• 𝑷𝒆𝒓𝒇𝒆𝒄𝒄𝒊𝒐́𝒏 •

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(narra Cole)

Dos meses después...

Hace un mes y medio que me mudé a Charlotteown. Todavía son vacaciones, pero tengo un amigo: Oliver, el de la fiesta.

Es un muy buen amigo y una gran compañía, y eso que me pareció sentir el día de la fiesta respecto a él desapareció.

- ¿No vienes? - Dijo mi nuevo amigo, levantándose de la mesa en donde estábamos desayunando, en casa de la tía Jo.

Ese día iríamos a comprar mi nuevo uniforme para el colegio. A decir verdad, estaba bastante nervioso.

[...]

- Ese es justo de tu talla. - Me dijo Oliver cuando le mostré el conjunto que me estaba probando.

- ¿Seguro? - Lo cuestioné mirándome al espejo. Me quedaba grande. Enorme, mejor dicho.

- No - Contesto mi amigo con una carcajada

- ¿Este está mejor? - Le pregunté cuando me probé el otro. - No me queda grande, pero tampoco es pequeño, creo que este es.

- Definitivamente es para ti. - Dijo analizandome de arriba a abajo.

- Pues... ¿Gracias? - Me reí.

Luego de eso, volví a entrar en el vestidor y me puse mi ropa habitual.

(Narrador omnisciente)

- ¿Nos sentamos por allí? - Sugirió Oliver al salir de salir de la tienda.

- Claro.

Se quedaron un largo rato mirando a unos niños jugando a las canicas mientras estaban sentados en un banco, hasta que Oliver decidió romper el silencio.

- Tengo suerte de que hayas llegado. - Cole lo miró a los ojos - Digo, me hiciste todo más fácil. - Sus miradas se cruzaron y la sostuvieron así por un largo rato.

- ¿A qué te refieres?

- Me refiero a que... - Oliver suspiró y desvió su mirada hacia el suelo sintiendo la manera en que su pulso se aceleraba rápidamente y sus mejillas se tornaban un tanto rosadas. - Me refiero a que antes de que tú llegaras no tenía amigos. No tenía con quién pasar las tardes o... O con quién plantear mis ideas, no tenía a nadie que me haga reír. Siento que contigo todo es... Perfecto. - El rubio no había desviado su mirada en ningún momento, y cuando Oliver termino de hablar, sus miradas se cruzaron una vez más.

- Nada es perfecto. - Dijo Cole luego de unos momentos pensando en qué decir. - Nada es perfecto - Repitió, todavía reflexionando - Sin embargo, no es necesaria la perfección para alcanzar la felicidad. Lo que tú quisiste decir es que somos felices. Y tienes toda la razón. - El chico sonrió, dejando algo confundido a Oliver.

- Supongo...

- ¿Deberíamos volver, verdad? - Sugirió Cole cuando vió que el sol se estaba poniendo.

- Claro. - Contestó Oliver sonriendo.

- ¿Te acompaño a casa? - Su amigo asintió y comenzaron a caminar.

Oliver se despidió de Cole y entró en su hogar. Subió a su habitación y se pasó la tarde pensando en Cole, en lo que había dicho. Pero más que nada en sus mejillas rosadas, sus ojos de color, su pelo dorado que brillaba como oro cuando se exponía al sol, en su sonrisa tan perfecta, su manera de pensar y de hablar, su risa, y en todo lo que al más bajo le hacia sonreír.

"Espera...¿Por qué estoy pensando en él de esta forma? Sólo somos amigos...¿Verdad?"

Eres gay? (POV de Cole) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora