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Pasó la mayor parte de su tiempo solo muy tranquilo desde la partida de Saihara, sin hacer mucho más que ver la tele o comer.

Sin embargo no mentirá, para variar, Kokichi se sentía bastante curioso por la cantidad de papeles que observó en el estudio de Shuichi, y más todavía sabiendo que tratan sobre "él".

Quería leerlos todos, ya que si no estaban en la dichosa estación es porque son especulaciones sin verificar, por lo que son los pensamientos de su querido Saihara.

¿Y qué implica eso? Que se muere por saber qué piensa de él, aunque sabe que no será algo precisamente bueno.

–¡Lo tengo!

Se dirigió trotando al lugar que ocupaba sus pensamientos, y quedándose en la puerta ya abierta sacó una moneda de... a saber, sigue usando una camisa de Saihara.

–Cruz, entro, cara, respeto su privacidad por una vez.

Dicho eso, la lanzó con una mano y la atrapó con la otra.

–Bueno, si soy descubierto, ya tengo a qué culpar.

Y sin ningún tipo de pudor, irrumpió en el cuarto del detective. Después de haber regresado la moneda a su misterioso lugar de guardado.

Primero echó un vistazo, era bastante lindo. Las paredes eran blancas, los muebles de diversos tipos eran negros. Consistía en varias estanterías que no contenían solo libros, siendo estas cosas las que aportaban cierta cantidad agradable de color, un escritorio algo grande con varias cosas encima, un sofá y varias sillas. La silla del escritorio era la única con ruedas.

–Luego dicen que el monocromático soy yo.

Sabiendo ya dónde se ubicaba lo que le interesaba, se sentó en aquella silla con rueditas girando un par de veces por mera diversión. Le pareció que Saihara exageró con lo de "papeles tirados por doquier", solo habían varios desperdigados únicamente en el escritorio, lo demás estaba intacto.

–Bueno, esto no puede considerarse una infracción a la privacidad, esto se trata de mí.

Soplándose la culpa de forma muy propia suya, inicio su lectura.

Al principio no había nada resultante. Solo las informaciones de siempre, las teorías de Shuichi y datos de detalles que solo alguien como él se fijaría. Esto último estaba relacionado a su ropa y forma de dirigirse a cada cierto tipo de persona, hasta hizo una gráfica de sus intereses que no estaba muy lejos de la real pese a tener fallos. Al ver esto, silbó cual pervertido a una mujer por la calle, pero menos lascivo.

–Que sexy, Shuichi, que ganas de decirte que no lo tienes todo mal.~

Dejando escapar su pensamiento perverso libremente, se detuvo, encontrándose con algo que no le gustó para nada.

«Motivos para homicidio»

–¡¿Qué?!

Se enderezó, dejando caer varios papeles para fijar su vista en ese. ¿Él? ¿Matar? ¡Eso es una estupidez! La única regla que impone a sus amiesclavos es no matar bajo ninguna circunstancia, y está MUY seguro de que nadie a ido en contra de su ideal.

"Desconozco el motivo por el cual el Líder Supremo de pronto se salió de su rol de un ladrón "bromista" y ascendió tan abruptamente a homicida. Cuando le comenté esto a la policía teorizaron que debido a sus aires de Dictador de seguro no tuvo ningún reparo en deshacerse de cualquiera. Mis planteamientos pueden ser que quizás..."

Kokichi dejó de leer, sus dientes se estaban apretando entre sí de la rabia comprimida. ¿Shuichi de verdad fue capaz de creer una tontería así? Para agravar su disgusto, más adelante dice que lo vincula al homicidio por su sello personal, que es deja una Panta de uva en la escena.

El caso del &quot;Líder Supremo&quot; {Saiouma}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora