14.Un trato

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Hice un trato con el diablo y lo que descubrí me dejó helado, el trato era simple, yo podría hacerle algunas preguntas a cambio mi vida se acortaría.

No importa, pensé, si lo que sospechaba era cierto, valdría la pena aún con miedo empecé, aunque no estaba seguro de si se trataba de una ilusión de mi mente mientras dormía pero quería saber y no había vuelta atrás.

Mi desición estaba tomada firme, apenas me mantenía en pie y mi voz era temblorosa.

—¿Es real el cielo?—

—Si, tan real como lo es el infierno— Su voz era grave con un raspado similar a las llamas de cuando se enciende una fogata.

Había negado tantas veces de mi religión y de la existencia de aquello que ahora me arrepentía.

—¿Quiénes irán al cielo?—

—Todo aquel a quien dios deseé tener ahí—

Antes de preguntar lo que venía a mi mente me puse nervioso y una ola de miedo me invadida —¿Le temes a Dios?— pregunté rápidamente con una voz apenas perceptible

Él sonrió y con una calma me respondió—Cuando Dios me creo, elimino mi capacidad para sentir miedo, es más, no puedo sentir muchas cosas.—

Al escuchar dicha respuesta mi curiosidad creció más —¿Qué es lo que puedes sentir?—

— Dolor.—

—¿Podrías hablarme más sobre la pregunta del cielo que te hice hace un momento?—

—El cielo está abierto para todas las criaturas de Dios sin excepción—

—Entonces... ¿Tú también puedes entrar en el cielo?. Ya que eres una creación de Dios—

—Podría.—

—¿Por qué no lo haces?—

—Porque cometí el pecado más ofensivo, hice lo que solo Dios “mi padre” debería hacer.—

—¿A qué te refieres? —

—Me refiero a la creación, cree a mis ángeles a mi imagen y semejanza, así que la culpa recae en mí. Mis ángeles están encausados en crear sufrimiento y destrucción, por lo cual Dios dictaminó que sus almas sean confinadas al infierno por toda la eternidad.

—¿Tus ángeles... Son los demonios?—

—Obviamente, además no puedo irme al cielo sin mis creaciones pues ellos estarán sufriendo.Por ese motivo decidí que el infierno sea nuestro cielo y yo me quedare para sufrir a su lado.—

—¿Por qué haces tal sacrificio—

—Los ángeles son más cercanos que un hijo.—

—Muchas gracias, el mundo estará eufórico cuando les dé la noticia, el cielo existe y tenemos la oportunidad de llegar ahí.— Mis dudas habían sido aclaradas y una nueva esperanza hacía en mí, me arrepintiría de mis pecados y de las veces que rechace a mi religión para ahora poder asegurar un pequeño espacio en el cielo.


— Pero tú no podrás... De hecho, ninguno de ustedes. puede hacerlo.—

Mi voz se tornó temblorosa, y un miedo creció en mí — Pero no fue eso lo que dijiste—

—Se lo que dije.— Su voz era triste y su mirada reflejaba una esperanza muerta.

—No entiendo—

—A diferencia de los animales y plantas de este mundo, ustedes no son una creación de Dios, son una creación mía, por eso ninguno de los dos ni ningún otro humano podría ir al cielo.—

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