CINCUENTA Y UNO.

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Jeon Jungkook.

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21 de marzo, 2021.

Mi respiración es un lío, y no encuentro una sola manera para hacer que ésta se logre calmar, pues llevo corriendo diez minutos, y ahora que me encuentro escondido detrás de un contenedor de basura, parece que la suerte no está de mi lado hoy.

Con una de mis manos trato de tapar mi boca y parte de mi nariz, en un desesperado intento por no hacer ni el más mínimo ruido; Ya que la enorme bestia que me persigue me dio a entender que mi destino sería igual de horrendo que el de mi compañero.

—Mierda... —Susurro en cuanto siento mi brazo arder, por lo que trato de esconderme lo más que puedo para no ser visto; Tengo una herida bastante fea creada por el rasguño de una rama de árbol, y de ésta brotan pequeñas gotas de sangre que me hacen alarmarme.

No debería estar aquí, sabía que Jin tenía razón. No debí alejarme más de la cuenta para buscar más provisiones.

Levanto un poco la cabeza por encima del contenedor, para ver que no hay nada frente a mí, pero rápidamente me escondo cuando escucho las malditas patas del animal que me está buscando; Un lobo enorme.

Y lo peor, es que está infectado.

Guardo silencio en cuanto oigo la respiración del animal, pues seguramente, está olfateándome en el aire, y más con la herida en mi brazo abierta y llena de sangre.

Fácilmente pude matarlo cuando pude, pero la ciudad está increíblemente llena de infectados, y los disparos sólo atraerán a más muertos de los que ya hay. Sin embargo, parece que esa es mi única salida, pues cuanto más pasan los segundos, mayor es el sonido del animal acercándose.

El maldito sabía que estaba cerca de él.

—Bien, tranquilo Jungkook... —Susurro tomando la pistola del cinturón de mi pantalón, para quitarle el seguro y respirar profundo; Mis manos tiemblan con fuerza, pero aún así, mis ganas de vivir son más grandes que mi nerviosismo.

Las patas del animal retumban en eco por el callejón donde me encuentro, y sé que no está muy lejos de mí. Por suerte, si los disparos llegaban a llamar la atención, la pared de ladrillos al final del callejón no estaba tan alta, y podría escalarla y regresar al refugio.

Respiro suavemente una vez más, antes de levantarme de mi lugar y comenzar a correr en dirección opuesta al lobo, quien al verme, gruñe con fuerza, y oigo cómo comienza a perseguirme.

—¡Déjame en paz! —Grito con miedo, aumentando la velocidad para no ser alcanzado. Rápidamente volteo hacia la dirección del lobo y disparo tres veces seguidas; Sin embargo, los primeros dos disparos sólo logran darle en el cuerpo, así que lo hacen enfurecer y aumentar la velocidad. Pero el tercero logra entrar por su cráneo, haciendo que éste se tropiece con sus propias patas y caiga al suelo, para después rodar con violencia hasta detenerse a un par de metros de mí.

Respiro con fuerza mientras bajo la pistola para guardarla de nuevo y trato de meter algo de aire a mis pulmones. Camino con lentitud hacia el cuerpo del animal y cuando encuentro en una distancia prudente, pateo el cadáver en busca de alguna reacción; Pero ésta nunca llega, sí se encuentra muerto, por fin.

Inhalo con fuerza, acomodándome la mochila en mi espalda para brincar la pared de ladrillos, pues en cuanto el silencio reina el callejón, logro oír gemidos de infectados en la calle. Una vez que tomo impulso, con mi brazo sano hago el mayor esfuerzo, mientras con el que tengo lastimado sólo lo uso para apoyarme en los ladrillos salidos. Cuando llego a lo más alto de este, volteo de nuevo hacia atrás; Ya hay infectados merodeando por el callejón y parece que no me han visto, pues solamente caminan sin sentido buscando el causante de los disparos.

𝘋𝘦𝘴𝘵𝘳𝘶𝘤𝘵𝘪𝘰𝘯 ¡! 𝗄𝗈𝗈𝗄𝗆𝗂𝗇 ₁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora