Narra Tito
Me despierto y ya me quiero morir.
Me duele tanto la cabeza que por un momento creo que de verdad estoy muriendo. Mientras me reincorporo, me encuentro con que no estoy en mi casa, sino en un sofá ajeno. Me cuesta abrir los ojos, pero cuando finalmente lo hago, casi dejo escapar un grito de desesperación. Porque de golpe recuerdo todo. La llamada de Bruno, las llamadas de mamá, yo acabando en casa de Cassidy y contándole toda la verdad.
Me dijo que era demasiado tarde.
Yo me volví nada al frente de ella.
Y de alguna forma desperté acá, en su maldito sofá.
Maldita sea.
Me levanto sintiendo que la cabeza me da vueltas. Siento un nudo formándose en mi estómago e intensas ganas de vomitar todo lo que tomé anoche. Justo cuando creo que mi suerte no podría ser peor, Cassidy baja las escaleras y asoma su rostro con cautela. Es como si tuviera miedo de lo que vaya a salir de mi boca.
No puedo creer que le haya pedido otra oportunidad anoche. Soy un puto desastre.
- Llamé a Tadeo - Me dice, intentando sonreír, pero lo único que logra es incomodarme más. Es obvio que no me quiere aquí. Es simplemente demasiado buena para echarme a la calle en mi estado actual - Ya debe estar por llegar. Supuse que necesitarías a alguien que te llevase a casa -
Y ella no lo iba a hacer, por supuesto. Después de anoche, no la puedo culpar ¿Cómo puede perdonarme después de lo que hice? Puede que fuera solo un adolescente, pero no puedo creer que hasta el día de ayer creí toda la mierda que mi mamá inventó solo porque quería creerlo. No quería que mi propia madre me estuviese mintiendo. Y por eso perdí a Cassidy, viví una mentira los últimos cuatro años, una mentira que ahora me está provocando el peor dolor de la cabeza de toda la historia. El nudo en el estómago vuelve, las náuseas también, y de repente no puedo ni siquiera seguir pensando en eso. Porque si le sigo dando vueltas a las cosas, me encontraré dando vueltas hacia abajo, en espiral, hasta que toque fondo y no me pueda recuperar.
- Gracias - Le digo. Decido irme de una buena vez. No puedo seguir viéndola sin que me duela la cabeza y me empiece a preguntar qué sería de nuestras vidas si yo no lo hubiera arruinado todo - Lo voy a esperar afuera -
Cassidy asiente. No se me escapa el hecho de que se mueve para un lado cuando paso cerca suyo. Es como si la sola idea de tenerme cerca la incomodara. Y entonces me duele el pecho, el maldito corazón, porque sé que yo causé eso. Yo le hice esto.
Ninguno dice nada. Hay cierta tensión por despedirnos, por permanecer cordiales, pero simplemente no puedo decirle adiós. No sé por qué, pero la idea de despedirme de ella me causa dolor físico.
En lugar de eso, le pido perdón.
- Lo siento, Cass - Le digo mirándola a los ojos. La expresión que carga consigo no me gusta. Odio verla así, especialmente porque es todo mi culpa - De verdad lo siento -
- Lo sé. Está bien. Lo sé - Me dice, pero no me mira a los ojos. Se voltea y entra a la cocina, y sé que es hora de que me vaya. Tengo que irme, quiero irme, pero algo en mí no puede hacerlo.
Escucho un auto estacionarse en la entrada de la casa y sé que es Tadeo, por lo que no me queda de otra. Salgo corriendo, literalmente. Ni siquiera entiendo el por qué. Solo sé que entrar al auto de Tadeo en cuanto antes se ha vuelto una necesidad para mí.
Entro en el asiento del copiloto, descanso contra el respaldar y exhalo con fuerzas. Me siento como si hubiera corrido una maratón, o como si acabara de dar la pelea más brutal de mi vida.
- ¿Estás bien, Tito? - En mi estado depresivo, ni siquiera le dije hola a Tadeo. Cuando finalmente abro los ojos y lo veo, me encuentro con que me está observando con el semblante preocupado. Cassidy obviamente no le contó nada, por lo que tuvo que haber hablado con mi hermano.
- ¿Qué te dijo Bruno? - Le pregunto. Tadeo suspira y arranca el auto. Empieza a hablar mientras conduce, incapaz de mirarme a los ojos.
- Supongo que una versión resumida de todo. Me dijo que... Cassidy no había hecho nada malo, que tu mamá te había mentido acerca de unos papeles. Que probablemente los odiaras y que estabas muy vulnerable - Dejo escapar una risita, pero luego pienso en que Bruno y mamá deben estar angustiados y muy arrepentidos. Una parte mía está contenta con preocuparlos, pero también me siento mal. Yo jamás podría odiarlos, y el hecho de que no crean en mí... Mierda, hiere.
- No los odio. Tampoco los perdono. Y por ahora no quiero hablar de eso - Le respondo. La cabeza me da vuelta con cada esquina que Tadeo dobla. No solamente estoy sufriendo de la peor resaca de mi vida, sino que creo que no me sentía tan confundido y molesto desde que tenía trece o catorce años. En este momento, Tadeo parece el adulto responsable escoltándome después de una noche de mierda. Y entonces recuerdo que él también está lidiando con mucha mierda.
- ¿Qué diablos te pasó en el cumpleaños de Lucy? - Le pregunto. Aunque sé que es un golpe bajo hablar de esto para no hablar de lo mío, la curiosidad me está comiendo por dentro. Lo último que supe de él es que se fue a casa para no perseguir a Sydney y matarlo.
- Yo... Supongo que exploté. Me liberé. Lo que sea - Suspira, se detiene por un semáforo y cierra los ojos con evidente cansancio. Él probablemente no haya dormido nada, y sin embargo vino a recogerme.
- Pensé que ya no te importaba lo que ella hiciera con su vida -
- Eso era pura mentira. Jamás no me importaría - Me mira de reojo, como si temiera seguir hablando, pero de igual formas dice por lo bajo - Aún siento cosas por ella, Tito. Me di cuenta anoche. Y entonces este imbécil le hace eso... Si no me hubieran detenido, estaría probablemente en la cárcel -
- ¿Aún sientes algo por Lucy? ¿Eso significa que la quieres devuelta? - Aunque sé que me estoy inmiscuyendo, de cierta forma me gustaría escuchar que sí. Desde que dejó a Lucy, Tadeo ha ido en un espiral hacia abajo, nada de verdad lo motivaba. Hoy, por primera vez, pareciera sensato. Tal vez no feliz, pero definitivamente no el idiota que ha sido este último año.
- Yo... Primero tengo que recuperarme. Organizar mi vida. Pero... De igual formas ella me odia. Jamás me aceptaría devuelta -
No sigo presionando el asunto. No sé si Lucy sería capaz de perdonar a Tadeo, pero definitivamente no estoy de humor como para hablar de segundas oportunidades y del poder del perdón. No quiero pensar en los "Y si" No quiero pensar en lo absoluto. Porque cada vez que intento pensar, mi mente va directamente a Cassidy, a la idea de que la perdí por algo tan estúpido y fácil de detectar, y finalmente la idea de que tal vez la perdí para siempre.
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Law Makers
ספרות נוערHace ya cuatro años que Cassidy Lowe se fue de su hogar natal. Justo antes, el que creía el amor de su vida la dejó sin muchas explicaciones y desapareció por completo. Su vida se cayó a pedazos, y desde entonces Cassidy no ha sido la misma. Ahora...