VII. Nerea

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Monet frunció el ceño y se inclinó hacia adelante para inspeccionar a mi hermanastra de cerca.

—El agua que la cubre— comprendió, sorprendida al comprobar que Ilya no se había desintegrado al salir a la superficie— ¿Lo estás haciendo tú?

Asentí.

—Creo que tu hermanastra confía demasiado en tus capacidades— murmuró Monet, aún inquieta.

—¿Como Rizz y Vadhir confían en las tuyas?

Monet no pudo ocultar su sonrisa, comprendiendo.

—Tú ganas— aceptó finalmente — ¿Tienes alguna noticia para mí?

Observé a Ilya y luego a mi alrededor. Al menos diez botes cargados de provisiones y miembros de la tripulación se encontraban flotando a nuestro alrededor. Todos nos observaban con una mezcla de horror, miedo y fascinación y no tardé en divisar a Killari a dos botes de distancia observándome fijamente.

Reprimiendo un escalofrío, volví a encontrar los ojos lilas de Monet.

—El paisaje del fondo del mar no es muy alentador— comenté intentando encontrar las palabras adecuadas— hay varios restos de embarcaciones, puede que varios tesoros hundidos...

—¿Tesoros?— me interrumpió Vadhir— Podrás lucir aterradora Nerea pero quizás tu secreto podría ser una ventaja para nosotros.

—¿Aterradora?— repitió Ilya, de pronto, y los Mandos la observaron con curiosidad— Nerea es considerada una perla entre mi gente, la más  encantadora de las hijas del Rey y la más bella bajo el Mar Pacem.

—No solo bajo el mar...— creí oír murmurar a Monet.

—Bien, bien, olviden lo que dije—la interrumpió Vadhir, repentinamente incómodo— ¿Podemos llegar a la costa o no?

—El mar está calmo hoy— informé inspeccionándolo como mi padre me había enseñado de pequeña— y, en el peor de los casos, puedo intentar guiarnos hacia la costa con mis poderes.

Los Mandos se observaron por un instante en una deliberación silenciosa y, finalmente, accedieron.

—¿Y qué hay de la hermana?— preguntó Aysel y sus mejillas se pusieron rojas como un tomate. Ante mi confusión, la chica se llevó una mano a la nuca y la restregó antes de agregar:— La tripulación ha aceptado a Nerea solamente porque salvó a Monet pero no creo que confíen en unir a otra sirena a la tripulación.

—Eso lo decidiré yo— comentó Monet con un brillo rebelde en su mirada y se dirigió a mi hermanastra— ¿Puede serme de utilidad, señorita Ilya?

Mi hermana apretó sus labios azulados.

—He visto unas cavernas bajo el agua junto a la costa— confesó finalmente.— Creo que llevan a algún sitio, puedo investigarlas e informarles lo que descubra.

—¿De qué nos serviría saber a dónde llevan unas cavernas?— preguntó Vadhir— Ni siquiera podemos recorrerlas.

—Si nuestra gente solía vivir aquí— contesté en lugar de mi hermana— quizás llevan a algún sitio importante. Un sitio clave para encontrar lo que la Capitana y yo estamos buscando.

—Podemos dejar un grupo en la playa que aguarde hasta que la señorita Ilya vuelva con la información que necesitamos mientras el resto investigamos los alrededores— propuso Rizz.

—Mi hermana no puede salir a la superficie sin mi ayuda— le recordé.

—Podemos poder una hora límite— resolvió Aysel— hoy descansaremos y mañana partiremos temprano para volver al anochecer. Ilya debería estar de vuelta para ese momento y compartiremos nuestros descubrimientos.

Los Olvidados | Los 12 Colosos 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora