RYOKO
Han pasado cuatro días desde la última carta de Kagami, he estado esperando a que el aparezca un día de estos. Estoy tan emocionada por volverlo a ver. Después de tanto tiempo por fin tendría a mi pequeño hermano entre mis brazos.
Según la doctora, en estos días estará naciendo mi bebé y claro deberé ponerle un nombre. Sólo que aún no sabía como llamarlo. Normalmente esto se decidiría entre los dos padres pero ahora lo tendré que hacer yo, supongo que se lo pondré el día que lo tenga entre mis brazos.
Desde la mañana he buscado hiervas medicinales que crecen cerca del mar. Las contracciones me han estado causando un dolor muy grande, los cuales me son imposibles de soportar, así que necesitaba aliviarlos de alguna forma, claro sin dañar al bebé.
—Duele.—caí de rodillas en el piso.—Biwako.—mi voz a penas era audible.
Sentí unos brazos rodearme, eran masculinos pero por el intenso dolor no presté atención para saber quién era la persona que trataba de ayudarme.
—¿Qué tienes?—era Kagami.—¿A dónde puedo llevarte?
—Estás aquí.—intenté sonreír.—Al orfanato, por favor.
—Te dije que llegaría al nacimiento de mi sobrino.—me ayudó a levantarme, seguido de esto me cargo y llevó a dónde le indiqué.—¿Ahí te atenderán?
—Sí.—me quejé.—Una doctora ha estado revisándome estos días, además una amiga me está esperando.
—De acuerdo, aguanta un poco más.—dejó un beso en mi mejilla mientras seguía corriendo.
Una vez que llegamos varias mujeres miraron con desconfianza a Kagami, pero cuando les expliqué que era como mi hermano todas parecieron guardar la calma.
Otra contracción llegó a mi más fuerte que las anteriores indicando que ya era hora. Me llevaron a una camilla en la cual me acostaron.
—Ryoko, necesito que pujes.—la mano de Kagami tomó la mía.
Durante un momento no presté atención a lo que pasaba a mi alrededor, recosté mi cabeza y grité lo más fuerte que pude. Escuché las voces de todos y pasos de un lado a otro.
—Biwako, ayúdame.—Era la voz de la doctora.
—Sí.—mi amiga acarició mi cabello.—Todo saldrá bien.—se alejó.
Sentía que me desmayaría en cualquier momento, con las fuerzas que me quedaban pujé varias veces sintiendo que me quedaba vacía. Kagami nunca me soltó, siempre me estuvo apoyando al igual que las personas a mi alrededor. Estaba cansada, tenía sed y hambre.
Mi cuerpo se sentía cada vez más débil, ya no podía hacer esto. Hasta que escuché a todos gritarme palabras de ánimo, fue ahí dónde puje una última vez para escuchar ese llanto.
—¡Es varón! ¡Es un hermoso niño!—Biwako se acercó a darme a mi bebé en brazos.
Era albino, solo que no podía ver sus ojos todavía ya que los tenía cerrados mientras lloraba. Eres hermoso.
"Te pareces a tu padre."
—Felicidades, hermana.
—Gracias, Kagami.
Lloré de felicidad al tenerlo abrazado. Biwako me cubrió las piernas ya que se escucharon pequeños pasos acercarse, eran los cuatro niños del orfanato quienes al ver a mi bebé se emocionaron mucho diciendo que era muy pequeño.
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Mi persona favorita. ~ Tobirama Senju ~
RomanceY es que sin querer, se convirtió en mi persona favorita. --------------------- Dale una oportunidad a la historia. Los personajes de esta historia pertenecen a Masashi Kishimoto, a excepción de la protagonista y los personajes que no aparecen en e...