CAPITULO XI.- UN ASUNTO OFICIAL

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Ildefonso Cortés. ¡Vaya tela!

Era el peor hombre que había conocido. Y eso que jamás guardó ilusiones románticas con él. Solo aceptó dar ese improvisado paseo para darle a su amiga un tiempo a solas con Lady Pasamar... eso y un asunto entre manos que no podía esperar.

Si le quitaran un poco de egocentrismo y le agregaran algo de autocrítica tal vez sería medianamente interesante. Durante la comida en la casa del marqués no dejó de tirarle fichas, de mirarla como si fuera la única mujer sobre la tierra. Sin tomar en consideración los sentimientos de su esposa, que dicho sea de paso, tampoco pareció importarle mucho, ya que toda la atención de ésta estaba depositada en la duquesa desde el mismo instante de su llegada.

Era demasiado contrastante la manera en que Ildefonso Cortés la trató desde que salieron de la casa de los Pontones, apenas si la miraba, era indiferente y hasta un poco cínico, un hombre muy distinto al que conoció en un principio. Ahora entendía el por qué cinco años después, la duquesa seguía conservando el interés de Camino Pasamar... Ildefonso era un reverendo imbécil. Que pesadilla debía ser pasar la vida junto a ese espécimen insufrible.

Camino Pasamar se merecía un altar por soportarlo cinco años., un altar o cambiar de vida, de preferencia con Maite, que ya lo merecía también.

Maite y Camino desprendían corazones y arcoíris cuando salieron de la recámara de invitados. El que no quiso verlo fue porque estaba ciego.

Ildefonso estaba ciego o era tan egocéntrico que pensaba que la tenía comiendo de su mano.

Pasearon por los alrededores de Acacias en completo silencio. Ildefonso le mostró algunos lugares de interés, sin poner el entusiasmo de alguien orgulloso de su tierra, o de alguien deseoso de quedar bien ante una mujer a la que le estuvo coqueteando descaradamente.

_ Creo que es hora de volver. Comienza a refrescar y se viene la lluvia_ murmuró Ildefonso mientras miraba el cielo. Amenazantes nubarrones se asomaban sobre sus cabezas.

_ Sí_ Respondió Julia con un suspiro exasperado, una gota le cayó en la sien, pero fingió que no pasaba nada. Tenía que decirle algo importante al rival de amores de su mejor amiga.

_ ¿Qué le ha parecido Acacias?_ Preguntó Ildefonso, no había nada de amabilidad en su expresión, ni una sonrisa. Parecía un adolescente obligado por la abuela a sacar a pasear a la prima incómoda.

_ Ha cumplido todas mis expectativas. Maite ya me había hablado de este lugar. Pero ella, cada sitio lo ve con ojos de artista. Así que no siempre tomo en cuenta su percepción de las cosas_ Respondió Julia, intentando disimular su aburrimiento., no se habían cumplido las tres horas que le ofreció a la duquesa y aún faltaba cumplir su objetivo principal. Así que a su pesar se vio obligada a prolongar la tortura.

_ ¿Hace mucho que conoce a la duquesa?_ Preguntó Ildefonso.

_ De toda la vida. Nos conocemos desde que éramos unas adolescentes. Es una mujer increíble

_ No lo dudo_ Murmuró Ildefonso con indiferencia.

_ No le agrada_ dijo Julia, pues no había duda de que eso era lo que provocaba el malestar del hombre.

_ La conozco relativamente poco como para formar una opinión de ella. Pero se ve que no se escatima en alabanzas a su persona.

_ Lo siento, es que es mi amiga y la quiero mucho. No suelo escatimar cuando hablo de las personas que quiero_ Respondió Julia.

_ No me refiero a usted. Solo de escucharla, he recordado ese y otros adjetivos favorables hacia la duquesa de los propios labios de mi esposa. Parece que la duquesa se hace querer mucho.

EL DÍA QUE MAITE VOLVIÓ A ACACIAS  fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora