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Saliendo de casa, con un ánimo bastante por los suelos, al pisar algo de plástico frente a su puerta cayó como tonto de cara al piso.

–¡¿P-pero qué es...?! -Enmudeció de inmediato al ver el objeto que provocó su caída, tomándola en su mano.- ¿P-panta de uva...?

Shuichi miró con cierto temor y curiosidad esa bebida exageradamente dulce, mirando a su alrededor. No podía ser coincidencia, esto solo podía significar que él le dejó este extraño "presente".

Sin pensárselo demasiado, echó a correr hacia la estación de policía, esto podría ser importante si lo trataba correctamente.

Sin pensárselo demasiado, echó a correr hacia la estación de policía, esto podría ser importante si lo trataba correctamente

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(...)

Escribió en un pizarrón blanco, a base de marcador, los pocos datos que tenía en su libreta personal. Desde ese primer encuentro con el Líder Supremo, lo primero que hizo fue escribir sobre cada detalle que pudiese haber notado, mismo que ahora traspasó al pizarrón para organizar mejor sus ideas. Tenía claras unas pocas cosas.

Era como un niño, sin lugar a dudas, esto era un juego para él. Esto se asume fácilmente por los tipos de crímenes que comete, su marca extraña de Pantas y su forma risueña de hablar. Parecía tener una ligera tendencia a mentir, ya que en una corta conversación con él le llegó a comentar por lo menos tres. Y otra cosa...

–Su pelo... estoy seguro de que es morado, y sus puntas eran ligeramente más claras. -Narraba para sí mismo a la par que escribía con una letra bastante delicada.-

Pese a usar una capa inmensa, un gorro bastante gran y una mascara bastante peculiar, lo pudo ver. Se veía un tanto largo, quizás no demasiado, pero eso era su propia suposición.

Bueno, algo era algo, lo que le hacía pensar que no estaría mal tener otro encuentro con ese Dictador. Le comentó a Shuichi que lo veía como un adversario que le daba curiosidad, en pocas palabras, lo que quizás era un aviso del tipo "Nos veremos nuevamente".

De ser así, un buen método es pasar su tiempo libre en lugares sin muchas personas rondando, cómo la noche de aquella vez...

Espera...

–¡Eso es! -Gritó de repente, haciendo que los oficiales mayores cerca de él se sobresaltaran mientras lo miraban extraño.- Ah... l-lo siento. -Se ruborizó por la pena, cubriendo gran parte de su cara con su pelo. Extraña mucho su gorra en estos momentos, debe asegurarse de recuperarla en su próxima cita.-

Retomando su idea antes de la interrupción, misma que no está agregando al pizarrón, es tan simple que puede hasta no funcionar.

Si sus conclusiones no son un error total, el Líder Supremo probablemente quiere encontrárselo otra vez para jugar un poco más, pero estaba claro que por más loco que esté no se le aparecía en medio de un parque en frente de fácilmente treinta a cuarenta personas. Puede que sea riesgoso, pero podría esperarlo en aquella misma zona de la última vez, casi a la misma hora.

Tal vez no pase nada a la primera, pero en unos intentos podría dar resultado, y siempre sería mejor que solo adivinar en esta estación de policía.

–Lo malo es que no podría pasar tanto tiempo con Kokichi... -Pese a haber sido una única cita, terminó a esas horas de la noche, por lo que para poner a rodar su idea deberá acortar su tiempo un poco.- Bien, decidido.

Shuichi recogió sus cosas, borró el pizarrón que solo usaba de guía, y comenzó a escribir en su cuaderno personal algunas precauciones. Lo que el pobre no sabía es que estaba siendo observado por los demás como si de un conejo entre perros se tratase, pues estaba monologando interna y externamente con la pared un bueeeen rato.

Bueno, tampoco era para tanto, parece ser una costumbre de los detectives ser tan extraños. La última era una pelimorada que al almorzar fideos instantáneos, por algún motivo, nunca tiraba el envase y parecía guardarlo como si de recuerdo bonito se tratara.

Volviendo con Saihara, andaba tan metido en su estrategia que solo escuchó como un chico de voz dulce y tranquila parecía quejarse de que la máquina expendedora de la estación no le entregaba su pedido. Tarde era cuando decidió levantar la vista, pues impactó de lleno con dicha máquina.

–¡Auch! ¿O-otra vez? -Por lo menos no cayó al piso, pero su libreta sí, además de sentir su nariz doler y arder.-

–Oh, ¿Estás—?

El chico no pudo terminar de hablar, pues como consecuencia del golpe de Shuichi, la máquina no solo dejó caer siete bolsas de las que pidió ese sujeto, sino que además el dólar que ingresó se regresó como si nada. Fijándose en esa persona, con claro asombro, vio que era más alto que él.

Su pelo era desordenado y blanco, además de ser sus ojos como brillantes esmeraldas. No parecía muy sorprendido por la situación, como si fuese natural.

–Lo siento, no puedo evitar estas cosas, toma una. -Tomando las bolsas, le tendió una que aceptó. Era muy lindo, y su voz llenaba su cabeza, por lo que él calor le empezó a subir a las mejillas.-

–No se disculpe, fue solo un accidente. -El contrario pareció querer negar esa última palabra, pero fue interrumpido nuevamente por un chico de su misma edad pero ni de lejos igual de atractivo.-

–Perdona por tardar, Nagito, ¿Conseguiste tus... patatas...?

Miró repetidas veces al, aparentemente, llamado Nagito, a las bolsas y a la ligeramente inflamada nariz de Shuichi.

–Vaya, no puedo dejarte solo ni unos minutos, comprando helado hace una hora casi matas a alguien con un auto, pero no creí que fuese para tanto.

–No me culpes tanto, no como que lo pueda evitar, Hajime.

El detective no entendía nada, o no mucho, pero puede deducir una pequeña parte de esto.

–Ah, disculpen por molestarlos, debo marcharme ya. -Recordando su trabajo, tomó su cuaderno tirado, marchándose a paso rápido sujetando su probablemente herida nariz. Solo escuchó risas suaves de ese hombre suertudo y su, probable, pareja regañándolo.

No es que tenga prisa en verdad, solo estaba sintiéndose muy incómodo por algún motivo, y además de notar algo peculiar.

–¿Por qué hay tantos hombres lindos últimamente...?

Con eso en mente regresó a casa, comprando de camino café con leche para llevar. Por algún motivo, se le antojo muchísimo pedirlo con crema esponjosa y blanca, como una nube.

 Por algún motivo, se le antojo muchísimo pedirlo con crema esponjosa y blanca, como una nube

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El caso del &quot;Líder Supremo&quot; {Saiouma}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora