Capitulo 10

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Capítulo 10

Niall dejó a ______en la puerta de su bloque de apartamentos a las siete de aquella noche. Con cansancio, ella cargó su maletín por las dos escaleras, luego insertó la llave en la puerta marcada con el número nueve. La empujó y entró, encendiendo la luz y cerrando de una patada, con un solo movimiento.

Se quedó boquiabierta al mirar con incredulidad la sala. ¡Porque estaba vacía!

Bien, no exactamente vacía. El teléfono estaba colocado sobre la alfombra, y tres macetas estaban amontonadas en un rincón. Habían desaparecido los muebles de la sala y el comedor, el mueble de las bebidas, la mesita del café, el televisor, el aparato de sonido y el armario de roble, junto con todo lo que contenían. Las paredes estaban desnudas también, y unos pálidos rectángulos mostraban dónde habían estado colgadas varias pinturas.

_______ dejó caer el maletín a sus pies, y caminó aturdida hacia la cocina. Su búsqueda le reveló que todavía era la orgullosa propietaria de loza despostillada y cubiertos surtidos. El tostador era el único aparato que todavía estaba, probablemente porque era de segunda mano y un regalo de la madre de ______. El refrigerador también estaba, pero venía incluido con el apartamento. ______ se aproximó a los dos dormitorios, con una creciente desesperación.

En el dormitorio principal sólo quedaba el armario empotrado. La habitación de huéspedes, sin embargo, contenía una cama individual, con sábanas y todo.

—¡Oh, muchas gracias, Ashton! —murmuró, antes de dejarse caer a un lado de la cama y disolverse en lágrimas.

Cinco minutos más tarde, regresó a la sala y se apoderó con furia del teléfono. Pero luego vaciló, y al fin dejó caer el auricular.

No tenía objeto llamar a Ashton. Al fin y al cabo, ella no había pagado nada de lo que él se llevó del apartamento. Cuando se mudó a vivir con él, Ashton, el genio financiero, sugirió que ella pagaría la comida cada semana y él se encargaría de los muebles. Durante los dieciocho meses, él compró bastantes cosas, pero ella también gastó mucho en cenas y comidas para los conocidos de negocios de Ashton.

Con creciente amargura, se preguntó si él supo todo el tiempo cómo iba a terminar su aventura, y arregló las cosas para quedarse con todas las posesiones materiales que, ella suponía, eran propiedad de ambos.

Una persona justa habría dividido todo a la mitad. Hacer lo que Ashton hizo no sólo era cruel, sino que demostraba que todo lo que le dijo por teléfono era cierto: Nunca la amó. Simplemente la usó. ¡Ella fue su ama de llaves y su amante! ¡Y ambas cosas le salieron baratas!

Pero entonces, ¿ella era barata? Sólo las mujeres baratas van a la cama con un hombre al que acaban de conocer…

—¡Oh, Dios mío! —gimió en voz alta.

Aterrorizada, corrió a donde había dejado caer su maletín. Lo abrió, pero sus dedos no pudieron encontrar lo que estaba buscando. Sin embargo, debían estar ahí. ¡Debían estar!

Una mirada frenética a su reloj, le indicó que eran casi las ocho. ¡Hacía trece horas que debía haberse tomado la pastilla! Al final, vació el contenido entero del maletín sobre el suelo, y ¡ahí estaban!

Se apoderó de ellas, cogió una pastilla y la tragó. Pero mientras lo hacía, recordaba las advertencias del
médico. Él le había dicho que debía tomarlas siempre más o menos a la misma hora.

La enormidad de ese desastre en particular no escapaba a ______.

—¡Oh, no! —gimió ella—. ¡Por favor, Dios… eso no… no podría soportarlo…!
______ se habría hundido en la desesperación total, si el teléfono no hubiera soñado en ese momento obligándola a controlarse.

—¿Sí? —contestó con brusquedad. Si era Ashton quien llamaba, iba a lamentarlo mucho.

—¿_____? ¿Sucede algo?

______ apretó los ojos. Su madre… Su cariñosa pero intuitiva madre.
Reunió todos los recursos que poseía.

—No, mamá. Todo está bien.

—¿Estás segura?

—Sí, totalmente —sonreía con la voz.

—Eso espero.

—¿Por qué has llamado, mamá?

La madre de _______nunca llamaba por teléfono si no tenía un motivo.
—Bien, como sabes, el domingo de la próxima semana es el cumpleaños de tu padre, y ha pensado que cenemos juntos toda la familia. Espero que vengas, ahora que Ashton está en Londres. A él no parece que le gusten las reuniones familiares.

—¡Por supuesto que iré! —le aseguró, ignorando la indirecta acerca de Ashton. Ahora que lo pensaba, era cierto.

_______ suspiró. Quizá dentro de quince días le dijera a su madre lo de su ruptura. Aunque para entonces, seguramente estaría al borde de un colapso nervioso, preocupándose por si estaba embarazada o no. ¡Dios!, ¿qué iba a ser de ella?

—¿Quieres que lleve algo, además del regalo? —preguntó ella—. ¿Un poco de vino, tal vez?

—Sólo tu dulce presencia, cariño.
El «cariño» casi lo logró. Las lágrimas inundaron los ojos de _______, y su barbilla comenzó a temblar.

—Llaman a la puerta, mamá. Debo irme.
_______ se las arregló para colgar, antes de desplomarse sobre el suelo, llorando.
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