21

2K 98 26
                                    

Narra ____
Desperté en la mañana, me dolían los ojos, como no, si me pase toda la noche llorando, Milo no paro de llamar toda la noche, hasta las 3 donde mi celular o se quedó sin batería o el dejo de llamar.
Me levante de la cama sin muchas ganas, sabía que si iba al colegio el estaría hay y verlo sería desastroso, yo quería faltar pero no podía, mi madre no me lo permitiría.
Me bañe y me puse lo primero que vi, que fueron unos vaqueros gastados, una remera negra y las convers del mismo color.
Acomode mi morral y agarre unos lentes oscuros de sol, me los puse y baje a la cocina.
Sin decir una palabra entre, allí estaban mi madre y Mika, mi madre tomaba un café y leía el periódico y Mika como siempre hacia el desayuno.
-Creo que se saluda en las mañanas-dijo mi madre reprochándome. -Hola-dije fría sin mirar a ninguna de las dos mujeres.
Me acerque al estante de arriba y de allí saque un pequeño termo, lo lave y en el puse café, le puse la tapa y tome un gran sorbo de café caliente.
-Me voy-dije sin más y salí de la cocina antes de que mamá comenzara a reprocharme otra vez, no tenía ánimos de nada, no quería hablar con nadie, en este momento lo único que quería hacer era gritar y llorar con todas mis fuerzas, tenía un gran nudo en mi garganta y estómago y me sentía fatal.
Abrí la puerta de entrada y salí, la brisa fría de la mañana choco contra mi cara, lo cual me relajo bastante.
Acomode mis lentes y mi morral y tome otro sorbo de café, mire a la derecha e izquierda y comencé a caminar hacia la escuela, quería estar sola, caminar sola, necesitaba esto, sin más comencé a llorar, por suerte retuve el sonido en mi interior solo deje que las lágrimas salieran.

(...)
-¡_____ sal ya mismo de ese baño, ya mismo!-grito Sia desde el otro lado de la puerta.
Que patética era, estaba sentada sobre el retrete de la escuela mis manos cubrían mi cara y lloraba como la tarada que era.
Al parecer todo el llanto que solté anoche y hoy a la mañana no sirvió para aliviarme, todavía tenía más acumulado.
Era verdad todo lo que decían, el primer amor siempre duele, el primer amor siempre se va a recordar y eso era lo que me pasaba a mí en este momento, lo recordaba a él, cada cosa que hicimos, cada risa que compartimos, cada beso, todo, como si mi mente quisiera hacerme más daño de lo que ya tenía acumulado en el corazón, Dios porque eres tan injusto.
Además el colmo es saber que él está en el mismo establecimiento, a solo metros de ti y que en la próxima hora estarás con él, haciendo que no pasó nada, que solo éramos alumna y profesor, mi profesor.
Otra oleada de llanto ataco mis ojos y tuve que dejarlo salir.
-____ sal ya mismo -pidió Sia pero yo no la escuche, no quería verla, a nadie.-____ no me hagas entrar-gruño ella, escuche pasos, después una puerta abrirse y después cerrarse y al final, silencio.
Levante la vista de mis manos y soné mi nariz.
Escuche arañazos y después Sia cayo parada enfrente de mí.
-Te dije que entraría-dijo ella, se trepo la pared y salto por arriba.
-Estás loca-dije entre lágrimas.
-_____-dijo Sia con tono triste y me abrazo, comencé a llorar en su pecho, mientras que ella me abrazaba.
-Cuéntame todo lo que paso-pregunto mientras acariciaba mi cabello.
En unos 15 minutos le conté todo lo ocurrido, no guarde ningún detalle, nada.
-Hija de perra-gruño Sia en tono molesto refiriéndose a Meg.
-No, yo fui la tonta en creer en Milo-dije y me soné la nariz con un pañuelo que Sia me había dado.
-Pero _____ si él dijo que no pasó nada y que ella no es nadie y que te mintió entonces ¿no crees que sea verdad y ella te mintió?- pregunto no muy segura.
-No Sia, ¿por qué crees que se iba todos los fines de semana? era seguro para verse con ella-dije con enojo, resaltando el "Ella".
El timbre sonó, eso significaba que iba a estar máximo 2 horas aguantando el llanto y guardando el enojo dentro de mí.
-¿Faltaras a clases hoy?-pregunto Sia poniéndose de pie ya que estaba en cuclillas. -No-negué con la cabeza.

-Está bien-dijo ella no muy convencida, abrió la puerta y salió, atrás de ella salí yo, me acerque a los lavabos y me limpie la cara ya que tenía todos los ojos rojos.
Me puse los lentes y salí del baño con Sia atrás mío.
(...)
Entre al aula y todos estaban en pequeños grupos como siempre, agachando la cabeza me dirigí a mi respectivo pupitre, se escucharon pasos firmes y sentí como el corazón se me detenía.
Por la puerta apareció Milo, su cabello estaba despeinado, tenía ojeras y su ropa estaba algo desaliñada, en la mano derecha tenía un vaso de Starbuck seguro con café negro casi puro, se notaba que no había dormido en toda la noche.
Me saque los lentes, ya que en la escuela no se permitían usarlos, y pedí por favor no tener los ojos rojos.
-Buenos días-dijo Milo y rápidamente me miro, no pude ver muy bien lo que reflejaba su mirada ya que desvie la mía apenas me miro, apreté mis ojos fuerte y mordí mi lengua para evitar llorar.
Mire de reojo a Milo y este se mordió el labio, tomo un sorbo largo de café y después comenzó su labor de profesor.
-Acá están sus tareas, marque con rojo sus errores y con verde los que acertaron-dijo y saco de su maletín un montón de hojas.
Comenzó a decir los nombres y entregar su hoja correspondiente.
-Peters-dijo y levante la vista de mi lapicera, él se acercó a mí y yo desvié la vista, no quería verlo, no quería perderme en sus ojos, no podía, sentí su presencia al lado mío, y trague con fuerza, sentía las lágrimas en mis ojos, basta ____, me decía a mí misma.
Como supo que no lo iba a mirar, dejo la hoja en mi mesa y después siguió repartiendo.
Agarre la hoja con mano temblorosa y mire la tarea corregida.
En un costado de la hoja, con roja y en letras chiquitas la frase "Te necesito, perdóname, tenemos que hablar" estaba escrita, era la letra de Milo, levante un poco la vista y el seguía repartiendo hojas, solté el aire que tenía dentro y guarde la hoja en mi carpeta.
(...)
La hora paso lento, como si el tiempo estuviese en mi contra y quisiera que yo sufriera, gracias tiempo, pensé para mí.
Milo estaba al frente, borrando la pizarra, agarro la tiza y comenzó a escribir.
-Poesía-dijo mientras seguía escribiendo, se dio la vuelta mirando al frente mientras se sacudía la tiza de las manos-¿Alguien sabe el significado de la poesía?-pregunto mientras se sentaba en el extremo de su escritorio.

Con la mirada recorrió todo el salón y como siempre se detuvo en mí, yo desvié la mirada y el siguió hablando.-La poesía es un género literario considerado como una manifestación de la belleza o del sentimiento estético por medio de la palabra, en verso o en prosa.-explico para todos-Anoche he buscado en internet algunas poesías y encontré una que es muy hermosa-se paró y agarro su maletín después de allí saco una hoja arrugada y doblada, se volvió a sentar y desdoblo el papel.
Se aclaró la garganta y miro a todos, se centró en mi nuevamente, esta vez no desvié la vista me le quede mirando.
-Perdóname... Te escribo un poema, porque te quiero decir, palabras que tal vez, no quieres oír... Perdóname, por ser un machista, sé que estuve mal, porque fui, un maldito egoísta... Perdóname. Sé que te he desilusionado, y justo en este momento, mi corazón siente que no merezco estar a tú lado...-levanto la vista para mirarme, sentía que el corazón se me hacía pequeño y que las lágrimas estaban al borde de mis ojos, desvié la vista, ¿por qué me hacía esto? no le bastaba con ya haberme lastimado, una lagrima corrió por mejilla y rápidamente ( también disimuladamente) me limpie el rostro con el dorso de mi mano y volví a levantar la vista hacia él.-Perdóname, por haberme ofendido, debí entender, que tus palabras, tenían otro sentido... Perdóname. Nunca quise ofenderte, y sí lo hice, tal vez mi castigo, debe ser la muerte... Perdóname. Sé que te he herido, y yo entenderé, si tú y tu corazón, me dejan en el olvido... Perdóname. Es lo que mi corazón, más clama, sé que soy un idiota, al olvidar tratar una dama... Perdóname, Si te hice llorar, eso es de cobardes, solo quiero que rencor, en tu alma no me guardes... ¡Perdóname! es lo que imploro. Amor mío, pues si no te tengo, me siento perdido...-el timbre sonó y todos comenzaron a guardar, yo me quede unos segundos hay solo tratando de que mi enojo no explote y que las lágrimas se queden dónde deben estar, ósea mis ojos.
Un ligero golpe en mi hombro me hizo volver a la realidad, era Sia que me miraba con cara preocupada.
-¿Estas bien?-pregunto poniéndose la mochila al hombro.
Asentí algo aturdida y comencé a guardar las cosas.
-Señorita Peters quédese un momento debo hablar con usted sobre sus trabajos-dijo el profesor Manheim en voz alta, levante la vista de mi cuadernillo y lo fulmine con la mirada.
-No puedo tengo otra cosas que hacer-dije desviando la vista.
-Es una orden-demando casi gritando.
Todos se quedaron en silencio e inmóviles solo observando al profesor que respiraba entrecortado, también yo era del grupo que se creó congelado por su tono de voz, después de unos segundos todo volvió a la normalidad y salieron todos.
-Estaré afuera-me susurro Sia en el oído.
Asentí después ella salió, cerrando la puerta atrás de ella.
Con paso firme me acerque al frente para quedar justo en frente del Milo.
-___ yo....
Le pegue una cachetada sin dejar que terminara la frase, su cabeza se giró hacia el costado y después de unos segundos reacciono, frotándose con la palma de la mano el lugar donde lo había golpeado.
No sentía remordimiento por lo que hice en cambio me agrado, creo que necesitaba desahogarme de alguna forma y esa fue la manera.
-Creo que me lo merecía-dijo mirándome.

-¿Creo?-conteste sarcástica.- ¿Creo?, no Milo no creas, te lo merecías-dije llorando, Dios estas putas lagrimas por qué carajo existían.
-_____ tenemos que hablar-pidió trato de agarrarme la mano pero yo la llevaba atrás de mi espalda, para que ni siquiera se le ocurra tocarme.
-Tu y yo no tenemos nada de qué hablar-dije furiosa.
-Sí, si tenemos-dijo y agarro mi rostro para que lo mirara justo a los ojos. Sus ojos color miel tenían lagrimas también, Dios, me destrozaba verlo así, pero quería que mi orgullo fuese un poco más que mi amor por él.
-Me mentiste-dije y agarre sus muñecas y lo aleje de mí de un tirón.
-NO TE MENTI-grito casi desesperado.-no te mentí-volvió a repetir ahora más calmado.-Mira no podemos hablar acá-dijo y me miro.-Ven a casa hoy a las tres......
-No iré a ningún lado-dije interrumpiéndolo.
-Si nos vas a las tres a mi departamento, te iré a buscar a tu casa y se jodera todo y me importa una mierda todo-me amenazo enojado.
Sin decir nada camine a la puerta, pero me detuve cerca de ella, me gire y camine de vuelta frente a Milo lo mire y volví a darle una bofetada, después salí por la puerta al pasillo del colegio

Mi alumna favorita, (Milo Manheim y tu ) Adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora