Primera parte de la trilogía: CUANDO EL AMOR SE MEZCLA CON MAGIA
Nuestros alocados magos empiezan un nuevo año en Hogwarts, pero no será como ellos pensaban.
Ron, no debes enamorarte de Draco.
Harry, no debes caer a los pies de Snape.
Hermione, n...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
13/15 Ron x Draco (Narrador Omnisciente)
Draco lo tiene claro, es el día, hoy deberá matar a Albus Dumbledore y todos le odiaran.
Sabe que así debe ser y Severus también lo sabe.
(Narra Draco)
Voy por los pasillos buscando a Ron. Hoy es mi último día aquí y es sábado, así que no hay clases.
Estoy desesperado, jamás me había quebrado de esta manera. Siento que estoy destrozando todo lo que amo con lo que haré esta noche. Pero... No tengo más remedio. Si no lo hago, Ron morirá, es lo único en este mundo por lo que lucharía hasta morir, por ese Weasley tan especial para mí.
Allí va, imposible no reconocer la cabellera más brillante y pelirroja de todos los Weasley, mi precioso Ron.
— (Narra Ron)
—¡Ron! —grita una voz detrás de mí.
Me doy la vuelta y lo observo, Draco camina alegremente por el pasillo, pero carga unas ojeras lilaceas en su rostro.
—Draco —le digo con una sonrisa, mientras él llega hasta mí.
Me abraza con sus enormes manos y puedo sentir como todo mi cuerpo siente ese cálido abrazo.
Entonces se aparta del abrazo y me besa con fuerza, salvaje, sediento. ¿Qué le ocurre?
—Vamos a mi habitación —me pide Draco, en un susurro cerca de mi oreja.
Asiento y siento como mi pelo roza sus labios. Y entonces, de un momento a otro, me encuentro corriendo con el rubio cogiendo mi mano.
Llegamos exhaustos a la torre de Slytherin y Draco dice la contraseña que ni si quiera llegó a escuchar, por que estoy recuperando el aliento.
Vuelve a tomar mi mano y esta vez andando en vez de correr. Noto ligeros nervios en él, ¿Qué le pasará? Pienso, pero sin darme cuenta, ya está abriendo una puerta de un marrón oscuro.
—Está es mi habitación —dice Draco, dándome paso delante de él, para que la mire.
—Es parecida a la mía, solo que la madera es más oscura aquí y que las cortinas son verdes en vez de rojas —digo, mientras observo detenidamente el lugar.
De golpe, el cálido cuerpo de Draco está pegado a mí. Me abraza la cintura por la espalda y me besa el cuello cariñosamente.
—Ron... —susurra en mi oído—. Quiero que seas mío —termina de decir Draco.
Comienza a deslizar sus manos lentamente hacia abajo y poco a poco, va desabrochando los botones de mi camisa blanca.
Sus manos heladas rozan mi piel, y me estremezco con el contacto, juntando mi cuerpo más hacia él. Y entonces lo noto contra mi espalda, su erección.
—Draco... —capto su atención un momento y me giro—. Así mejor —río mientras le beso.
(Narrador omnisciente)
Ron se coloca de frente a él y Draco sonríe.
Observa detenidamente el torso del pelirrojo. Un abdomen marcado sutilmente, pero muy delgado y con la cintura bastante marcada para ser hombre.
Roza su piel nuevamente. Draco sabe perfectamente que será la última vez que él y Ron estén juntos. Lo sabe y lo quiere disfrutar tanto como le sea posible. Mete sus manos dentro de las capas de ropa superiores y lo abraza mientras continúan con el beso necesitado.
Draco tiene miedo, tiene demasiado miedo de perder a Ron. Tiene miedo de no volver a ver esa pelirroja melena, esos ojos azules hermosos. No quiere separarse de él jamás y hoy mismo deberá hacerlo.
Ron comienza a desabotonar la camisa blanca de Draco y con sus cálidas manos, roza la piel pálida de su novio.
El torso de Draco es pálido y parece de porcelana brillante. Tiene el abdomen marcado y Ron lo acaricia con amor. Su piel es tan fría, que quisiera hacerlo arder con su piel cálida en todo momento.
Draco le quita la túnica junto con la camisa blanca a Ron y el pelirrojo hace lo mismo. Están semidesnudos, mirándose, devorándose con esa mirada feroz y a la vez, con ese cariño inigualable.
—Eres hermoso —le dice Ron al oído, antes de abrazarse a él.
Draco se estremece cuando el pelirrojo le abraza por el cuello y se besan mientras el rubio camina hacia su cama. Enreda su mano en el cabello de Ron, tan suave, tan cobrizo, piensa Draco. Tan suyo y a la vez, tan mío, que ojalá pudiese sostenerlo así toda la vida, vuelve a pensar el rubio.
Lentamente lo coloca en la cama, agarrando con su mano libre, la cintura del Gryffindor.
Draco comienza un beso más húmedo, moviendo su lengua con deleite en la cavidad bocal del contrario.
—Ron... —el pelirrojo lo mira—. Prométeme que no me buscarás si un día desaparezco —dice el rubio, sintiendo como su alma de desprende de él, sintiendo como su mundo se rompe en mil pedazos, esperamos ese "te lo prometo" que no quiere escuchar realmente.
Ron se queda sorprendido y lleva sus manos hasta las mejillas de Draco. Las acaricia suavemente y el rubio sube una de sus manos hasta colocarla encima de la cálida de Ron.
—No desaparezcas y no te buscaré —dice Ron—. Si desapareces te buscare. Lo siento, pero no puedo prometerte eso, Draco —le dice el pelirrojo con una sonrisa y Draco siente como su alma vuelve, como esas simples palabras, servirán para zanjar ese "siempre juntos".
