Capitulo 20

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Capítulo 20

Él se puso rígido en su asiento, y apretó las manos alrededor del volante.
—¡Por amor de Dios, ______…!
—¿Por amor de Dios, qué? Tengo derecho a saber algo acerca de la mujer con la que pensabas casarte, la mujer con la que dormías al mismo tiempo que lo hacías conmigo.
—Yo no dormía con Rebecca —gruñó él—. Nunca dormí con ella.
_______ se quedó mirándolo.

—Pero… pero…
—Oh, sin duda lo habría hecho —confesó Zayn—. Después de comprometerme con ella.
________ sintió cierto alivio. Al menos, Zayn no había estado durmiendo con dos mujeres al mismo tiempo. Aunque, para ser honesta, encontraba su afirmación un poco extraña.

—No estoy segura de comprender —declaró, frunciendo el entrecejo, intrigada—. Si amas a Rebecca desde hace años, ¿entonces por qué no le hiciste el amor? ¿Por qué esperar a que estuvieran comprometidos.

Zayn suspiró, irritado.
—Es difícil explicarlo.
—Inténtalo —insistió ella.
—¿Por qué lo quieres saber? ¿Qué te importa? Tú no estás enamorada de mí. ¿Cuál es la diferencia?
—Quiero saberlo.
—¡Eres una mujer increíblemente terca!
—Eso dice siempre mi madre.
—A mí no me dijo eso —murmuró Zayn.
—¿No? ¿Qué te dijo, entonces? ¿Me mentiste, cuan…?
—¡Oh, por todos los cielos!, ya basta, ¿quieres, _______? Tenemos un viaje aburrido por delante y tú sigues con tu tortura china. ¡Dios! ¡Eres la mujer más irritante que he conocido!

—No me encontrabas irritante cuando me quitaste la ropa, ¿verdad? ¡Entonces me encontraste fascinante!

Zayn le dirigió una mirada extrañamente fría, mientras se detenía a un lado de la carretera y apagaba el motor.

—Sí —murmuró, apretando los dientes, luego golpeó el volante—. ¿Es eso lo que querías escuchar? ¿Cómo no podía tener suficiente de ti aquella noche? ¿Cómo no me habría detenido de no haber sido porque estaba exhausto?

Zayn respiró tembloroso.

—¿Ahora qué más quieres saber…? ¡Ah, sí!, ¿por qué nunca me he acostado con Rebeca? Ella sólo tiene veintiún años, y es virgen. Educada en un convento. Completamente inocente en lo concerniente a los hombres. De algún modo, no me pareció correcto quitarle esa inocencia hasta que tuviera mi sortija en el dedo. Así que esperé… Eso fue lo que hice, dadas las circunstancias —terminó Zayn.

_______ se quedó en un desolado silencio, sentía el corazón como una gran losa de granito en el pecho. Pesada, dura y fría. ¡Dios santo!, él en realidad acababa de deletreárselo, ¿verdad? Se acostó con ella porque no era inocente, no tenía ninguna virtud para ser guardada o respetada. Ella era poco menos que una prostituta ante sus ojos, ¡sólo para ser codiciada, para tener relaciones sexuales con ella!
Pero no era lo mismo con la muchacha a quien amaba. Rebecca era para ser tratada como el cristal, puesta en un pedestal, mirada pero no tocada, no seducida despiadadamente como él la sedujera una y otra vez aquella noche.

________ empuñó una mano contra sus labios, por miedo a que escapara de su boca un gruñido de aflicción. Bien, al menos esto le daría un arma para luchar cada vez que lo deseara. Recordaría exactamente la opinión que tenía Zayn de ella, para que esos indignos deseos se congelaran.

—¿No tienes más preguntas que hacer? —preguntó Zayn, con voz apagada.
—No —fue todo lo que pudo decir.
—En ese caso, pondré un poco de música. Tenemos un largo viaje por delante.
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