Capítulo II: Talleres mixtos

239 18 3
                                    

Carter

No podía creer que ella estuviera acá. Nadie me había dicho, y ella tampoco parecía muy contenta. Cuando me acerqué por detrás no la había reconocido, pero cuando se dio vuelta, pude reconocer perfectamente esos ojos grises. Sabía que la habían expulsado de su colegio anterior, pero no tenía idea de que vendría a este. Me acerqué a Derek, mi mejor amigo.

– Dicen que entró una chica nueva – no me dio tiempo a que le dijera que era mi prima. – Se va a tener que cuidar.

Primero vas a tener que sobrevivir al encuentro, pensé. Sabía perfectamente que Jesy era un problema para cualquier persona, pero ella nunca dejaba que la gente entrara a su vida. Derek siempre buscaba una nueva víctima. Él era lo que toda chica quiere: alto, su pelo era castaño claro, lacio y no muy largo, y con ojos azules. Todas caían a sus pies. Pero si alguien va a ser la víctima en este caso, va a ser él. Se fue sin que pudiera contarle de Jesy. Voy a tener que decírselo en algún momento.

– Espero que no la moleste, si no esto va a terminar muy mal – dije a la nada.

Jesy:

Era la hora del almuerzo. Llevaba toda la mañana evitando a mi primo. Y todo iba bien… hasta ahora.

– ¡Hola, Jesy! – ¿Por qué tiene que ser tan molesto?

–  ¿Qué quieres? – estaba harta.

– Quiero que comas conmigo y mis amigos – parecía ansioso. La idea de comer con los populares no me gustaba, pero si lo hacía, tal vez dejara de molestarme.

– Ok – fue lo único que dije.

Prácticamente de arrastro hasta la mesa donde se sentaban. En ella había sentados tres chicos. Uno tenía el pelo castaño claro, lacio, no muy largo, y ojos azules. El que se sentaba a su lado era morocho, de piel muy clara con algunas pecas y ojos cafés. El otro era pelirrojo, con ojos verdes y la piel muy blanca. Sentía que las chicas me miraban cuando llegué. Suspiré. Esto no puede estar pasándome a mí.

– ¿Eres la nueva? – preguntó el de ojos cafés.

– ¿Alguna vez me viste caminar por estos pasillos? – respondí con una pregunta. Él negó con la cabeza. – Ahí tienes tu respuesta.

Carter me pegó un codazo, que yo respondí con una mirada asesina. Él arqueó las cejas.

– Me llamo Jesy – dije mientras me sentaba al lado del pelirrojo. 

– Mason – dijo el de ojos cafés.

– Adam – dijo el pelirrojo.

– Derek – dijo el de ojos azules. – Un gusto.

– El gusto no es mutuo – repliqué. Miré a Carter. - ¿Me dejar libre, primito?

–Claro que no.

– ¿¡Son primos!? – Adam parecía sorprendido.

Carter y yo no teníamos ningún parecido. Sus ojos eran de un verde brillante, y los míos eran grises, un apagado y horrible gris. Él tenía el pelo castaño claro, como su madre, y yo lo tenía el pelo negro azabache como mi madre. Él además era alto, y esa no era una de mis virtudes. Su piel era bronceada, la mía no. Él amaba ser popular y querido por todos, yo no. 

– Es lo que me toco de familiar, no puedo hacer nada – mi vos ya sonaba irritada. Carter me empujó ligeramente, pero no le preste atención.

- ¿Y estas disponible? – Derek sonrió y se pasó la lengua por los labios.

– Si – hice una pausa y lo miré –, para cualquiera que no seas vos.

Todos en la mesa rieron, pero yo no me uní a ellos. Cuando pararon de reír, todos me miraron. Mason habló.

– Te voy a decir algo muy raro – dijo soltando una risa. – Pareces un ángel.

Levanté una ceja. No podía estar hablando en serio, tenía que ser broma. ¿Un ángel? Ni drogada.

– Te equivocas, mi vida – me levanté de la mesa, pero antes de irme, me volví hacia Carter. – Dices algo, y date por muerto.

No podía permitir que él dijera el motivo de mi expulsión. No quería que nadie lo supiese, o al menos por ahora. Salí del comedor, y me dirigí a mi casillero. Cuando lo abrí, un papel doblado a la mitad cayó al suelo. Me agaché  para recogerlo, y noté que era el papel de los talleres opcionales  que el director me había dado. Al abrirlo había algo resaltado con resaltador amarillo. Boxeo (MIXTO). Involuntariamente sonreí y volví a doblar el papel. Esto va a ser divertido, pensé dirigiéndome a la secretaría para inscribirme en el taller con una sonrisa de oreja a oreja.

- - - - - - - - - - - - - - - - -

Al entrar al gimnasio, no me sorprendí al encontrar solo hombres. Estaban los amigos de mi primo y él, dos chicos que eran exactamente iguales – rubios, ojos cafés, demasiado flacos, no muy altos, y a la distancia se notaba su falta de fuerza –, y un chico alto, de ojos oscuros, y su pelo casi era  negro. Me dirigí directamente a los vestidores de mujeres, y me puse la ropa de educación física – unos shorts negros, una musculosa blanca y unas zapatillas deportivas –, cuando salí, los chicos notaron mi presencia. Mason, Adam y Derek parecían sorprendidos, pero Carter no. Sonreí y a los segundos el entrenador entró.

–  Acérquense – gritó. – ¿Carter?

– Aquí – respondió este.

– ¿Derek?

– Aquí.

– ¿Zack?

– Aquí – aquí respondió el chico de ojos oscuros.

– ¿Tobias?

– Aquí – respondió uno de los gemelos.

– ¿Thomas?

– Aquí – respondió el otro de los gemelos.

– ¿Adam?

– Aquí – respondió el último con testículos.

– ¿Jesy?

– Aquí – mi voz era tranquila, pero la expresión del entrenador era distinta.

– ¿Qué haces vos aquí? – preguntó exaltado. – Eres una chica.

– Es un taller mixto – dije remarcando la palabra mixto.

– Pero…

– Ni que estos pudieran golpearme muy fuerte – estaba a la defensiva. – Además, debería ver mi expediente, solo por si acaso. – Hice una pausa y sonreí. – Es solo una sugerencia.

El entrenador no dijo una palabra más, salió del gimnasio y después de unos cuantos minutos, se escucho la puerta del gimnasio abrirse nuevamente.

– ¡A entrenar! – gritó y todos se pararon, incluyéndome. 

---------------------

Un Kiss, SamNovels

De ángel no tiene nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora