CAPITULO XV.- ALGO COMO ESO

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Oscuridad total envolvía el hogar de la duquesa, no permitió que Sasha encendiera las luces del salón. Estaba sentada con la copa casi llena y la botella de vino al lado, solo había probado un poco, no estaba de ánimos ni para beber.

Se había puesto la ropa de dormir y una bata encima. Tenía sueño, pero no podía dormir., contradictorio pero real.

_ Doña Maite_ Susurró Sasha_ Por favor, necesita dormir un poco. Ya le preparé la cama.

_ Déjame sola_ Respondió Maite, inexpresiva, con los ojos sumidos_ Ve con Lady Mariana. Tal vez se despierte de nuevo. No quiero que me vea así.

_ Sí, Doña Maite. Permita que encienda las luces y me voy.

_ Déjalo así...

_ Solo encenderé esta.

_Obedece, déjame sola.

_ Le traeré otro té_ dijo Sasha_ Y después iré a ver a Lady Mariana.

_ Traes ese té, y después te vas.

A pesar de la penumbra, se adivinaba su molestia por el tono de voz, Sasha supo entonces que estaba a un paso de perder la paciencia, así que se retiró de inmediato.

Apenas Sasha salió del salón, Maite escucho el familiar repiqueteo de caballos y ruedas acercándose. Corrió a la ventana y lo primero que vio fue al capitán Almada, detrás el carruaje, y poco más atrás el grupo de uniformados custodiando el carruaje.

No quería hacerse ilusiones, pero no pudo evitar sonreír como una adolescente ante la posibilidad de ver a Camino... para después sentir su corazón oprimido por la angustia de lo contrario.

...

Cuando llegaron al hogar de la duquesa, Maite ya estaba en la puerta, ansiosa por ver quien bajaba del carruaje... o tal vez estuviera vacío.

Primero bajó Felicia con su expresión amarga de siempre, Maite frunció el ceño con disgusto. No quería escuchar a esa mujer diciéndole cosas que no estaba dispuesta a aceptar. Estaba a punto de echarla a empujones de sus dominios cuando la mujer que deseaba ver más que nada en el mundo bajó del carruaje con la gracia de siempre.

_ Maite_ susurró Camino y dejó fluir el torrente de lágrimas de felicidad que retuvo durante todo el camino.

_ Oh, mi pequeña_ Susurró Maite mientras la estrechaba en sus brazos_ Perdóname, Perdóname por permitir que él te llevara consigo. Jamás debí permitirlo, debí ir tras de ti.

Maite no sabía que había ocurrido para que Felicia estuviera allí con su mujer, pero después pensaría en eso, lo que más le importaba estaba ahora mismo entre sus brazos.

_ Mi señora... perdón, Doña Maite_ balbuceó Sasha cuando vio a Camino y su madre allí_ la estuve esperando en el salón. Su té ya está servido_ Agregó mientras miraba la pinta de la madre de Camino, era la bata de dormir, aparte estaba húmeda por la lluvia.

Felicia al fin cayó en cuenta de las fachas que mostró ante todos los vecinos de su hija y no pudo menos que sentir vergüenza., pero supo disimular muy bien, mirando a los ojos a la empleada de Maite con su acostumbrada altanería, hasta que esta se cohibió tanto que se puso roja de la pena y miró hacia otro lado.

Afuera ya estaba muy oscuro, a esas horas toda la servidumbre de Valle Verde dormía, solo quedaban los guardias del turno nocturno, el sonido de los grillos y las luces parpadeantes de las luciérnagas.

_ Sasha, encárgate de Doña Felicia_ ordenó Maite mientras las hacía pasar_ Prepárale un baño de agua caliente y le das ropa seca. Después la llevas al salón.

EL DÍA QUE MAITE VOLVIÓ A ACACIAS  fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora