Vanyara

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El camino de regreso a Cambridge lo hizo casi de modo automático

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El camino de regreso a Cambridge lo hizo casi de modo automático. Si Antaruk lo protegió en el trayecto para no impactarse contra un poste de luz, jamás lo sabría.
Su cabeza no dejaba de pensar, de hilar, de analizar todo lo que había ocurrido a partir de esa mañana. Desde la pesadilla de la noche anterior, hasta el encuentro con Dimitri, pasando por el castigo a Isis y la reunión con Christoffer.

Se mantuvo estacionado por largo rato en unas calles aledañas a la casa. La lluvia caía con fuerza sobre la ciudad, el agua sacudía el capó y el techo, produciendo un eco hueco al interior de la cabina.
Apoyó la cabeza en el asiento y sostuvo la mirada sobre el techo, embebiéndose de la tranquilidad dentro de aquel espacio sagrado cuyo silencio era solo interrumpido por la lluvia.
Se fregó la cara con las manos y sonrió con tristeza. Christoffer había cambiado. Ambos lo habían hecho. Era irremediable el paso del tiempo y por supuesto no serían los mismos que cuando niños. No obstante, la insistencia de Antaruk en su interior por intentar aferrarse a la energía que irradiaba quien fuera su mejor amigo en la infancia, lo perturbaba.
Christoffer le había dicho que algo no estaba bien, que faltaba información. Pero él iba con la caballería por delante, esperando ganar la batalla ciegamente sin darse cuenta que sus dudas eran las mismas.

Todos se habían guiado por unos libros escritos por un sujeto que dijo haber entrado a Lemuria. Sebastian los había leído cientos de veces desde que Alabaster se los había llevado. Había memorizado cada línea, punto, coma y letra de aquella profecía que en realidad no eran más que palabras sin sentido y una serie de números que conformaban una constelación.
Se rascó los ojos y respiró hondo. ¿Qué podía estar faltando?

—Nadie ha despertado a los dioses más que Devendra... —hizo recuento—. Kaos acaba de causar que maten a un grupo de personas en Francia —achicó los ojos, dudando—. No debería importarme si a fin de cuentas yo haré lo mismo cuando gane la batalla. Se supone que debo exterminar a la humanidad para que Kaos no se siga alimentando de ese odio. Pero... ¿en qué me diferencia del Kaos un atentado? —se volvió a pasar las manos por la cara llevándoselas hasta la cabeza, jalando su pelo, intentando exprimir las ideas dentro de su cerebro.

Sebastian había decidido acabar con la humanidad porque no había nada que valiera la pena en ella. Había crecido con aquella determinación. Con aquella sensación de que él podría castigarla por su falta de amor hacia Ramaya, la Diosa que les había dado la vida.

Pero no podía mentirse a sí mismo. A pesar del deseo de justicia y odio que nacía a partir del desprecio hacia sus propios padres, había un vacío que no podía llenar. Y comenzaba a cuestionarse si lo que Christoffer le había dicho era cierto.

Si de verdad existía una luz dispuesta a cambiar su destino, entonces, ¿por qué se había escrito la profecía? ¿No debería la profecía decir algo al respecto de esa luz?

Recordó la niebla en su mente, aquella pared densa y la conclusión de Dimitri: que era una protección impuesta para bloquear los recuerdos.

—¿Recuerdos de qué? ¿Qué es lo que no estoy viendo?

Crossroads • A Través del Tiempo {Libro 1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora