iba muy a menudo y de que no se había separado de él aunque estuviera tras las rejas. Su humor empeoró, ¿no se daba cuenta de que no se lo merecía? Debía alejarse y no exponerse a lo que implicaba estar con él. Una parte de ella la entendía, por amor se cometían estupideces.
Un policía las guío a un cuarto amplio de paredes blancas. A Keily le sorprendió. Pensó que Gian estaría en una celda sucia y maloliente, pero no. Parecía una habitación cualquiera, con una pequeña cama, varias sillas y hasta una televisión.
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Bucle © [Completa] (Bilogía Inercia: Libro 2)
RomanceDespués de un tiempo fuera del pueblo, Keily y Alan regresan para iniciar sus vidas juntos y sin inconvenientes del pasado. Ahí encuentran nuevos retos, rivales y renacen los problemas que parecían haber sido superados. ¿Podrán vencer los obstáculos...