Y es que sin querer, se convirtió en mi persona favorita.
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Dale una oportunidad a la historia.
Los personajes de esta historia pertenecen a Masashi Kishimoto, a excepción de la protagonista y los personajes que no aparecen en e...
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RYOKO.
—Kagami, no era necesario que vinieras por mi.
El cargaba mis cosas mientras salíamos del hospital. Me sentía algo decepcionada, Tobirama-sama dijo que el vendría hoy, pero no fue así, solamente mandó un aviso con una de las enfermeras diciendo que ya podía irme y agregando unas instrucciones.
—Sí que lo es—sonrió.—Tobirama-sensi me dijo que salías hoy.—Ignoré ese comentario para cambiar el tema.
—¿Has visto a mi madre?—Silencio.—Kagami...
—Sí, me la encontré mientras tu estabas internada, le mencioné lo que te pasó pero como siempre no le importó.
—Ya veo.—Hice una mueca.—De su parte ya nada me sorprende.
—Sigo pensando que deberías de mudarte conmigo.—Se detuvo frente a mi casa.—Mi padre y yo te recibiríamos con los brazos abiertos.
—No puedo dejarla sola, mi madre no tiene cómo mantenerse.
—Te tiene trabajando solo para gastarse el dinero con personas que la detestan tanto como yo a ella.—revolví su cabello.
—¿Qué hay sobre Yoichi?
Al momento que pronuncié su nombre, Kagami se alejó de mi toque. El era el único que sabía de mi relación con el miembro de mi clan, sin embargo, nunca le agradó, a decir verdad, Kagami odiaba a Yoichi.
—No me preguntes por ese imbécil.—Rodó los ojos.—Sabes muy bien que aborrezco a ese tipo.
—Ya habíamos hablado de esto, el es mi novio, es normal que lo mencione o te pregunte de vez en cuando, tu lo ves casi siempre.
—Ni siquiera te trata como una novia, ya te he dicho que el solo quiere tenerte en su cama cuando le plazca.—el estaba hablando demasiado alto.
—¡Basta!—grité, a lo cual se sorprendió, yo nunca le había alzado la voz.—Yo... lo siento mucho, sabes que eres como mi hermanito menor, prometo nunca volver a gritarte.
Lo abracé, pasé una mano por su espalda y con la otra sostuve su cabeza. Desde que lo conozco, siempre he sido muy suave con el.
—No te preocupes, yo también me pasé con el comentario.—Me devolvió el abrazo.—Pero quiero que recapacites sobre él, por favor.
