XXXI. "Segunda prueba"

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XXXI. "Segunda prueba"

Al lado de James, ninguno de los dos se dirigía la palabra, ni siquiera se miraban y solo se estaban dirigiendo juntos al Lago Negro en lo que parecía una procesión demasiado sombría y a su alrededor todos los alumnos parecían abrir paso para ellos, tal vez porque James era uno de los campeones rumbo a la prueba o porque ahora parecían querer lincharla colectivamente.

Desde la noche anterior las cosas habían sido de esa manera, después de perseguir a James y que este le diera un ultimátum para que se mantuviera callada mientras él pensaba las cosas, el resto del mundo la empezaba a despreciar abiertamente, en especial sus compañeras de habitación que no tenían casi ningún reparo en hablar sobre lo desgraciada que era y lo poco afortunado que se encontraba James en una relación con ella.

Y sin poder protestar por ello para evitar algún problema que le diera apertura al director de suspenderla un tiempo de la escuela, como a los Black y Evans, se había mantenido callada pensando en lo que sucedería la mañana siguiente; el escarmiento de toda la escuela, incluidos los profesores y la desconfianza que James le tenía en el momento, tanto como la segura vergüenza que los rumores debían de estarle causando a los Potter, además del regocijo que Severus tendría por ver como él volvía a tener ventaja en la pelea.

Aun más, cuando las cosas se calmaron en la madrugada y para su sorpresa Lily Evans entro a las habitaciones femeninas, sin siquiera mirarla o querer despertar a sus amigas, noto que la pelirroja había actuado completamente normal, como si no hubiera perdido dos meses escolares por actuar valientemente en su contra, algo de lo que debió haber sido recompensada.

Entonces, antes de que todas despertaran y se dieran cuenta de la invitada inesperada que tenían dormida a unas cuentas camas suyas, ella había huido en búsqueda de James que ya debía de estar despierto e impaciente de quedarse más tiempo a solas en la habitación que antes había estado llena de risas.

Pero de eso ya había pasado un tiempo y ahora era momento de la verdad, a lo lejos podía escuchar al montón de chicas que siempre perseguía a Karkarov, vitorear en animo e incluso podía oír murmullos de suerte hacia su hermano, pero para James nadie tenia nada que decir y no sabia si era porque su popularidad mermaba al estar junto a ella a pesar de las declaraciones del Profeta o porque todos esperaban con seguridad que James tuviera una actuación espectacular como en la primera prueba.

Esperaba que, sin lugar a duda, fuera la segunda opción, porque si bien su reputación podría sufrir ciertos desperfectos al menos por un tiempo hasta que encontrara una solución, la de James no podía permitirse lo mismo, porque su propia vida social dependía en cierto grado de lo mucho que James fuera amado y la amara, dándole su protección.

Al llegar al Lago Negro se dio cuenta que las mismas tribunas que habían sido colocadas en noviembre para la primera prueba, ahora estaban en la orilla del lago y que los alumnos estaban subiendo a estas mientras en la parte inferior aún quedaban algunos profesores, los otros dos participantes y en una mesa cubierta de tela dorada donde el tribunal para juzgar a los campeones se preparaba.

A la vez parecía que sus oídos iban a explotar de la algarabía de todos los espectadores emocionados porque la prueba diera inicio y dando un asentimiento respetuoso a los presentes, sin siquiera mirar a Severus directamente por el momento, trato de ignorar la manera en que la profesora McGonagall parecía estarla vigilando, ni como de forma obvia la desaprobaba por completo.

—¡Justo a tiempo! Estamos a cinco minutos de que inicie la prueba, prepárense— escucho decir al mismo tipo que había hecho de presentador en la prueba de los dragones y de inmediato vio que James se empezaba a quitar la túnica que traía encima.

Come a Little CloserDonde viven las historias. Descúbrelo ahora