XXIII

57 18 78
                                    

Seelie


—Esta obra tiene que ser lo más increíble que hagamos en todos estos días.

—Eso es mucho decir... —se queja Robert.

—Además, nosotros no somos actores —protestan los gemelos.

—Puede que todos lo seáis y todavía no lo sepáis —les digo, dejándoles pensativos el tiempo suficiente como para seguir hablando—. El caso es que tiene que salir genial. Podemos ensayar estos días y pedir a los mayores que participen ellos también.

—Entonces, ¿quién va a ver la obra? —pregunta Gilbert sin comprender mi punto.

—El mundo entero, Gilb —le recuerdo—. El mundo entero —y gesticulo para mostrar el alcance que puede tener todo esto.

—Yo podría poner la banda sonora —dice una participativa Âme, levantando un dedo mientras mira a mi hermano, sonriente.

—¡Es buena idea! —le digo, ilusionada con tener a una de las mejores voces de la actualidad en nuestra obra.

—¿Vas a querer participar en esto? —le pregunta Gilb en bajo, sorprendido.

—A mí me parece divertido —responde ella en el mismo tono—. Además, la historia me parece divertidísima. Tu hermana es un genio.

Espero que sean novios porque quiero a Âme en nuestra familia ya mismo.

—¿Yo puedo jugá tamién, Ceelie? —pregunta Damie, tirándome de la falda.

—Claro que sí —le contesto—. Todos podemos participar. Así será más divertido.

—Tú como no hagas de árbol... —le dice Keite entre risas.

Pedo yo no quiedo un ad... un addd... un... —protesta Damie sin conseguir pronunciar correctamente la palabra, haciendo que Keite se ría más aún.

Damie está a punto de echarse a llorar cuando Gordon va corriendo a abrazarla.

—Damie puede hacer lo que ella quiera también —la defiende Gordon, mi hermanito pequeño, enfrentándose como un valiente a su hermana gemela.

Asias, Gody... —le dice Damie con emoción, mirándole como se mira a un superhéroe.

Mi hermano se hincha al instante pero no hay tiempo para todo eso.

El show debe continuar.

—Bien —prosigo, viendo que ya todos están convencidos de mi idea—, habrá que escribir los guiones cada día y ensayarlos.

—A lo mejor mamá quiere ayudarnos con eso —nos dice Noe entrando en ese momento por la puerta de nuestra habitación.

Todos corremos hacia ella para abrazarla mientras Noe nos coge a todos por los aires, dándonos mil besos como cada vez que nos ve.

Quiero tanto a mi hermana mayor que siento una cosa genial en el pecho siempre que la veo, dándome ganas de echarme a reír de felicidad.

—¿Crees que Laura...? —pregunta con dudas Âme—. No sé, ella estará muy ocupada...

—Laura es muy divertida también —le contesta ahora Robert—. Siempre juega con nosotros y ella y George se inventan muchas historias cuando estamos con ellos.

—¡Chí! ¡Lauda ez guay! —exclama una eufórica Damie, haciendo reír a su hermano.

—Entonces, ¿no más pases de modelos? —pregunta Noe, sentándose en el suelo con todos nosotros.

—Tenemos que centrarnos en esto —le explico—. Es importante que todos tengamos claro que esta obra va a ser recordada por muchas generaciones y...

—Vale, vale —contesta Noe antes de que yo acabe de hablar—. Me queda claro. Esta obra es prioritaria.

—Seguro que papá y mamá también quieren participar —me dice Robert, haciéndome muy feliz.

—¿En serio que...?

—Ya viste lo que dijeron el otro día de ti —me recuerda.

Carol y Alex son mis dos modelos de actores a seguir. Son increíbles, lo hacen todo bien y además se lo pasan bien trabajando. Quiero ser como ellos de mayor. Y cuando Robert me dijo que el otro día que habían dicho que yo era la actriz más joven y con más talento que conocían... Me emocioné mucho, muchísimo. Y si ya quisieran participar en esta obra...

—Mi madre puede ayudar con los decorados —dice ahora Âme—. Es genial con cosas artísticas.

—Me encantan sus cuadros —le dice Gilby, volviendo a hablar con ella.

—¡A lo mejor los abuelos también quieren participar! —exclama con ilusión Keite, ahora ya entusiasmada ella también con la obra.

—Los nuestros estoy seguro de que estarían encantados —me dice Robert muy sonriente—. Mi abuelo va a querer hacer todos los muebles...

Damie se ríe con aquello dando palmadas, emocionada.

—¿Y yo? —me pregunta Noe—. ¿Yo también puedo hacer algo en la obra del milenio?

Ay, hasta mi hermana mayor quiere participar en esto...

Me echo a llorar, no sé por qué, pero me han entrado ganas y lo he hecho, ya está.

Escucho a Noe reírse pero me abraza con fuerza mientras me dice al oído que soy genial y que está muy orgullosa de mí. Vuelvo a llorar con más ganas al escuchar aquello y mi hermana sigue riéndose pero sin dejar de abrazarme y acariciar mi pelo. Todos se están lanzando a nosotras como si fuéramos la piscina de Solus y les apeteciera un baño rápido. Acabamos tirados por el suelo, riendo todos, golpeándonos con los cojines en donde hasta hace un momento estábamos sentados.

Bueno, no hay nada de malo en festejar el comienzo de una nueva obra, ¿no? Ya empezaremos a trabajar después.

Creo que no nos va a faltar tiempo para ello.


Resist (with love)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora