Primera parte de la trilogía: CUANDO EL AMOR SE MEZCLA CON MAGIA
Nuestros alocados magos empiezan un nuevo año en Hogwarts, pero no será como ellos pensaban.
Ron, no debes enamorarte de Draco.
Harry, no debes caer a los pies de Snape.
Hermione, n...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
2/10 Harry x Snape
(Narrador omnisciente)
Llevaban una semana sin hablar, desde que el profesor le había dejado claro a Harry que no podían estar juntos. El de ojos esmeralda había intentado quitarse los labios de su profesor de la cabeza, pero era imposible, se lo ponía tan difícil. A pesar de haber sentenciado esas palabras, no dejaba de mirar al chico y este intentaba evitar la mirada del dichoso Snape a toda costa.
(Narra Harry)
Lo tengo claro, hoy hablaré con él y le diré que me gusta. Si no me quiere, que no me mire, que no me busque con sus ojos y que no haga que yo le siga el maldito juego de miradas.
—Harry, recuerda que esta tarde buscaremos la poción.—me dice Hermione, mientras desayuna.
—Claro.—digo yo, sin prestar demasiada atención.
Después de las primeras clases, voy a buscar a Snape, pero no está por ningún lado, no lo encuentro en ningún lugar.
Continuo buscándolo durante la hora de comer, puesto que no a aparecido en el gran comedor. Después de horas buscando, veo un cabello azabache por la tarde y sin duda es el suyo.
Corro por el pasillo hasta doblar la esquina que hace cinco segundos él a doblado. Respiro fuerte, intentando calmar los nervios, antes de hablar con él.
—¡Severus!—le grito finalmente y se gira.
Viene andando a paso rápido hasta mí y cuando llega me coge de un brazo que está sosteniendo con una fuerza demasiado basta.
Me lleva hasta una clase y cierra la puerta tras de si. Me empuja contra un pupitre y veo como sus ojos están furiosos sin si quiera haber hablado.
—No me llames Severus, soy tu profesor de pociones y debes llamarme así o Snape.—me mira enfadado mientras dice esto y no puedo evitar sentir como mi corazón se hace pequeño.
—Yo solo quiero aclarar lo de hace uno...s...—no me deja terminar la frase.
—No tenemos que aclarar nada, ¿O es que ahora te has encaprichado de mí?—cierro los ojos un momento y noto como me ruborizo, realmente siento algo por él y hasta que no lo ha mencionado no me he dado cuenta.
—A si que es eso, pues a mí tampoco me importa utilizarte para saciar mis ganas.—dice Snape, haciendo que mi cuerpo reaccione ante la frase, temblando por el miedo que me acaba de provocar.
Miedo o ¿Qué es?
(Narrador omnisciente)
Severus se ríe ante la reacción de Harry y sin pensarlo dos veces le besa, lento y apasionado.
No deja de intentar insertar su lengua en la cavidad vocal del chico, pero este se niega a ello. Muerde su labio inferior creado una pequeña herida que deja un sabor a hierro mezclado con saliva. Ante el dolor de la acción, el de ojos esmeralda abre la boca y el profesor aprovecha para colocar su lengua.
Después de un largo e intenso beso, se separan para poder coger oxígeno, el odioso oxígeno que los obliga a no estar conectados eternamente.
Snape comienza a besar el cuello de Harry, haciendo que se estremezca cada vez que nota la humedad en su piel.
(Narra Harry)
Siento placer, pero no es lo que quiero. Quiero que me ame, que me mire, que me quiera de verdad y no como un juguete.
Mientras pienso esto, sin darme cuenta comienzo a sentir cálidas lágrimas bajar por mi rostro, pero Severus no las nota hasta que hablo.
—Detente...—digo susurrando y el profesor levanta la vista.
Sus ojos me miran con miedo, asustado por lo que me acaba de hacer y sin yo esperarlo me abraza.
—Y-yo l-lo siento.—dice Snape tartamudeando, noto sus latidos contra mi pecho y su aroma dulce llega a mi nariz, con sutileza y con lentitud.
—Quiero que me ames.—le digo entre sollozos, apretando su espalda contra mí, para que no se aleje, para que no me deje.
En pocos segundos se separa de mí, me mira y baja la vista al suelo.
—No puedo amarte.—me dice repentinamente, me quedo inmóvil, sin saber que decir, sin saber cómo actuar.
Severus se marcha lenta y dolorosamente. Cierra la puerta y me deja con el atardecer a flote. Siento un fuerte dolor en el pecho, más fuerte que todo lo que me haya hecho mi tío, incluso que me haya hecho Voldemort. Noto que mi corazón se a partido en esa habitación, con la pizarra escrita y con los cálidos y últimos rayos de sol entrando por la ventana.
Me siento en el suelo y entierro mi cabeza en mis piernas, comienzo a llorar y a chillar silenciosamente, para que nadie me oiga y así evitar preguntas. Estoy harto del dolor, harto de sufrir siempre, de ser el valiente que gana toda la magia y pierde su corazón y alma por momentos. Realmente duele que me haya hecho esto, que me haya ilusionado y después desechado de una manera tan miserable.
