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–¿Qué mierda estás haciendo? Pareces adolescente hormonal sin consolador que la entretenga.

Iruma observaba a su superior, que no paraba de cambiarse de ropas, siempre lanzándose a sí mismo piropos al espejo como si hablase por dos personas. Creyó que se volvió loco, pues ese Detective es de lo único que ha estado hablando.

–¿Por qué estás en mi cuarto, perra necesitada? No te necesito mirando mi culo. Fuera. -Tan amable como siempre, se metió a su armario para vestirse como por décima vez.-

–P-pero... estás actuando extraño, ¿Qué pasó con ese Tontotive como para que estés así? ¿Te lo estás tirando, acaso? -Se abraza a sí misma, haciendo presión en sus partes bajas con sus muslos, cumpliendo como siempre con sus tendencias masoquistas.-

–Claro que no, pero él es... más interesante de lo que imaginaba, nishishishi~ quiero jugar más tiempo con él. Mis fieles seguidores son los mejores, me dan grandes ideas, no como tú, saco inútil de estiércol.

–¿C-cómo? ¿Y por qué son mejores que y-yo?

–Ellos me dieron la idea de pasar tiempo con Shuichi encubierto y siendo yo, y no pudo ser mejor. Es divertido escuchar sobre cómo no puede atraparme ni teniéndome en frente, eso lo hace todavía más excitante. Nishishishi.~

–A mi t-también se me ocurrió, pero no estoy de mucho humor como para compartir mis brillantes ideas.

–Empiezas a darme dolor de cabeza, fuera. -Kokichi, ya vestido con sus ropas normales de dictador, usaba la gorra que le había "tomado prestada" a Saihara en lugar de la suya propia.-

Fue entonces cuando se vio en el espejo, y una bombilla que contenía veneno maligno en su cabeza se rompió, esparciéndose así creando una descarada idea. Miu no tardó mucho en salir corriendo del cuarto al ver esa sonrisa oscura en Kokichi.

Sin duda, nada bueno saldrá de esto.

Sin duda, nada bueno saldrá de esto

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(...)

Shuichi tenía un pequeño parche blanco en su nariz, producto del incidente con aquella máquina expendedora y el lindo chico junto a esta.

Por otra parte, las cosas no estaban muy mal. Su plan estaba hecho de inicio a fin, y pese a tratarme mayormente de suerte e intuición, tenía esperanzas en él.

Algo cansado, se sentó en su sofá, mirando su última conversación con Kaede, más concretamente la última frase.

"Iré para allá en dos días."

Suspiró profundamente, ya faltaba poco para poner en orden su vida, o al menos una parte de ella. Este sentimiento de incomodidad cuando está con Ouma es algo que no quiere más, le gustaría pasar tiempo con él sin preocuparse de algún tercero que pueda salir herido, más aún si esto será su culpa.

Intentará explicar la situación cómo pueda, siendo sincero, rogando porque lo comprenda.

Fue interrumpido cuando el timbre de su apartamento sonó.

–Que extraño, no estoy esperando a nadie.

Algo curioso, se acercó a la puerta para acto seguido simplemente abrirla.

–¿Sí...? -Pronto se calló al no ver a nadie, pero antes de cerrar agachó su mirada, encontrándose con...- ¿Otra Panta de uva?

Suspiró, ya acostumbrado a esto, la tomó para dar un portazo.

La guardo en una esquina de su refrigerador, ya tenía fácilmente unas seis o siete de estas cosas. Siempre se las deja fuera de su puerta, una vez en la ventana y en otra perturbadora ocasión en su cuarto. Desde que esto último pasó, nunca deja esa ventana abierta.

No podía hacer otra cosa que guardarlas, lo cual lo frustraba bastante. Intentó buscar algún tipo de huella o rastro en ellas, pero su contrincante no era un idiota para nada, aunque ya se lo esperaba. Por otro lado, ni loco pensaría en bebérselas, a saber qué puedan tener. Y cómo por algún motivo no quiere tirarlas, pues ahí se quedan, no estorban demasiado por fortuna, pero sería bueno que esto parara antes de que su refrigerador no muy grande que digamos no aguante más.

Ya desocupado, recibió un mensaje de Ouma, que era una foto.

"¡Te encontré!"

No fue hasta que miró la imagen que se echó a reír. En este aparecía Ouma cargando cuál niño a un conejo bastante obeso, con pelaje negro. El chiste era que Kokichi le colocó la gorra de Saihara cubriéndole un ojito al conejo, haciéndole "sostener" también una lupa con su patita. Esto último claramente con ayuda de Ouma, pues sería imposible que el animal lo haga por sí mismo.

Lo que pasó a continuación fue una llamada de aproximadamente cuatro horas, con el tema de si Kokichi lo veía como un conejo. Aunque este se desvió totalmente cuando Shuichi declaró que en ese caso, el pelimorado sería un gato travieso, cosa que el anterior nombrado no estaba dispuesto a aceptar.

En resumen, otro buen día con este chico que consume cada vez más parte de su vida.

Claro que, estaba presente en todo momento de su vida desde que comenzó a trabajar, solo que aún no lo descubría.

Claro que, estaba presente en todo momento de su vida desde que comenzó a trabajar, solo que aún no lo descubría

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El caso del &quot;Líder Supremo&quot; {Saiouma}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora