CAPITULO XXI.- SOLO CONTIGO (FINAL)

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Camino no lograba conciliar el sueño, llevaba ya varias horas en esa habitación. Se asomó por un resquicio de la cortina, el sol ya abandonaba la inmensidad de Valle Verde, eran más de las seis de la tarde según sus cálculos.

Había decidido hablar con Maite y pedirle perdón por portarse como una adolescente inmadura, pero aún no sabía qué decirle.

Lo que hacía horas anhelaba, sucedió. La puerta se abrió con un imperceptible rechinido.

_ Que me maten si vamos a empezar así nuestra nueva vida como pareja_ masculló Maite mientras encendía la luz y se recargaba en el marco de la puerta.

Su corazón comenzó a bombear más sangre de lo normal, y era porque cuando pensaba que Maite respetaría su espacio, cosa que en esos momentos ya no le importaba en lo absoluto., la miró allí en la puerta y su pecho se infló de orgullo. Ahora le pertenecía. Era la consorte de Maite Zaldúa, la había amarrado legalmente, jamás imaginó que ese sueño se le iba a cumplir. Ya había abandonado toda esperanza.

...Y Maite era suya, para mimarla, para amarla por toda la vida. Lanzó una plegaria al cielo para pedir bendiciones en nombre de Ildefonso que había decidido firmar ese permiso. Y de Julia que jamás quitó el dedo del renglón.

Sobre todo, dio gracias a Dios por llevar a Maite a Acacias 38 y ponerla en su vista.

_ Ahora no, Maite. Por favor. Dame tiempo_ Se encontró respondiendo muy a su pesar, mientras se sentaba de un solo movimiento en la cama.

_ Me parece recordar que estábamos más que hartas del tiempo. Has el favor de mover tu precioso culo de esa cama y ven conmigo a nuestra recámara, Camino, por Dios.

_ Hoy dormiré aquí_ Respondió Camino, sin saber cómo actuar. Estaba cohibida con la presencia de Maite, tenía esa sensación de no saber cómo comportarse en su nueva vida de pareja ¿Y si se aburría de ella?

Maite se puso en jarras y la miró con intensidad, estaba realmente afectada por la actitud de su mujer.

_ Está bien, Camino. Si así lo deseas te dejaré dormir aquí, pero solo si me das un beso de buenas noches en toda regla.

_No quiero besos, quiero dormir. Mañana hablamos...

Maite entró a la recámara, cerró la puerta y puso el pestillo.

_ ¿Quieres dormir aquí? Perfecto entonces, a mí no me importa en lo absoluto.

_ ¿Qué haces?_ Preguntó Camino cuando Maite comenzó a quitarse el traje de pernera, comenzando por el lazo del cuello.

_ Ahora eres mi mujer_ masculló Felicia_ Y hay un documento que lo prueba. No vas a dormir sin mí.

_ Pero... Maite.

_ ¿No vamos a dormir aquí? ... Entonces me quitaré esto para dormir cómoda_ respondió con obviedad_ Tu mamá se va a poner muy contenta, me ha hecho prometer que ya no lo usaría.

_ ¡No! ¡No te la quites!_ suplicó Camino con desespero.

_ ¿Por qué no?

_ Porque no quiero... que duermas aquí_ respondió mientras se daba una cachetada mental ¡maldito orgullo! Que a veces no hacía más que estorbar.

_ Al buen entendedor..._ musitó Maite con voz crispada mientras se volvía a hacer el nudo del lazo, acto seguido se dirigió a la puerta.

_ ¡No! Espera... no te vayas_ la detuvo con un susurro.

Maite la miró, con esa mirada que encendía todos sus puntos eróticos. Había un halo de tristeza en sus ojos, y Camino se sintió culpable de ser la causante.

EL DÍA QUE MAITE VOLVIÓ A ACACIAS  fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora