La paz vuelve una vez mas a Infratierra. Alicia (la Guardiana de Infratierra) y Tarrant iniciaron lo que seria su nueva vida juntos. Esperando la llegada de su primer bebe, todo parecía una historia de cuentos de hadas. Asta que, una nueva amenaza...
Había pasado una semana desde que estaba internada en ese hospital. Los médicos me dieron el tratamiento adecuado y ya comenzaba a sentir fuerzas nuevamente. Lo que aún me angustiaba era el hecho del coma. ¿Será que en verdad fui capaz de estar en dos mundos totalmente diferentes? ¿Será que una parte de mi era la que estaba en Infratierra y la otra estaba aquí sin poder reaccionar? Y si es así ¿cómo le are para que no vuelva a pasar y no le cause tantas angustias a mi madre cuando vuelva a Infratierra? Quizás cuando valla con la reina Mirana le comente lo ocurrido y quizás ella me dé algo para solucionar esto, ya que no me gustaría decirle a Tarrant que estuve muy mal en mi mundo. También hay algo que me preocupa en este momento y es el hecho de cómo le diré a mi madre de mi compromiso con Tarrant. Apuesto que ella ya querrá que despoje a un hombre y lo que no sabe es que ya estoy casada pero, con un hombre que no es de este mundo.
Me encontraba leyendo un libro mientras aun me trasmitían suero por una intravenosa. Mi madre se fue a casa el día anterior para poder descansar un poco. Tarde un poco en poder convencerla pero al fin me hizo caso en que yo podría cuidarme sola. Cuando salga de aquí me pondré al día con todo lo que paso cuando estaba inconsciente. La habitación donde me encontraba era muy turbia y no me gustaba estar mucho tiempo en un solo lugar. Las ventanas estaba serradas pero las cortinas pálidas estaban recogidas que me dejaban ver afuera del local. Miro un momento a un espejo que estaba justo al frente de mí para poder detallar mejor mi aspecto. Tenía una cicatriz en el ojo izquierdo que de seguro se generó por el accidente de haber caído por la borda del barco. Me encontraba mas pálida que lo que estoy acostumbrada y mis labios estaban desteñidos. Mis ojos estaban con un semblante de agotamiento e hinchazón. Mi cabello se encontraba un poco despeinado y encrespado. Debió ser por el agua salada. Sobre todo eso, noto un detalle diferente en mi aspecto. Mis parpados tenían un ligero rosado en ellos. Los froto con mis manos y noto que no era maquillaje, parecía como si fuera parte de mi piel. Mis ojos habían cambiado a un color azul brillante mis mejillas estaban un poco con ese mismo color de mis parpados. Veo mi cabello y noto que las puntas de este se veía un poco de color verde. Algo me decía que esto tenía que ver con mi cambio que sufrí en Infratierra. Apuesto que cuando vuelva esto se va a hacer un poco más notable pero tarde o temprano alguien me va a preguntar sobre esto.
-quisiera que desapareciera mientras estoy aquí – me dije a mi misma mientras miraba a otro lado y cuando vuelvo a ver ha al espejo noto que no estaban esos rasgos.
Me quede sorprendida y un poco confundida con lo que acaba de pasar. Solo pensé que será mejor que en mi estadía en Sobretierra no debería tener este aspecto ya que las personas de aquí podrían preguntar que porque tengo este aspecto. Eran tantas interrogantes en ese momento que no podía con todas. Me estaban agobiando la mente con tantas dudas y no las encontraría aquí; si no en Infratierra. Quizás Estoryean sabía algo de esto pero no sé si puedo comunicarme con él desde aquí. Estaba tan sumergida en mis pensamientos que no me percate que alguien estaba en la habitación sino hasta que me hablo.
-veo que sigues siendo muy distraída – dice una voz reconocida. Me volteo y veo a mi Primo Tomas. Le sonrió ya que hace mucho que no lo veía.
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