Come a Little Closer

V. "Las victimas no creen la farsa"

V. "Las víctimas no creen la farsa"

—Severus— llamo a su hermano antes de entrar al comedor principal para la cena, iba acompañado por las hermanas Black al igual que siempre, pero al escuchar su voz se detuvo con sus oscuros ojos brillando como los de un ciervo sorprendido antes de acortar su distancia y alcanzarla desde el otro lado del pasillo mientras sus amigas desaparecían por la puerta mostrando una mueca de inconformidad y además la morocha una de clara advertencia que ignoro fácilmente.

—Serena— contesto con una bonita sonrisa completa a punto de comenzar, tan crédulo, un tonto atrapado en la creencia que después de evitarlo desde su llegada a Hogwarts misteriosamente ahora querría su compañía para resanar su relación tan rota.

—Hermano, quería disculparme por mi comportamiento de estas semanas y aunque sé que no lo merezco estoy aquí. He sido muy tonta, no quería acercarme a ti porque siempre sentí que mamá y tú me abandonaron, pero por fin logre ver mi error y quisiera que reparáramos nuestra relación, hare todo lo que este en mis posibilidades para lograrlo, por favor Severus— inicio su falso discurso con sus ojos poniéndose ligeramente llorosos, justo como lo hacía cuando quería un juguete y su padre se lo negaba.

Días posteriores al encuentro con su abuelo tuvo la epifanía de que la mejor manera de destruir a Severus y con ello a los Prince por ser su ultimo vástago, era ganándose su confianza, encontrando sus debilidades y secretos para humillarlo públicamente, arrinconarlo en cualquier error que cometiera. Tenerlo a su lado y que la buscara como un salvavidas para abandonarlo sin nadie a quien recurrir, así que conteniendo una carcajada encontró que casi podía sentir el dulce sabor de las lágrimas de su hermano que presagiarían su victoria y más que nada, la humillación de su madre y sus abuelos.

—Serena, no hay nada de lo que disculparse, nosotros no queríamos dejarte, pero mamá no tuvo de otra, siempre lamento haberte dejado con Tobías, un hombre lleno de tantas intolerancias y vicios, pero ahora podemos estar juntos, nos hemos perdido tantos años.

Apretando fuertemente sus puños hasta sentir como sus uñas se enterraban en sus palmas le sonrió en acuerdo, aunque sintiera ganas de maldecirlo, dándole la oportunidad y el respondiendo de esa manera, profanando a su padre como un estúpido, siendo llamado intolerante y vicioso, cuando los alimento por años sin merecerlo, fenómenos malagradecidos.

—Por supuesto, gracias por esta oportunidad hermano. Sabes, para recuperar por lo menos estas semanas podrías sentarse conmigo durante la cena, te presentare a mis amigos, te encantaran—concluyo sintiendo la dicha de sus planes y dándole un abrazo corto a Severus, como si tocarlo quemara.

Era bien sabido que entre las tradiciones vigentes de los sangrepuras más poderosos la castidad era primordial en sus herederos hasta el matrimonio, jóvenes gestantes que la perdían antes de tener una unión arreglada eran repudiados, humillados y abandonados, sin oportunidad de redención. Un paso en falso le costaría inclusive la vida a Severus y si cometía el error de acostarse con un heredero exiliado de una familia oscura o un mestizo, sería su final.

Separándose sujeto su antebrazo y se movió para dirigirse a la cena, mientras trataba de hacer sentir a Severus confortable y que empezara a hablar sobre su vida, ella misma dando algunos datos para que no sintiera que era un interrogatorio, todo desde que fueron separados hasta que inevitablemente su camino volvió a unirse, admirando cada poco la belleza que tenía y a la vez imaginando todo lo que perdería, así acaricio su mejilla casi con amor y se sentó junto a su novio.