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Todo era frustrante, no paraba de dar vueltas de aquí para allá en su base, hablando solo mientras cambiaba constantemente de expresiones. Al menos, eso hacía hasta que un par de tetas le bloquearon el paso.

Ah, es decir, Iruma.

–¿Qué mierda sucedió hoy? Desde que llegaste no has parado de actuar como un loco al que acaban de violar.

Kokichi entendió a qué se refería, no es como si no fuese consciente de que hablaba solo, y más aún de que llegó a su base con solo una camisa apenas cubriendo lo necesario. Todo esto sin mencionar que su respiración alterada al llegar indicaban una persecución.

Pero claro, realmente no tiene vergüenza, por lo que poco le importa haber estado por la calle semidesnudo.

–Tus payasos esclavos solo esperan tu orden para darle una paliza a esa perra con la estabas jugando.

–Shuichi es hombre, pedazo de... –Siendo incapaz de siquiera enojarse con esta cosa, solo suspiró exhausto, para luego tomar asiento en su trono.– Solo diles que se queden quietos, se ve más agresivo de lo que realmente fue todo.

Miu no dijo nada, pero se sorprendió bastante con el cambio repentino de esta uva risueña. Hablaba con calma, sin bromas, mentiras, o su sonrisa que lo caracterizaba. Eso le dio mala espina, pero preguntarle cualquier cosa a su jefe es una pérdida de su lujoso tiempo.

–No sé qué pasó con ese tipo con cara de no tener pene, pero debió ser una mierda bien grande como para que ni siquiera actúes como idiota.

Ouma la vio marchar después de esto, y lo usual sería lanzarle su zapato por insultarlo, pero la verdad no tenía ganas de eso. Ni siquiera ocupaba zapatos ahora mismo.

La verdad, su cabeza logró enfriarse un poco, llegando a una sola conclusión posible.

Shuichi es un estúpido.

No uno cualquiera, uno que se merecía una patada, cosa que sí hizo, ¡Pero no las suficientes!

¿Cómo se atrevió a llamarlo asesino? Ni siquiera se molestaba en herir a nadie en sus "aventuras", lo máximo que llegó a hacer fue atar a un tipo o dos para que no le estorben, para luego pintarles la cara.

–Sé que todo eso era de mi alter ego, pero no cambio mi forma de comportarme siendo él o yo mismo, por lo que es completamente razonable que me altere. ¡¿Verdad?!

Con esa última exclamación, suspiró, ya volvió a hablar solo.

Tendría que hablar con Shuichi, pero no quiere verle la cara, sabe que le va a decir cosas hirientes por su naturaleza de poca empatía. Además, ¿Qué rayos le diría al verlo de nuevo?

"Hey, el líder supremo no quiere matar a nadie, como soy yo puedo decir que es cierto."

"Oye, Shuichi, me molesté mucho contigo porque llamaste a ese criminal que no tiene nada que ver conmigo un asesino."

"¿Sabes? Soy muy fan de ese criminal que persigues para apresar, por lo que obviamente no te cae bien, así que me enfade porque lo llamaste asesino."

Uff, sí, todo eso definitivamente acabaría muy bien. Es equivalente a decirle a alguien que no puedes reunirte con él porque tienes que alimentar a tu gato, cuando esa persona sabe que no tienes uno. Es. Muy. Evidente.

...

En ese momento, Kokichi vio la solución más obvia de todas.

Y es que, ¿Quién dijo que no podía ser evidente?

Y es que, ¿Quién dijo que no podía ser evidente?

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(...)

¿Cómo todo acabo TAN mal?

Eso es lo que más está presente en la mente de Shuichi todo este tiempo, pues no encuentra algún motivo para el enojo tan repentino de Ouma. Se tomó el tiempo de releer las notas que parece que provocaron a Kokichi, pero no vio nada que pudiese incluirlo a él, o algo que se haga ver a sí mismo como alguien despreciable.

No recuerda todas las cosas que le gritó, fue todo muy repentino como para eso, pero tras no encontrar nada se echó en el sofá.

–Ni siquiera pasó un día y ya rompí mi promesa con Kaede, soy muy miserable...

No estaba planeando rendirse para nada, pero le hubiese gustado habérselo dicho lo más pronto posible, y sin esta discusión de por medio. Nada le encantaría más que poder hablar esto con él y descubrir el problema, ¿Pero cómo?

No tiene ni idea de donde vive Kokichi, o donde suele estar, dado que lo conoció en la estación de policía y solo se han vuelto a encontrar en citas. Es decir, hubiese sido muy descortés preguntarle a alguien dónde vive apenas conocerlo.

Lo único que le queda es su número, pero no podía ser tan fácil. Lo ha intentado llamar un par de veces, pero siempre rechaza su llamada, y ni hablar de que no lee sus mensajes pese a que claramente los recibe.

–Por lo menos no me bloqueado, eso es algo, ¿No?

Suspiró con mucho agobio, mirando fijamente la pantalla de su teléfono como si de repente recibiera una señal de vida de parte de Kokichi.

Es más, consideraba seriamente trabajar desde casa los próximos días por si aparecía por aquí, y si iba a la estación pediría que le avisasen como un favor e ir corriendo hasta allá.

No es mucho, pero es mejor que nada, ¿No?

Saihara se levantó finalmente del sofá para dirigirse a su cocina, y al abrir el refrigerador su ojos se fijaron en las múltiples gaseosas de uva que ni loco pensaba en tomar. Sin embargo, tomó una para contemplarla con el ceño fruncido.

–¿Cómo es posible que me causes tantos problemas sin siquiera aparecer?

Bueno, en el amor y la guerra todo se vale, que pena que Shuichi es el único que aún no lo sabe.

Bueno, en el amor y la guerra todo se vale, que pena que Shuichi es el único que aún no lo sabe

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El caso del &quot;Líder Supremo&quot; {Saiouma}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora