Capitulo Siete

126 18 10
                                    

"Sentir"

28 de abril de 2016

Jongho

Después de comer con mis amigos, a los cuales poco a poco voy conociendo un poco más cada día, y con Yunho que gracias a Mingi se ha unido con nosotros manteniéndose en todo momento en silencio tras responder a mi pregunta, con un evidente no, hemos vuelto los dos a casa y ahora me encuentro en mi habitación, desde hace unas horas más bien, terminando de hacer mis deberes, listo para darme un baño antes de ponerme el pijama e ir a dormir.

Un golpe en mi puerta, mientras escribo haciendo el último ejercicio que me quedaba, me hace sobresaltarme, acelerando mi corazón por el susto tras el inesperado golpe. Otro golpe más, dejándome confuso en lo que me levanto dispuesto ha abrir la puerta y me quedo quieto, no por escuchar más sino porque de la nada, sin previo aviso, pillándome por sorpresa, la habitación se queda a oscuras, no viendo absolutamente nada ni de lo que tengo frente a mi, ni a mi alrededor, ni la puerta siquiera para salir por ella.

Tenso, porque odio la oscuridad, me abrazo a mis piernas. No puedo evitar temblar, cerrando con fuerza los ojos, aferrándome de tal forma a mis piernas que el recuerdo que invade de la nada mis pensamientos podría simplemente esfumarse, no siendo como deseo, manteniéndose en mi de tal forma que mis mejillas no tardan en ser cubiertas por esas pequeñas gotas saladas que escapan de mis ojos.

— ¿Jongho estás ahí?

Estoy pero el miedo no me permite responder, abrazándome con tanta fuerza ahora a mis piernas que incluso me duelen los brazos por ello.

La voz de Yunho vuelve a ser escuchada, llamándome una vez más en lo que trata supongo de encontrarme, de acceder a mi habitación.

Escucho como la manilla de la puerta está siendo girada de forma que pronto será abierta. Los recuerdos de aquel día, de ese hombre que atacó a todos en donde vivía antes, yendo a por mi antes de que me encontrasen, vuelven a mi de forma viva, temiendo que no sea un recuerdo sino una nueva realidad que me hace encogerme por un momento.

Soltando mis piernas, viendo como la puerta lentamente es abierta, me pongo en pie, corriendo aún no viendo nada por la oscuridad hasta el armario donde me encierro, cubriendo mis orejas con mis manos, cerrando con fuerza los ojos, rogando en silencio que todo acabe pronto.

— ¿Jongho? —mi nombre es dicho una vez más —Jongho sal que no te pasará nada. Soy Yunho. La luz se ha ido en todas las casas pero no tienes que tener miedo.

Tengo miedo. Estoy asustado porque esos recuerdos no me dejan tranquilo, porque odio la oscuridad.

Yunho eso no lo entendería y seguro que se burlaría de mi por ser tan idiota y cobarde, por estar asustado solo porque la luz se ha ido no solo en esta casa sino en todas.

— Jongho vamos sal —niego abrazándome mejor a mis piernas —no te voy ha hacer nada. No soy tan malo ¿sabes?

Lo eres si me tratas así por venir a esta casa.

Abriendo un poco los ojos, abrazando mis piernas en todo momento, escucho en medio del silencio sus pasos, cada vez siendo estos más cercanos.

Solo son los suyos y su voz la que se escucha, la que me hace temblar aquí encerrado en mi armario. Cada paso que da puedo oírlo tan cerca que incluso veo la luz con la que alumbra mi habitación, con la que se ayuda para buscarme.

— Tienes quince años y te escondes como un niño —está justo frente a mi —Jongho por favor confía en mi aunque yo sea un idiota o nos llevemos mal. Cuando era pequeño también tenia miedo pero no va a pasar nada.

El silencio reina durante unos minutos más. Por mi parte a Yunho no le escucho aunque se que está, porque veo la luz, tan solo pudiendo oír mi respiración, la cual trato de ocultar con mis piernas.

De un momento a otro, pasando de estar a oscuras, la luz de la cosa con la que está alumbrando me enfoca de tal forma que me hace fritar, lanzándome hacia Yunho que se queja, por el choque de mi cuerpo contra el suyo antes de salir corriendo, tratando de buscar otro refugio.

— Jongho espera.

Corro buscando otro sitio para esconderme, teniendo las piernas tan entumecidas por haberlas abrazado tanto tiempo que me cuesta ser rápido, teniendo tal ventaja Yunho que ahora me sostiene por mi cintura, abrazándome de forma cálida sin intención de soltarme incluso si tiemblo entre sus brazos o lloro como estoy haciendo ahora, sintiéndome tan asustado como tonto.

— ¿Tienes miedo a la oscuridad?

Negando aunque la verdad es que si tengo miedo, sin moverme de entre sus brazos, nos quedamos así un rato, no habiendo señales de que la luz vuelva.

— Estás asustado —no respondo —no vas a poder darte una ducha ahora porque no saldrá el agua caliente asique vamos a tu habitación y me quedaré cerca para que duermas tranquilo.

Eso si lo acepto aunque no se bien porque.

Yunho me suelta de entre sus brazos pero sostiene mi mano, llevándome de vuelta a mi habitación. Gracias a la luz que mantiene, que no me mira como le he pedido en voz baja, me pongo mi pijama y rápidamente me meto en la cama, tapándome hasta el cuello, viéndole tomar asiento a mi lado.

Tensándome por un momento al ver su mano acercándose a mi cabeza, pienso en taparme hasta arriba, cerrando los ojos cuando me toca, pasándola con calma sobre mi pelo en una lenta y cuidadosa caricia que poco a poco me hace estar tranquilo.

— Duérmete Jongho ¿o quieres un beso de buenas noches?

Mirándole serio doy media vuelta, quedando acostado de forma que le doy la espalda y cierro los ojos. Me da rabia no haberme podido bañar pero el pijama huele tan bien, que me quedo dormido enseguida, no estando seguro de si es por el olor a jabón de lavar o porque Yunho está aquí y no me hará ningún daño.

Yunho

Jongho estaba tan asustado cuando le he encontrado dentro de su armario, recibiendo un empujón por su parte que casi me hace perder el equilibrio, doliéndome el pecho por el golpe recibido, que aunque no me apetezca no dudo en quedarme a su lado, viendo como ahora ya se ha quedado dormido.

Levantándome despacio de su cama, cubriendo mejor su cuerpo para que no se quede frio, le veo girarse, quedando ahora bocarriba.

Su rostro, con la calma reflejada en el, parece tan delicado, bonito me atrevería a decir incluso, que el recuerdo de ese beso que le robé despierta de nuevo en mi, al igual que las ganas de volver ha hacerlo.

Lentamente me acerco, siendo cuidadoso en todo momento para no despertarle. Mi mano que queda apoyada en su almohada, nuestros cuerpos cerca el uno del otro, su respiración tranquila que la siento a la perfección en el roce que dejo que ocurra entre su nariz y la mia, mis labios y los suyos, casi llegando a besarle.

Y con casi digo porque la intención la hago, deteniéndome en el momento en que la luz vuelve y me obligo ahora a separarme, a correr hacia la puerta para apagar la luz y procurar que no se despierte.

Volviendo hacia la cama de Jongho, esta vez ya sin esa intención, enciendo la luz de la mesita de noche como mi madre suele hacer, susurrando un buenas noches que es evidente no escuchará, saliendo de la habitación, yendo a la mia donde me meto directo a la cama, queriendo dormirme también, incapaz por culpa de esos pensamientos que me invaden, de ese casi beso que vuelvo a robar de sus labios.

— Estoy loco por actuar así —gruño contra la almohada —estoy con Earth y Jongho está volviéndome loco.

SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora