"No me rindo"
5 de junio de 2016
Yunho
No aguanto más que mis padres y todo el mundo no me deje buscar a Jongho también, solo porque los chicos y yo salimos en su búsqueda y casi acabamos con Wooyoung siendo atropellado y una denuncia por entrar en una propiedad que no sabíamos que era privada.
Desde hace dos días que estoy castigado mientras buscan sin ningún resultado positivo a Jongho y estoy cansado de no poder hacer nada. Cogiendo mi mochila, aprovechando bien que estoy solo en casa y encerrado en mi habitación, la lleno con cosas necesarias como una linterna, una chaqueta gruesa aunque haga calor por si encuentro yo a Jongho y agua además de dos bocadillos que yo no me he comido cuando mi madre me los ha dado hoy.
Cerrando la cremallera de mi mochila y me dirijo a la ventana, escapando con cuidado por esta, saliendo ahora corriendo en dirección al destruido orfanato o lo que sea donde Jongho vivió por años.
Una corazonada me dice que está allí, que está cerca y que debo ir allí.
No me rindo porque rendirse no es una opción para mi y así esté castigado de por vida me da igual.
Solo quiero encontrarle y que vuelva a casa de una vez por todas.
Corriendo, aunque la mochila golpea mi espalda con cada paso que doy, llego lo más rápido posible al lugar.
Todo sigue igual, con los escombros no habiendo sido recogido aún. Incluso la sangre seca está en el suelo aún, ahí donde se supone que Jongho cayo. Lo único que no sigue allí es la zapatilla porque la tengo a buen recaudo aunque suene estúpido.
Nadie a excepción de Jongho debe tocarla y yo me ocuparé de eso personalmente.
Detenido por un momento aquí, mirando cuanto me rodea y los escombros pienso en esas palabras en las que los policías aseguraban que Jongho podía estar bajo ellos.
Si fuese así ya los habrían removido y quitado para sacarle.
Por esa razón no les creo y me encuentro aquí, rodeando todos los escombros hasta donde los restos de sangre se acaban. Mirando frente a mi, frente al lugar que está a mis espaldas, pienso en si quizá se fue por aquí y está más cerca de lo que alguno de los adultos que me daban prohibiciones se podían imaginar.
Pienso y tengo una clara decisión tomada mentalmente, aumentando así mi corazonada de por fin encontrar a Jongho aunque tarde tantas horas que acabe agotado y deseando volver a casa.
Un paso, dos pasos, y tantos pasos son los que doy hacia adelante, adentrándome por el camino en el que ya no hay más sangre pero si la sensación de que él haya podido pasar por aquí.
Los minutos pasan según más me adentro en este lugar. Los nervios y el miedo a ratos, casi todo el tiempo, se mantienen instalados en mi según más me voy alejando del punto de inicio, desde el principio de este camino que parece eterno a primera vista.
Una brisa fría, a pesar del mes en el que nos encontramos, me ataca de pronto, como si de un escalofrío se tratase, envuelto casi en una oscuridad que no llega del cielo sino de cuanto me rodea, asustándome hasta cierto punto.
— ¡Jongho!
Mi voz gritando rebota por todas partes, entre el silencio que ya, según más grito, va siendo sustituido por mi voz.
El tiempo que pasa no me molesto en calcularlo ni me fijo en ningún momento en él. Tampoco me preocupo por el dolor que empiezo a sentir en mis pies, subiendo por mis piernas.
No me rindo, no quiero rendirme en ningún momento hasta que encuentre a Jongho así tenga que recorrer todo este maldito lugar y quede con una pequeña reserva de energía para cogerle y marcharnos de aquí.
Mis razones para no rendirme son tantas, así como mis sentimientos por Jongho son demasiado fuertes y por eso quiero seguir, encontrarle aunque me cueste un día o más.
Como bien tenia claro no me he detenido en ningún momento y ya me duelen los pies y las piernas de tal forma que solo quiero sentarme por un momento y descansar antes de seguir.
El tiempo ha pasado tan rápido que ya es de noche, o quizá incluso más tarde.
Mi cuerpo, dando ahora unos cuantos pasos más, me grita en este silencio en el que me encuentro envuelto que me detenga, que descanse porque así no es como encontraré a Jongho y con la poca fuerza que me queda tampoco podré llevarle lejos de este sitio en el que me encuentro y tengo la esperanza de que él también esté.
Vuelvo a llamarle, ardiendome la garganta y mis pulmones según más grito su nombre, no obteniendo ninguna respuesta.
También por supuesto sigo caminando, ya no importándome absolutamente mi estado físico de ahora.
— Jongho maldita sea dame una señal de que estás aquí —ruego ya desesperado.
Sigo andando, mirando en todas las direcciones, escuchando atento por si como suplico da señales aunque sea lejos de donde estoy yo ahora mismo.
El tiempo sigue pasando y nada cambia. A excepción del cielo que cada vez está más oscuro al igual que este lugar en el que ya estoy caminando más despacio, a ciegas porque a penas veo y eso solo hace que tenga más miedo.
No me voy a permitir tener miedo porque Jongho me necesita.
Yo le necesito a él.
Quiero encontrarle, llevarle a casa y que viva bien y tranquilo sin que nadie vuelva a hacerle daño.
Desviándome un poco en plena oscuridad que ocupa este lugar giro, sin detenerme, volviendo a gritar varias veces más el nombre de mi Jongho, desesperado y siendo invadido de nuevo por el silencio.
Silencio que no dura demasiado.
Parando en seco, agudizando mi oído, me centro ahora en escuchar más allá de este silencio siendo como una agitación del suelo, de algo siendo movido o arrastrado lo que escucho.
Así es como paso varios minutos hasta que, de la nada y sin previo aviso, un grito mucho más fuerte escapa de mi garganta, por entre mis labios al notar como algo sujeta mi tobillo sin apenas fuerza.
ESTÁS LEYENDO
Secretos
FanfictionJongho vive en un piso de acogida desde los nueve años. Su vida alli, sin un futuro claro, no es agradable y mucho menos cuando de la nada, sin verlo venir el peligro se acerco tanto que se obligo a esconderse. Hasta que alguien aparecio para cambia...