CAPITULO XVIII.- CAZAFANTASMAS

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Cinco años de matrimonio tirados a la basura.

Cuando por fin se había acostumbrado a ella, regresó Maite Zaldúa. Gran dilema; renunciar a la oportunidad de resarcir en poca medida el daño que sin querer había hecho, o salvar su arruinado matrimonio.

Parecía que no tenía mucho de donde elegir., porque si él rechazaba ese acuerdo, lo único que ganaría sería una mujer amargada por el rencor. Ya de por si le costaba robarle una sonrisa.

La otra opción le permitiría portarse como el hombre que era y servir a su país, ésta vez en serio.

.... Y decir la verdad, limpiar el nombre de su amigo muerto, cosa que por cobardía no pudo hacer en vida.

Julia se había marchado después de un vano intento de convencerlo, bueno, al final lo había logrado., solo que ella se fue pensando que había fracasado en su encomienda.

_ He roto los documentos_ Dijo para deshacerse de ella_ ya no hay nada qué hacer.

_ Tengo más copias de la misma. Y todas con sello de la casa real.

_ ¿Quién es usted?_ Preguntó Ildefonso, intrigado_ Que puede conseguir sellos al por mayor.

_ De cara al público, soy la institutriz de la casa real. Tras la cortina, soy una abogada con cargo de consejera_ Respondió Julia con un dejo de amargura_ No pueden colgarme medallas, ni poner mi nombre en la lista de servidores públicos. Son las desventajas de ser mujer. Así que considérese afortunado, porque de otra manera esto jamás podría ser.

De hecho fue esto, aunado a lo último que dijo lo que lo convenció en manera definitiva, solo que quedó tan perturbado por la noticia que cuando pudo reaccionar, Julia se había ido

_ Él está vivo_ Murmuró Julia antes de marcharse_ Convertido en un desterrado del ejército, un mendigo, gracias a ti. Falta una hoja en el convenio, la hoja donde se le retira la falta, y el ejército le pide perdón., si tú aceptas le cambiarás la vida.

No podía decir que no. Quería que todos sus fantasmas desaparecieran para siempre, y aceptar ese acuerdo sería la única manera de subsanar su tristeza, de quitarse de una vez ese sentimiento de culpa que lo corroía por dentro.

Cuarenta minutos después estaba frente a la casa de la duquesa, estaba seguro que a Julia Rodríguez no le había dado ni tiempo de decirle a la duquesa que él no había firmado.

....

Mientras tanto

Julia sonreía ante el desastre que la pequeña Mariana tenía sobre la mesa, estaba hecha un lío con el desayuno.

_ Julia ¿Estás segura?_ preguntó Maite por quinta vez.

_ Firmará, estoy segura. A lo largo de mi carrera como negociadora de la casa real he visto la misma expresión en contendientes mucho más experimentados que yo. Ildefonso Cortés quedó seducido con la idea de limpiar el buen nombre de su amigo.

_ ¿Y si no firma?

_ Firmará, Maite.

_ Es que esto ya pasó del límite que nos impuse... Pensé que a estas alturas...

_ Maite, confía en mí. Sé que firmará porque me lo dicta mi experiencia.

_ Está bien, te creo. Te creo_ respondió Maite, pero aún estaba insegura, no por Julia que era buena en lo que hacía., era por Ildefonso.

_ ¿Dónde está Camino? Me extraña que no estén como ositos en invierno. En cambio te veo aquí, revisando esos viejos libros de cuentas.

_ Yo tengo varios ositos en mi habitación_ Dijo Marianita, que desconocía el contexto de la conversación.

EL DÍA QUE MAITE VOLVIÓ A ACACIAS  fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora