#2| 𝓼𝓮𝓻𝓮𝓷𝓭𝓲𝓹𝓲𝓽𝔂 ➷ 𝐲𝐨𝐨𝐧𝐦𝐢𝐧

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- No, pero ahora lo sé. – dijo una voz a sus espaldas. Yoongi irguió su espalda y miró detrás de él, abriendo sus ojos al tope.

Min Dongyul se encontraba allí parado, observando a su hijo con lágrimas en los ojos.

- ¿Qué hace él aquí? –murmuró Yoongi aun con lágrimas en los ojos y arrodillado, observando lo que era el alma de su padre.

- Aquí es donde vienen todas las almas que todavía tienen asuntos pendientes, se encuentran, cariño. – le dijo Hye a su hijo, atenta a como su hijo miraba a su padre con una sonrisa. Vio como Yoongi mostraba una expresión de confusión, pero no se molestó en explicarle.

Él lo entendería por sí mismo más adelante.

La omega sabía que esto algún día tendría que pasar, aun así, sea en ese punto en donde se encontraba la vida y la muerte; un punto medio. Hye lamentaba que, en vida, el padre de su hijo y su único cachorro no pudiesen arreglar sus diferencias. La omega sabía que Dongyul hizo de la vida de Yoongi un desastre y le daban ganas de darle algunos, por no decir muchos, jalones de oreja. A pesar de todo eso, la mamá de Yoongi anhelaba con todo su corazón que esos dos se arreglaran y que Yoongi dejara de culparse para así volver con Jimin y ser feliz de una vez por todas.

Porque ella sabía que aún no era el tiempo de Yoongi.

- Hola, Yoongi. – habló Dongyul, sacando del trance en el cual se encontraba el alfa menor de los dos.

- D-dongyul. – dijo Yoongi, mientras se secaba las lágrimas con las mangas de su camisa blanca y se ponía de pie. Dongyul dejó que una sonrisa triste adornara sus labios.

- No sabía que extrañara tanto oírte decirme "papá", hasta ahora. – le sonrio el más viejo.

Yoongi sintió como la sangre hervía dentro de su cuerpo y como sus venas querían explotar debido a la fuerza que se encontraba haciendo apretando sus puños.

Nunca mereciste que te llamara así.

- Lo sé, Yoongi. – al parecer el alfa de pelo negro no dijo eso en su mente como pensó que lo hizo. – Sé que te hice mucho daño, hijo. Morir me hizo dar cuenta de eso. – Dongyul soltó una risa irónica, como si se estuviese riendo de un mal chiste.

- N-no lo sabes. – murmuró Yoongi.

- Cariño... - empezó a decir Hye, pero su hijo no la dejó continuar.

- ¡No lo sabes, Min Dongyul! – gritó Yoongi, exaltando a los otros dos adultos. - ¡No lo sabes! No tienes ni idea de las veces que me sentí miserable y las veces que me encerraba a llorar por que sentía que no me querías. – dijo Yoongi con la voz quebrada, a punto de soltar un nuevo sollozo. - ¿Sabes cuantas noches no podía dormir por pensar en cómo idear un plan para que mi papá me quisiese? ¿En cómo hacer para que Sunhee se fuera de la casa junto con el bastardo de Hoseok y en cómo me metí en todos esos equipos de deporte para hacerte sentir orgulloso? No sabes nada, Dongyul. ¡No sabes nada! – Yoongi exclamó de nuevo para soltar unas nuevas lágrimas. – H-hasta llegue a dudar de tu amor por mamá. – sollozo. – No podía entender como un ser tan amable y dulce pudo estar casado con una escoria como tú.

- ¡Yoongi!

- Déjalo, Hye. – intervino Dongyul. – Merezco todo el odio que siente Yoongi hacia mí.

- No te hagas la víctima, Dongyul. – espetó Yoongi con rabia. – Por tu maldita culpa soy así. Por tu culpa solo tengo rencor por dentro y no me queda nada de amor. Por tu jodida culpa soy así y no puedo darle a mi omega todo el amor que se merece. – el alfa soltó otro sollozo al acordarse de Jimin. Su Jimin. – No hay nada de bueno en mí, porque tú lo mataste con tus desprecios.