Capítulo 14

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(Peter en la multimedia, disculpen la mala calidad de la foto)

Capítulo 14:  

Estoy organizando papeles de algo (Porque así recurre la vida de cualquier pasante), cuando Peter entra a la oficina y me sonríe. Le devuelvo la sonrisa. Desde que me pidió salir aquel otro día, nos hemos vuelto más cercanos. Nos apoyamos como pasantes subpagados y el resto del tiempo hablamos como amigos. Es un gran chico, y aunque antes lo descarte porque una parte de mí, en el fondo, siempre deseó volver a tener algo con Tito, esa parte murió el día de la fiesta, el día que nosotros....  Ahora, lo único que quiero hacer es destruir ese clavo y colocar otro para llenar el vacío.

Puede que esa no sea una estrategia saludable.

Puede que tampoco me esté importando mucho en este momento.

- Te ves muy linda hoy - Me dice Peter, colocándose detrás mío mientras él también hace algo. Puedo sentir su respiración en la parte trasera de mi nuca. Puedo sentir nuestros cuerpos tan cerca que si solo me muevo un poco, podríamos tocarnos...

- Ay, lo siento, Peter - Me muevo a propósito, fingiendo buscar otra cosa en los estantes de arriba. Su pecho choca contra mi espalda, pero lejos de parecer molesto, él se sonroja un poco y ríe. Es exactamente la clase de chico que necesito. Uno que no busque problemas. Uno que sea amable y tierno y humilde. Tiene todo lo que necesito en una relación estable.

Así que decido ir tras ello. Sé que le gusto, y él... Bueno, podría llegar a gustarme. Quiero decir, él es tan conveniente...

- ¿Quieres salir conmigo al final del día? -

- ¿Sa-salir contigo?- Su timidez es adorable. Le sonrío y asiento. Así es. Cassidy Lowe le está pidiendo una cita a un chico guapísimo. Y ese chico no es Tito Pastore. 

- Sí, estaba pensando que podríamos comer algo y recorrer el parque .... - Peter asiente, como si no quisiera decir nada que pudiera arruinar el momento - Peter, sé que antes te dije que pensaba irme a Boston, pero eso puede que se posponga o no suceda. Si te parece bien, podría ser una cita solo para conocernos mejor -

- Me encantaría. Quiero decir, me parece genial - Dice sonriente. Me doy cuenta que estamos cerca. Peligrosamente cerca Pero ¿Qué voy a hacer al respecto?

Me voy a acercar incluso más.

- Genial. No puedo esperar - Le contesto con la mejor de mis sonrisas, intentando que la emoción de mi voz llegue a mi estado de ánimo. 

....

Peter está junto al ascensor a las cinco de la tarde, esperándome con una sonrisa de oreja a oreja. Todos están recogiendo sus cosas para marcharse, ya que cerramos a las cinco. Y al ver a Peter, me acuerdo de nuestra conversación de más temprano. Caigo en cuenta enseguida que él está esperándome para tener una cita, una cita que yo le pedí. 

- ¿Lista? - Me pregunta y yo asiento. El ascensor se abre en nuestro piso y por suerte hay más gente adentro. No quiero tener una conversación incómoda acerca de qué haremos o qué significa esto. De hecho, me doy cuenta, tampoco me siento muy emocionada con la idea de salir y hablar. Los últimos años, he sido más de salir y coger. Ya ni siquiera sé qué se supone que tengo que hacer. 

Peter y yo decidimos comer en un restaurante a dos cuadras del parque. Hablamos desde el segundo en que nos sentamos y jamás paramos de hablar. Él me cuenta de su infancia, de su adolescencia, de cómo creció en Chicago y de que adora esta ciudad con todo su corazón. Hablamos de los mejores lugar para comer, también para divertirse. Y cuando le digo que fui una porrista en el colegio, él me admite con cierta vergüenza que él jugaba al fútbol. Cualquier que nos escuchara diría que somos perfectos para el otro, que tenemos cientos de cosas en común. Y es así. No hay ni una sola cosa en que no estemos de acuerdo. Es casi que increíble. 

Finalmente decidimos dar una vuelta por el parque al frente del restaurante. Hasta ahora, la conversación ha sido fluida, pero de repente nos encontramos con un silencio incómodo. Es el final de la cita, después de todo, y se supone que acá es dónde acordamos volver a vernos, o por lo contrario, decidimos quedar como amigos. Peter parece ansioso, observando sin interés los senderos de piedra y los árboles que por la época están empezando a perder color. 

Le sonrío para tranquilizarlo. A pesar de que aún no he sentido esa chispa, esta ha sido una de las mejores citas desde... Bueno, desde Tito. Pero me convenzo de que no hace falta sentir una conexión de inmediato. Desde los dieciocho, he sido miserable pensando que estaba dañada, que no encontraría amor de nuevo porque cuando veía a otros chicos, no sentía nada emocionante. Los comparaba a todos con el imbécil, pensando que solo porque no tenían su sonrisa preciosa, o sus ojos café, o porque no me hacían sentir como La Tierra estuviera hecha de caramelo... En fin, el punto se entiende. Pensaba que porque no cumplían mis exquisitos requisitos, ninguno valdría la pena. Nunca paré a pensar que, de hecho, al conocer a Tito aquella primera vez, lo odié. Y lo odié durante muchos años después. No necesito sentir nada de inmediato. Solo me tengo que preguntar "¿Podría sentir algo?" 

Y cuando miro a Peter, me digo a mí misma que sí, si podría sentir algo con él. 

Ninguno dice nada durante unos minutos. Caminamos en silencio, pero después de mi realización, ya no siento que es incómodo. Es más, es un poco emocionante, porque en el fondo sé que... 

Va a besarme. Me detiene y me dice que la está pasando muy bien. Me dice que soy increíble. Y que quisiera que esto se convirtiera en algo más. 

Le digo que yo quiero eso, también. 

Y entonces, se inclina hacia adelante, lentamente, dándome tiempo para reconocer su intención, pero yo... Yo lo beso primero, ignorando la vocecita en mi cabeza que me dice que no debería estar haciendo esto justo después de lo de Tito. 

Lo beso y no siento la chispa, las explosiones, la intensidad casi que dolorosa.

Pero tampoco se siente mal.

Se siente bien. Se siente muy bien. Se siente... correcto.

Las manos de Peter van a mi cintura, acercándome más y pronto estoy muy consciente de que esto significa algo. Y me gusta. Me gusta estar entre sus brazos. Me siento segura, me siento apreciada. Sus labios están llenos de determinación, y me encanta. 

También me siento un poco mal por otras pobres personas en el parque que tienen que presenciar esto. 

Al separarnos, Peter me sonríe. Es una sonrisa tierno, sincera. No es para nada arrogante. 

- Me gustas mucho - Me confiesa, y yo le sonrío devuelta.

- A mí también me gustas mucho - Puede que esté mintiendo, pero con besos como ese, no será mentira por mucho tiempo. Nos despedimos, él me hace prometer que lo llamará cuando llegue a casa, para saber que llegué bien, y eso me hace sentir aún más segura de que estoy haciendo lo correcto. Me repito a mí misma, una y otra vez, que aunque puede que no haya chispas ni fuegos artificiales ni viajes a la luna, hay algo. Hay definitivamente algo, y puedo esperar por lo demás. Con Peter, sé que no saldré herida. 

Me duermo pensando en el beso. Lo repito en mi cabeza, a veces a propósito. Intento memorizar cada detalle, revivir la sensación de sus labios contra los míos.

En algún momento, termino pensando en Tito. La noche en la fiesta. Sus labios igual de cálidos, perfectos para mí, como lo fueron años atrás. Y, esta vez, involuntariamente, me encuentro intentando recordar, fallidamente, cuando fue nuestro último beso. El último beso que no tuvo que haberlo sido. El que dí sin ser consciente que marcaría un fin a todo.

Me encuentro conteniendo las lágrimas, como la chiquilla tonta de 18 años, sintiéndose estúpida y derrotada. Sin embargo, no dejo que las emociones me venzan esta vez. Empujo el rostro de Tito lejos. Ahora, tengo algo nuevo para dejar sus vacíos. 

Y si lo intento lo suficiente, pronto ya no tendré porque volver a pensar en él.


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