Capitulo 7

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Narra Cassidy

Jamás pensé que lo que ocurrió fuera posible. Un segundo entro a la casa de Colin y Ela pensando que nos compartirán una noticia cualquiera, nada fuera de lo común, y minutos después observo como Colin abandona a su prometida embarazada. Eleanor llora. Tito maldice, Tadeo se para y se va como si nada le importara, Greg se mantiene estático sobre el sofá como si estuviera presenciando a sus propios padres divorciarse y Lucy me envía un mensaje preguntándome que diablos sucedió.

No tengo ni la menor idea.

Luego de que Eleanor deja de llorar, acordamos que lo mejor es que se quede con Mhali, ya que la casa que comparte con Colin está llena de recordatorios de él y cosas relacionadas con la boda. Mhali, Lucy (que volvió a entrar a la casa después de que Tadeo se marchara) y yo somos las últimas en irnos, formando un escudo protector alrededor de Eleanor. Llorar tanto la cansó, y ahora duerme plácidamente en el sofá. Mhali se niega a irse de su lado, por lo que nos vemos obligadas a hablar entre susurros.

-¿Debemos llamar a su mamá y posponer la boda?- Pregunta Lucy con horror. Ninguna si quiera se atreve a usar la palabra "cancelar" Posponer es una realidad aceptable; cancelarla no.

-No hasta conseguir al imbécil de Colin- Dice Mhali, observando con compasión a Eleanor - Voy a llamar a Tito, Tadeo o Greg. Con suerte de aquí a mañana se comunicará con ellos. También pienso llamar a su mamá. Lo intenté llamar yo misma, pero nada-

Asiento. Hice lo mismo. Quería gritarle, maldecirle, exigirle una explicación, pero el teléfono me llevaba directamente al buzón de mensajes. El hijo de puta es tan cobarde para desconectarse después de eso.

-Hasta entonces, ni una palabra de la boda a Ela ¿Ok?- Todas estamos de acuerdo. Antes de irnos, Mhali nos cuenta lo que sabe: Eleanor se quedó embarazada y enseguida Colin le propuso matrimonio. No es que ella no quisiera casarse con él, pero no quería ser el típico caso de matrimonio a la fuerza. Haberla oído admitir eso lo descolocó, pero eso tampoco le da una excusa para salir corriendo.

Tengo otras cosas en la mente, también. El primer día de trabajo terminó siendo toda una ilusión, porque martes y miércoles nos tienen a los pasantes dando vueltas por todo el edificio, exigiendo cafés, aperitivos y documentos mientras que al mismo tiempo nos piden estar presentes para cada charla o conferencia. Observamos como clientes tan ricos como, bueno, yo, desfilan por los pasillos del departamento de oficinas, maldiciendo o riendo aliviados. Un puñado de ellos están acá por cosas como malversación de fondos, evasión de impuestos, pero otros, también, van al departamento de abogacía penal y salvan sus culos de demandas por acoso sexual o esas cosas. Me encuentro de nuevo preguntándome que hago acá, y si diversidad yo seré la clase de abogados que carecen tanto de ética como de moral.

Lo único bueno es Peter.

Nos sentamos en la sala de descanso de los pasantes, comiendo nuestros fideos instantáneos mientras otro grupo juega al fútbol de mesa y otro discute acerca de política o cosas de ese estilo. Es un ambiente agradable, sobre todo porque todos estamos más o menos en el mismo estatus dentro de la firma.

-¿Cómo te fue ayer en esa...esa reunión con tus amigos?- Me pregunta, sin resultar entrometido. Por un momento, pienso en no responder con la verdad, pero de nuevo ¿Y qué si lo hago? ¿No estaría bien poder contarle a alguien todo lo que sucede, sin esa persona estar involucrada? Para cuando me doy cuenta, le estoy narrando todo, la pelea de Colin y Eleanor, mi propia discusión con Tito, el hecho de que aún no me he convencido de quedarme en Chicago. Hasta le hago un muy muy breve resumen de mi relación con Tito, solo diciendo que es mi ex novio imbécil y que rompió mi corazón en cientos de miles de pedacitos.

Law MakersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora