VII. "Los lacayos son más de lo que aparentan"
Las semanas pasando había sido algo que apenas había sentido, pero que ahora era un problema que le estaba escapando de las manos debido a que faltaban a penas algunos días antes de que la primera prueba fuera a ocurrir y el castillo seguía adormecido por los alumnos extranjeros, incluido su hermano que por mucho que se hubiera acercado a ella y contando gran parte de su vida e infancia llena de deberes, nada importante, aun no bajaba la guardia desesperándola. Más allá de eso, tampoco había entrado en la lista de conquistas de Sirius y parecía que sus trucos nunca serian lo suficientemente buenos para atraparlo en sus redes
Y siguiendo al trato que le había hecho a Sirius, ni Remus ni Peter estaban a su disposición por el momento para divertirse, lo que solo la había dejado con Severus la mayoría de su tiempo libre, reparando la ausencia de años y en algunas ocasiones con James, que, sino estaba exhausto por la exigencia de McGonagall en su materia al ser alumno estrella, lo estaba al ser perfecto, capitán del equipo de Quidditch y preparándose para la primera prueba.
Así que su desesperación e irritación en ese punto era algo tan obvio que todos a su alrededor lo empezaban a notarlo rápidamente, incluso James con su poco tiempo lo había hecho y ahora la evitaba como la peste, alegando que no desperdiciaría los únicos minutos que tenia libre para verla estar de mal humor cuando podía descansar, además de advertirle que cuando volviera a su humor habitual el volvería estar a su lado, mientras tanto que ni se le acercara.
Frustrada y atrapada con el fenómeno, atribuyo toda la culpa de esta situación a los estúpidos modales de su hermano y sus amigas que al parecer eran incapaces de dejar solo al ojinegro en cualquier ocasión, incluso cuando estaba con ella y los vigilaban a distancia, provocando que ningún coqueteo por parte de Sirius fuera recibido, como tampoco ningún rumor sobre que había caído en su cama fuera creíble. No con ellos solo dejándose ver en sitios públicos o acompañados y haciendo imposible arruinar su reputación en esos momentos.
Sintiéndose impotente, lanzo el libro que llevaba intentado leer toda la tarde al espejo frente a ella dejándolo en trozos, lo que la hizo sonreír un poco antes de que Evans se asomara por la puerta observando la habitación que compartían.
— ¿Qué demonio Snape? El espejo es de todas, niña mimada, no solo tuyo— hablo Evans y luego murmuro un reparo al objeto, de nuevo hundiendo en su mal humor y sin medir consecuencias le lanzo un hechizo cortante a las ondas pelirrojas de la chica frente suyo, haciendo que cayeran separas de la Gryffindor, echándose a reír por su cara de estupefacción que obtuvo de ello, tarde se dio cuenta de que un hechizo había sido aplicado en sí misma.
Sobresaltada se miró en el espejo descubriendo que su cabello era casi inexistente, a punto de iniciar un duelo fue lanzada por otro hechizo a la cama y la puerta fue sellada, dejando más frustrada que nunca.
Entonces, paso los días restantes hasta la primera prueba con una pañoleta en su cabeza mientras el profesor Slughorn tenía el tiempo para hacer una poción crece pelo solo para ella y su extraño incidente, a la vez intentando cazar a Evan en venganza y mirándola pasear por todo el castillo con el bonito corte que, según ella, había arreglado por sí misma.
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Come a Little Closer
FanficSerena Snape tiene una vida perfecta, donde su padre, amigos y todo Hogwarts la aman y admiran por salir con James Potter y acostarse con Sirius Black en algunas ocasiones. Al menos hasta que Dumbledore anuncia el torneo de los tres magos, que trae...