Eres gay? (POV de Cole)

• 𝑳𝒂 𝒎𝒂𝒅𝒓𝒆 𝒅𝒆 𝑪𝒐𝒍𝒆 •

- Y...y después me preguntó si quería ser su novio. - Le contó Cole a Anne.

- ¿Y qué le dijiste? - Preguntó ella emocionada.

- Que no - Dijo el chico, sarcástico, y su amiga lo miró confundida - Es broma, le dije que sí.

- Felicidades. - Lo abrazó - Ojalá yo tuviera esa suerte en el amor...No. Es mejor tener una vida trágica, fallar buscando el verdadero amor para casarme con la aventura. - Cole se rió. Su amiga era muy ocurrente y creativa.

- Bueno, debo irme. Ya sabes cómo es mi mamá. - Le dió un abrazo y salió de la pequeña casita con la esperanza de encontrarse a su novio en el camino.

Novio...Todavía le sonaba extraño.

- ¿Cómo está mi hermoso novio? - Dijo Billy llegando por detrás del rubio, susurrandole al oído con su voz ronca, haciendo que se sobresaltara.

- Billy, me asustaste. - Se rió. - Estoy bien, ¿Y tú?

- Genial, porque al fin puedo pasar tiempo contigo. - Empezó a besar sus labios, bajando hacia su cuello, pero sin dejar marca.

- Billy... Billy, para. Tengo que...tengo que irme.

- ¿Tan pronto? - Billy paró. - Está bien... Te amo - Dejo un corto beso en sus labios.

- También yo - Lo abrazó Cole - Lo siento, pero mi mamá exige que llegue temprano siempre. Ya sabes, debo ayudar.

- Tranquilo, no pasa nada. - Sonrió. - ¿Quieres que te acompañe?

- Claro. - Empezaron a caminar tomados de las manos, Cole con su cabeza apoyada en el hombro de Billy.

- ¡Cole Mackenzie! - su madre salió de la casa, aparentemente enojada. La pareja se separó rápidamente. - ¿Qué significa esto?

- Mamá, yo...

- ¿Qué es esto de llegar tan tarde?

- Ah, eso...- Dijo el chico aliviado. - Lo siento, se me pasó el tiempo. Ya sabes...Con Anne estábamos estudiando...

- Entra en la casa.

- Si mamá. Adiós Billy - Le sonrió.

Ambos entraron a la casa y Billy empezó a volver hacia su casa.

- ¿Acaso te vi de la mano con ese chico? - Dijo su mamá cerrando la puerta detrás de ella. Usaba un tono que su hijo ya esperaba.

- No, digo... Sí, pero somos amigos. - Sabía que su familia nunca lo aceptaría como era.

- Está bien. Pero no quiero verte de las manos con un chico nunca más, ¿Me oíste?

- Sí, mamá. - Dijo el rubio con lágrimas en los ojos. No quería discutir, no serviría de nada. Así que subió a su habitación y lloró un rato hasta que se quedó dormido.