Primera parte de la trilogía: CUANDO EL AMOR SE MEZCLA CON MAGIA
Nuestros alocados magos empiezan un nuevo año en Hogwarts, pero no será como ellos pensaban.
Ron, no debes enamorarte de Draco.
Harry, no debes caer a los pies de Snape.
Hermione, n...
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7/15 Ron x Draco (Narra Ron)
—Oye Weasley, llegas tarde.—me dice Malfoy mientras me dirijo a la mesa de la biblioteca en la que se encuentra.
—Lo siento, Harry no está muy bien.—le digo apenado.
Agarra mi mentón y me admira con detenimiento. Sus ojos grises como la luna se postran en mí.
—Tienes ojeras y estás muy pálido.—me dice el rubio, acercándose más para que le responda.
—Ayer estuve despierto toda la noche, no podía dejar de pensar en Harry, algo le ha ocurrido y estoy muy preocupado, estuvo llorando toda la noche silenciosamente y cada vez que intentaba hablarle se hacía el dormido.—le digo mirando hacia abajo, recordando la horrenda noche que he pasado.
—Deberías descansar.—me dice Draco, dándome una pequeña palmada en la cabeza y sonriendo amablemente.
—Está noche descansaré, ahora vamos a estudiar.—le digo a Malfoy, sinceramente con los ojos apagados.
Comenzamos a memorizar la poción durante un rato, de vez en cuando nos sonreímos, otras veces nos miramos y eso hace que mi corazón arda.
La biblioteca está en silencio, hasta que una voz gritando mi nombre lo rompe.
—¡Ron!—me grita Harry desde la entrada de la biblioteca.
Me giro y le sonrío. Miro como se acerca a mí, la verdad no parece un fantasma andando, como le pasaba ayer.
—¿Ya estás mejor?—le digo sonriendo y mirando esos preciosos ojos color esmeralda que tiene mi mejor amigo.
—Se lo has dicho a Hermione, eres una basura, no vuelvas a dirigirme la palabra nunca más.—después de estas palabras me lanza un puñetazo contra la mejilla y se va corriendo.
—¡Oye!—grita Draco mientras se acerca a mí, pero Harry pasa de él rotundamente.
—Déjalo, no importa.—el rubio chasquea los dientes enfadado y me ayuda a levantarme del suelo.
Realmente mi mejilla duele bastante, pero no tanto como lo que acaba de pasar.
Hoy tengo un día cansado y para terminar lo que acaba de ocurrir me derrumba, caigo por el cansancio, pero no al suelo, ya que no me duele el golpe.
(Narrador omnisciente)
El rubio coge a Ron entre sus brazos cuando cae. No sabe que hacer y su corazón se acelera por el miedo. Lo sujeta bien entre sus brazos y comienza a correr hasta llegar a la enfermería. Una vez allí, la enfermera trae una camilla y aposenta a su amado pelirrojo en esta.
(Narra Draco)
Lo miro detenidas veces, mientras lo examinan cuidadosamente. No puedo evitar estar aterrorizado por el estado de la persona que ¿Amo? Eso no es posible.
—Solo necesita descansar.—dice Madame Pomfrey, aliviada por la condición de Ron.
—Yo me quedaré a su cuidado.—le digo, me sonríe y asiente.
Cojo una silla y me coloco al lado de la camilla, acariciando el pelo rojizo y cobrizo de Ron y entristeciendome por lo que le a ocurrido.
Maldito Potter, después de todo lo que a hecho por él y así le trata, lo odio tanto.
Sin saber cómo, acabo dormido apoyando la cabeza en la camilla y sujetando una de sus manos entre las mías.
(Narrador omnisciente)
El pelirrojo se despierta en medio de la noche, cuando admira el lugar sabe que está en la enfermería, aunque la única luz que llega sea la de la luna llena.
Siente cálida su mano y cuando se fija ve a Malfoy durmiendo. Sonríe y se llena de satisfacción al pensar que el rubio a estado con el todo el día y comienza a acariciar su pelo qué con la luna brilla como la plata.
Desgraciadamente para Ron, despierta a su amado y se siente mal por ello.
—Lo siento, no quería despertarte.—dice el pelirrojo, llevándose una mano a la nuca.
El rubio no habla, solo lo mira sorprendido y le abraza repentinamente.
—Me alegro de que estés bien.—dice Draco, mientras continúa con el abrazo.
El pelirrojo se lo consiente y pasan así unos minutos, hasta que sus músculos se agarrotan.
—Túmbate. O-o-osea, l-lo digo p-para que d-d-duermas m-mejor.—le dice tartamudeando Ron a Malfoy.
Está impresionado y no sabe cómo reaccionar, si lanzarse y besar al Weasley o si simplemente tumbarse.
Opta por la segunda, menos complicada para que Ron no tenga que estar pensando toda la noche.
Los dos se tumban en la estrecha camilla y mirándose de frente, el pelirrojo hunde su cabeza en el pecho del rubio. Desde esa posición puede escuchar sus latidos y eso lo relaja para poder descansar bien. Draco no le niega la acción, lo abraza con sus musculosos brazos y coloca su cara en la cabellera del pelirrojo, disfrutando del olor que desprende, a frutado y dulce como la miel.
Así, pasan toda la noche juntos, hasta que la mañana siguiente llega y cuando Ron despierta por los rayos de sol, Draco ya se a ido a clase.
