I. "La vida que fue y la que hubiera sido"

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I. "La vida que fue y la que hubiera sido" 

Cuando era niña, su madre se arrodillo frente a ella y sostuvo su rostro con sus manos temblorosas diciendo que se apresurara y pusiera las pocas pertenencias que tenía en la mochila que el verano pasado una de sus vecinas les había regalado, por lastima había dicho Severus y ella lo había mirado confundida por la elección de una palabra tan rara.

Alentándola a empacar el destartalado peluche que tanto amaba y la ropa de segunda mano que compartían Severus y ella, noto que su hermano ya tenía sus propias cosas pulcramente dobladas en el espacio que le correspondía y que incluso había dejado más sitio para que no tuviera que dejar nada de lo que ella quería.

Sin entender muy bien porque su madre quería que hiciera eso, la escucho decir que irían de viaje un tiempo y su papá se quedaría en la casa mientras lo hacían, lo que de inmediato la alerto y la hizo negarse histéricamente, ocasionando que su madre tomara a Severus de la mano, la besara en la mejilla, dijera que la amaba y se fuera por la puerta trasera.

Entonces se despido de una parte de su familia y se sentó en medio de la sala de la vieja casa de la Hilandera, esperando que su padre volviera de estar en el bar con algunos amigos, repitiendo lo que Severus le había dicho antes de irse, sobre tener que escapar antes de Tobías llegara y los golpeara en medio de la liberación de su madre para volver al cuento de hadas que les contaba sobre el mundo mágico.

Años más tarde, después de ver la rabia de su padre por saber que su esposa y su hijo habían huido y ahora tenía que criarla solo, entendió que amaba a su madre y a su hermano, pero que ninguno de los dos nunca serian como su padre, ni tendrían el mismo valor dentro de su corazón, de la misma manera en que él la amaba y lucho para darle una casa bonita, una nueva madre, que si fuera normal, a pesar de no ser tan hermosa como Eileen y más allá de eso, una vida perfecta

Así fue como el la llamo un ángel o un milagro cada noche y la crio de la mejor forma que pudo, siendo mimada a lo largo de los años y mejor aún, adorada por cada cosa que hacía, incluso la magia accidental que habría condenado a Severus a una serie de golpes.

Por ello, cuando recibió la carta a Hogwarts no se sorprendió de ello, esperándola pacientemente desde las noches en que Eileen esperaría despierta a que su padre llegara de su juerga y ocuparía el tiempo para contarles lo maravilloso que era el castillo, donde encontrarían un hogar y más familia, preparándolos inconscientemente para ir al mundo mágico.

Lo que, si la sorprendió, fue que su padre lo llamara una bendición y que esa misma tarde abriera la puerta de su hogar para encontrar a Eileen y a Severus en el recibidor, donde los llamó demonios antes de echarlos a golpes.

Siendo la primera vez que vio a Severus después de tantos años separados, admiro que compartían el mismo color de cabello y que sus ojos ónix se habían oscurecido al tono de su padre como los suyos se habían aclarado al tono de su madre. Era una belleza sin duda, pero tambien lamentablemente era un fenómeno, lo que lo hacia un desperdicio de belleza.

Come a Little CloserDonde viven las historias. Descúbrelo ahora