Capítulo 25. "Familia."

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RYOKO




Me encontraba en el nuevo orfanato que se había creado en un pasillo especial del hospital, estaba demasiado emocionada. Los niños se veían felices y además se incorporaron más que habían perdido a su familia en la guerra.

—Me encanta este lugar.—Biwako recorría cada una de las habitaciones fascinada.

—Lo sé, y lo mejor es qué hay muchos voluntarios para ayudar.

—Me agrada la idea de que los niños podrán ser felices aquí.—Admiró a través de la ventana a los pequeños que corrían en el patio.

—Lo único que me preocupa es el que salgan lastimados por si alguien intenta atacar la aldea.

Desde la mañana he estado sintiendo angustia, como si fuera a ocurrir algo malo. Pensé que se debía al cansancio pero mi idea fue descartada cuando Mito confesó sentirse igual.

—Tranquila, no importa quien venga.—La mano de Biwako se colocó en mi hombro.—Te aseguro que los cuidaremos.

—Me alegra escucharte hablar así.—piqué su estómago.—Ya me enteré que Saru te ha estado ayudando a entrenar.

—Es un idiota pervertido, pero amable.—sus mejillas estaban sonrojadas.—Pero, ¿Qué hay de ti con Tobirama?

—No sé, en lo más profundo de mi corazón siento que debería estar lejos de él.—Mordí mi labio.—El problema es que sigo enamorada de ese idiota.

—¿Por qué no vuelven?

—¿Y si salgo lastimada de nuevo?—pregunté.

—¿Y si te hace feliz esta vez?

Ella me dejó sola en la habitación, pensando en sus palabras. Minutos después la vi afuera jugando con los niños.

—Tobirama-sama, ¡que agradable sorpresa!—los murmullos en el pasillo fueron lo bastante audibles para hacerme salir.—¡Es un bebé hermoso el que lleva en brazos!

—¿Es su sobrino?—Preguntó otra mujer.

—Es mi hijo.—la sorpresa en ellas fue grande.

—¿Qué haces aquí?—me acerqué a ellos para tomar a mi hijo en brazos.

—Decidí que vendría a visitarte y traje a nuestro hijo.—El cargaba una pequeña bolsa.—Mito me dijo que trajera lo necesario para Kimura.

Las dos mujeres quienes trabajan en el hospital comenzaron a susurrar entre ellas. Aún las recordaban, fueron quienes no quisieron atenderme el día que Kira-chan me ayudó. Pero no puedo culparlas del todo, Aiko tuvo que ver con esa orden.

—Nos alegra que esté bien, Ryoko-sama.

—Gracias, me alegra que ustedes también se encuentren bien.—Caminé a la salida.—¿Vienes, Tobirama?—Avanzó a mi lado.

—Tu madre ha estado buscándote.

—¿En serio?

—Al principio creíamos que quería hacer las paces contigo, pero después comenzó a preguntar sobre cuanto dinero manejabas, con quién estabas viviendo para finalizar gritando que tenía derecho a tus ganancias.

—¿Dónde está ahora?

—Sabía que te dolería su actitud, sin embargo no puedo dejarla andar así por el pueblo.—Me detuvo posicionándose frente a mi.—La mandé al área de rehabilitación en el hospital, podrás visitarla cuándo quieras.

—Creo que será lo mejor para ella.—sonreí débilmente.—Gracias, Tobirama.

—Te dije que esta vez haría las cosas correctamente y quiero lo mejor para ti y mi hijo.

Mi persona favorita. ~ Tobirama Senju ~ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora