3.- El bar

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Sentada de nuevo sosteniendo una botella de tequila en mi mano, ya no me importaba si la tomaba en los pequeños vasos que estaban destinados a ser llenados con aquel licor que ahora llenaba mi cuerpo.

Una y otra vez se repetía la misma canción, la misma canción que había cantado junto a ti cientos de veces, la misma canción que sonó en nuestra primera cita, la misma canción que me cantabas cuando estaba enojada, la misma canción que había sonado la noche en la que nos conocimos.

Recuerdo que había llegado a aquel bar después del trabajo bebí unos tragos con unos cuantos amigos y cuando me dispuse a irme apareciste aquel chico de lentes grandes, ojos obscuros, que vestía una camisa blanca acompañada de unos jeans azules, aquel chico que sin querer había chocado conmigo, aquel chico que me ofreció una copa como disculpa, aquel chico con el que bebí por tres horas, aquel chico que me habló como si hubiéramos sido amigos de toda la vida, aquel chico que me llevo hasta casa, aquel chico que me pidió mi número y yo se lo di, aquel chico que esperaba que entrara de nuevo, aquel chico que nunca volvió a llegar.

Una vez más tomaba de aquel envase, recuerdo la primera vez que había tomado me parecía tan repulsivo pero ahora era mi placer más grande, por unos instantes parecía desaparecer el dolor, cada que me ahogaba en el alcohol mis penas parecían ahogarse igual por un momento te dejaba de pensarte, por un momento dejabas de doler.

El lugar estaba vacío, unas cuantas personas al fondo parecían divertirse yo estaba en la barra mirando aquel cuadro que por tanto tiempo había ignorado, el cuadro reflejaba un amanecer me pareció curioso ¿Cuando yo podría verme como ese cuadro? ¿Podría ser ese cuadro? Estar ahí siendo hermoso sin que nadie me preste atención, sin que nadie me toque, sin que nadie me lastime.

– Deberías dejar de tomar– escuché una voz ronca a mi lado, gire un poco mi vista y era de nuevo él aquel que había destruido mi futuro.
– Deberías dejar de meterte en mi vida – Dije regresando mi mirada en aquel cuadro.
– Te estás haciendo daño – ¿Daño? Que sabía él del daño que me hacía, unos cuantos tragos no se comparaban al daño que él me había causado. – Vamos salgamos de aquí vamos a cómprate ropa y ...
– Cállate – Mi voz sonaba a qué estaba ebria. – Si quieres salir sal tú déjame estar aquí – No quería salir, no quería ver a nadie más, solo quería estar yo con mi dolor, tome otro trago acompañado de otro y de otro hasta que por fin la botella quedó vacía, sentía su mirada de desaprobación.

– ¿Qué haces aquí?– logré apenas articular aquellas palabras que salían de mi boca.
– No es obvio estoy aquí porque me preocupas– Sabía que aquel chico de tez pálida me estaba mintiendo le preocuparía más por una rata moribunda que yo.
– Claro ahora te preocupo ¿porque no te preocupe aquella vez en la que te pedí que dijieras la verdad ?– Él solamente se quedó en silencio sabía que estaba aquí para ver en lo que me había convertido.
– Debes tratar de entenderme– Intento acercarse a mí para darme un abrazo pero yo lo rechace arrojandolo de nuevo a su sitio.
– Solo dime a qué has venido– Mis palabras eran secas no importa cuánto alcohol estuviera en mi cuerpo mis palabras sonaban con el odio que le tenia.
– Solo quiero ver cómo estás después de lo que me enteré está mañana–

“ Joven destacada de la universidad Nacional Autónoma de México gana concurso de ingeniería mecánica”

Ese encabezado se reflejaba en mi mente, debería estar celebrando ahora mismo pero no eso no era suficiente.

– Debo estar feliz ¿No? Salí en los periódicos – Dije con gran sarcasmo.
– No me refiero a eso – Su mirada estaba fija en mí podía sentir su pesar, podía sentir como juzgaba cada uno de mis movimientos.
Suspire ondo, la razón principal por la que estaba en ese bar no era por mi logro era por mi tristeza. – Se casa en unos días – Mi voz se escuchaba débil y unas cuantas lágrimas empezaban a recorrer mi cara.
– Lo sé me enteré de eso –
– Se va a casar y no va a ser conmigo– mi vos ahora estaba cortada como mi alma.
– Sabes está mañana tras leer la noticia en los periódicos me llamo me pidió que estuvieras en su boda – Aquel chico unos centímetros más alto que yo me estaba diciendo que asistiría a la boda del amor de mi vida.
– Que amable de su parte le hubieras dicho que me llegó su invitación que es muy considerado – Está mañana había recibido una invitación a la boda del que supuestamente sería mi marido.
– ¿Piensas ir?–
– si y Por favor marchaté – Mis últimas palabras fueron esas, a él no le quedó más de otra que irse tras ver qué me había levantado de mi asiento para ir al baño.

Pasaron los días y por fin la fecha marcada en la invitación había llegado, me veía fatal, mi cabello estaba maltrato a pesar de averlo cortado hasta mis hombros se vía mal, mis ojos parecían ser de un mapache por las ojeras que cargaba, mi rostro cansado que solo reflejaba el dolor y la tristeza que había vivido los últimos días, vestía aquel vestido que había usado en nuestra fiesta de compromiso, mi hermano había marcado está mañana para convencerme de no asistir pero quería estar ahí para cuándo él diera el si, para ver con mis propios ojos que había renunciado por completo a nuestro amor.

“Joven se suicida en el baño de un salón de fiestas durante una boda”

Al parecer la Joven que cometió el suicidio el día de ayer era la ex prometida del novio, una joven con un futuro por delante y una vida llena de logros aunque no consiguió su logro más importante que era casarse con el chico del bar.
Al parecer había caído en depresión cuando su novio la dejo para casarse con otra estando comprometidos.

I miss you ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora