XXII

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George


—Pero vosotros, ¿os encontráis bien? ¿No os duele nada?

—De verdad, Jorge, estamos los dos bien, no te preocupes. En las noticias dicen que es como una gripe, nada más.

—Te aseguro que no es así —le digo, recordando la visita de aquella pareja que siempre aparece cuando va a haber alguna desgracia.

Escucho a Toño reírse al otro lado de la línea.

—Jorge, en serio, Smith y yo estamos bien. Tenemos ese bicho pero no sentimos nada en absoluto —me repite como lleva haciendo ya varias veces.

—¿Ni un poco de fiebre? —insisto.

Él vuelve a reírse a carcajadas.

—Ni un poco, Jorge —vuelve a decir—. Nada, como si no tuviéramos nada. Estuve peor con el último catarro y estuve yendo al juzgado sin problema.

—Esta vez no —le recuerdo—. Todos vais a quedaros en casa. No voy a dejar que pongáis en riesgo vuestra salud por un puñado de dinero.

—Bueno, no es un puñado... —dice aguantando la risa—. Además, recuerda que la gente necesita ese dinero para vivir. Y si no trabajamos...

Pienso rápido una solución a aquello. Porque Toño tiene razón. Laura y yo podríamos sostener las delegaciones de S&H y del resto de negocios durante un tiempo con nuestro propio dinero pero son demasiados empleados, demasiados gastos. Si esto se alarga más de unas cuantas semanas...

Además, ¿cómo va a frenarse la expansión de un virus si nadie más que nosotros nos aislamos del mismo?

Mi mujer sigue insistiéndome a mi lado para que le pase de una vez el teléfono. Desde que Toño nos dijo que en las pruebas habían dado Smith y él positivo, lleva dándome golpecitos en el brazo para que deje que hable con su mejor amigo y su marido. Está preocupada. Puede que más que yo incluso. Llevamos días encerrados todos en casa, viendo noticias sobre el desarrollo mundial de este virus, y aunque no dejan de repetir que esto no es más que otra gripe, Laura sabe como yo que no es del todo cierto.

Le paso por fin el teléfono y suspira aliviada, cogiéndolo y comenzando a lanzar al pobre Toño una ráfaga de preocupadas preguntas sobre la salud de ambos.

Aprovecho este momento para abrir el ordenador y echar un vistazo al resumen de las cuentas que los gestores nos enviaron hace un par de días a petición nuestra. Muy bien, si de aquí y aquí suprimiéramos los ingresos y tuviéramos que compensarlo con...

Froto mi pelo con ansiedad. Esto no vamos a poder sostenerlo. Es imposible. Demasiados gastos, demasiados empleados, demasiado tiempo sin poder facturar, demasiado...

Siento los dedos de mi mujer en mi pelo, acariciándomelo con ternura. Me giro hacia ella y la veo sonriente mirándome. De repente todo mi ser se calma mientras me hundo en sus oscuros ojos.

Mi mujer siempre ha tenido un fuerte influjo sobre mí pero creo que nunca se ha llegado a dar cuenta del todo.

—Toño, os tengo que dejar ahora —escucho que le dice a su amigo sin apartar sus ojos de mí—. Hablamos luego, ¿de acuerdo? —se despide de ellos y cuelga la llamada, dejando el teléfono sobre la mesa y suspirando, centrándose por fin sólo en mí—. A ver, ¿qué es lo que le sucede a mi escocés cascarrabias favorito?

Nunca sé cómo tomarme sus expresiones así que opto, como siempre, por sonreír con amor infinito hacia ella.

—Princesa, creo que... No sé cómo vamos a hacer...

Resist (with love)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora