Capítulo 8

925 80 6
                                    

Narra Cassidy

 Para cuando llego al hospital, las enfermeras están pidiéndole a papá y a Trish que dejen de llorar. Por un momento, estoy preparada para dejarme ir, para desplomarme sobre el suelo del edificio y jamás moverme de ahí. Pero una de las enfermeras se mueve y veo a mi hermana mirando a papá y a Trish con fastidio, ella también pidiéndoles que dejen de estar lamentándose. 

-¡Kate!- Grito, corriendo hasta su lado. Al verme, voltea los ojos y los dirige a su prometida.

-¿De verdad? ¿Hasta llamaste a Cassidy?-

-¿Por qué no me llamaría? ¿Qué diablos sucede?- Aunque verla a salvo me trae calma, aún dejo salir la voz cargada con miedo e incertidumbre. Mi hermana está bien de salud, más allá de ser VIH positivo, pero uno siempre tiene ese miedo en el fondo de la cabeza, amenazando con arruinarlo todo.

-No es nada, Cass. Cogí una tos insoportable y Trish me arrastró al hospital pensando que me estaba muriendo de neumonía, pero es solo bronquitis-

-¿Solo una bronquitis? ¿Es que estás loca?- Le recrimino. No es hasta que termino de hablar que me doy cuenta de mi tono de voz. Sueno casi tan asustada como Trish, y aunque puedo ver en el rostro de Kate que está bien, de igual formas me aterra la idea de que su salud se deteriore. Ella pasó años sin ningún tipo de tratamiento, viviendo una vida poca saludable, ignorando el hecho que tenía VIH.

-¿Pueden calmarse todos?- Bufa Kate, rodando los ojos - Ya tuve que soportar a mamá llorando media hora mientras al mismo tiempo tomaba un avión para acá-

¿Qué?

-¿Tu mamá viene?- Pregunta Trish, ahorrandome la difícil tarea. Puedo ver que Kate está casi tan indecisa por la noticia como yo. Papá finge que no le importa, y puede ser verdad, pero las cosas con mamá siempre han sido complicadas. Quiero decir, ella no solo me echó de casa a los 17 años para luego revelar que mi papá era un cornudo y que yo era el resultado de dicho acto, pero también volvió con mi papá biológico, al que no puedo precisamente ver como uno.

-Va a pasar mañana por acá, y si no quieren ser cinco adultos llorando en sincronía, les sugiero que se tranquilicen-

Kate tiene razón. Exageramos demasiado cuando se trata de su salud. Pero mientras Trish es solo la mejor novia del mundo, sé que papá y mamá y hasta yo a veces nos vemos motivados por la culpa. Kate pasó tantos años sola, sin nadie que cuidara de ella. Quizás su diagnóstico no fuera nada más que un dato si no se hubiera ido. Pero ya no tiene sentido preocuparnos por lo que pudo haber sido. Solo nos queda permanecer como la extraña, unida familia que somos.

(...)

Al siguiente día voy a trabajar directo desde el hospital, con la cabeza puesta en Kate y en Eleanor. Lucy me llamó cuando volvía a casa y me dijo que ella, Mhali, Greg y "los dos engendros" estaban preparando un plan para juntar a Colin y a Eleanor. Yo quiero verlos juntos, no hay mejor pareja que ellos dos, pero también tengo mis dudas. Interferir en relaciones ajenas no siempre resulta bien. Y debo admitir que la idea de tener que compartir más con Tito me repugna. ¿Cómo un ser humano puede ser tan hijo de puta? Supongo que es una pregunta para la ciencia.

Paso el día buscando cafés, jugando al futbolito y hablando con Peter. Tenemos un millón de cosas en común. Nuestro show favorito es Dark, nos encanta la carne roja, a pesar de que queremos ser veganos, nos gusta el tenis, correr y nadar. Nuestro cantante favorito es Sam Smith, pero escuchamos en secreto a Taylor Swift a pesar de lo que diga la sociedad. Él es gracioso, amable, considerado. Antes de hablar, pareciera que lo piensa todo tan bien, que es tan consciente de los sentimientos de los demás. Y es atractivo. Su sonrisa podría iluminar un auditorio, tiene el cuerpo que varios años jugando rugby aportan y es tan alto que todos parecemos enanitos junto a él. Enseguida lo vi y quise que me gustara. Que conveniente sería; él es la clase de hombre que llevas a las cenas familiares, que posa para las fotos de Instagram, que jamás mentiría o engañaría o se iría a Italia sin dar explicación o decir adiós.

Que fácil sería si solo pudiera enamorarme de alguien que no sea Tito.

Pero incluso después de todo, me encuentro comparando a cada persona con él. "Él no ríe como Tito" "No me habla como Tito" "No me mira como Tito" Pura mierda, a decir verdad. No quiero decir que siga enamorada de él, por supuesto. Pero él probablemente me arruinó el amor, me dañó y no sé como arreglarme. Y eso, Dios mío, como me aterra.

Unos minutos antes de salir del trabajo, Lucy me llama y me dice que tengo que ir a casa de Mhali en los próximos veinte minutos. Pero la casa de Mhali queda al otro lado de la ciudad y yo dejé mi auto en el hospital y le dije a mi papá que lo condujera a casa. Lo cual me deja con una sola opción: El transporte público de Chicago. El decadente, lento transporte público de Chicago.

No voy a poder llegar en veinte minutos.

Cuando creo que todo está perdido, Peter se me acerca y me pregunta qué sucede.

-Tengo que estar en Hyde Park en menos de veinte minutos-

-Te puedo llevar, si quieres-

Y así termino enfrente de la casa de Mhali en cuestión de minutos, saliendo del auto de Peter como si no lo conociera hace un par de días.

-¡Cassidy, llegaste!-

Lucy sale corriendo como si hubiera estado rehén en la casa. Pronto me doy cuenta por qué. Están todos reunidos en el porche, Mhali, Patrick, Tito, Tadeo y Greg sentados en unas sillas de playa y con sus ojos puestos en mí. Parecen sorprendidos, y al principio no entiendo porque. Luego caigo en cuenta: No esperaban que viniera con Peter.

-¿Quién es ese?- Me pregunta Lucy, alzando las cejas y conteniendo una sonrisa sugestiva. Yo la ignoro, me despido de Peter y espero a que desaparezca por la otra calle para acercarme al grupo.

-¿Quién era ese?- Pregunta Greg, divertido por toda la situación.

-Un compañero de trabajo-

-Un muy lindo compañero de trabajo- Recalca Mhali, y aunque la ignoro, puedo ver que a Tito no le agradó para nada mi muy lindo compañero de trabajo. Carga una mirada asesina, su mandíbula está apretada y por un momento me veo tentada a ofrecerle un Sneaker. 

-¿Cuál es el plan?- Pregunto, queriendo cambiar de tema de conversación. No vine acá solo para hacer el ridículo.

-Bueno, es bastante simple. Hay que convencer a ambos, Colin y Ela, de ir a su casa. Los chicos hablan con Colin, lo hacen entrar en razón y nosotras aconsejamos a Eleanor. Quiero decir, no debería ser simple. Colin es el único con corazón de todos los cuatro hombres-

Lucy, Greg y yo reímos al comentario de Mhali, pero no sé quién está más incómodo: Patrick o Tadeo o Tito. La siguiente hora, la pasamos discutiendo el plan, haciendo otros por si acaso algo sale mal, pero, también, hablando. Aunque Tito y Tadeo siguen mostrándose como los imbéciles que soy, es reconfortante volver a hablar con Patrick y Greg. Greg nos habla de su vida como un estudiante de secundaria en el mismo colegio en el cual me gradúe. Patrick nos habla de su carrera como un nadador profesional, de sus sueños por abrir una escuela de natación para niños de escasos recursos. La tarde se hace, pero yo no me quiero mover. Había olvidado lo mucho que amo a esta ciudad y a su gente, lo mucho que extrañaba a mis amigos. Por mucho que Tito quiera, no me va a quitar esto.

Yo me voy a quedar acá le guste o no. 




Law MakersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora