↠Abril, 14.
Pasaron exactamente dos meses cuando Luke se dio cuenta de lo que estaba pasando, fueron una tortura para su mente, no sabía qué hacer y tampoco quería admitir lo que estaba sintiendo. Tenía mucho miedo.
El frío se hizo notar apenas salió de su casa, así que solo subió el gorro de su sudadera roja y el agarre en su mochila. No iba tarde a la escuela, así que podía aprovechar de pasar por una bebida caliente, era eso o tomar desayuno con su padre.
Caminó rápido hasta el centro, nada estaba tan lejos para no caminar y Luke pensaba que la gente que usaba su carro para movilizarse en ese pueblo minúsculo eran unos idiotas. Además, así aprovecha de sentir el viento otoñal remover su cabello y acariciar sus mejillas, saludaba a las personas saliendo de sus casas y miraba con diversión a los niños que subían al transporte escolar, enojados y sin ganas de caminar.
Así llegó hasta la cafetería, había poca gente.
"Bueno, hola." Saludó Michael con una sonrisa. Luke le devolvió el saludo y por supuesto que le sonrió.
Tomó asiento frente a la barra y apoyó sus brazos mirando el cartel con los precios. Michael se quedó mirándolo por unos segundos, su nariz pequeña y resignada, labios delgados y pálidos, unas pocas pecas decoran sus mejillas y sus pestañas las tocan cada vez que parpadea.
Ha estado mirando a Luke con más atención desde esa noche en la playa, donde algo en su interior se removió cuando lo vio despertar, preparar dos tazas de café y disfrutarlas juntos mirando hacia el océano, con el sol recién saliendo e iluminando su piel suave, su cabello despeinado y sus ojos haciendo un maravilloso contraste con el cielo azul y el mar.
Y desde ese momento, no ha dejado de mirar los pequeños detalles que hacen a Luke Hemmings el ser más hermoso en aquel pueblo aburrido que parece perderse en la carretera.
Tuvo miedo, no quería cometer los mismos errores que lo llevaron a salir de su antiguo hogar. Así que debía ser cuidadoso, no quería espantar a aque ángel ruidoso y hermoso a la vez.
"Quiero chocolate caliente." Dice finalmente. "Y una tarta de durazno porque no alcancé a desayunar.
Michael soltó una risa pequeña, pero asintió. "Vuelvo enseguida."
El rubio se acomodó mejor en la barra y sacó el libro que comenzó a leer esa semana de su mochila, el ambiente estaba tranquilo, la música era suave. Hasta que sintió una presencia a su lado.
"Hola, Ash."
"Hola, Luke." Ambos rieron y el rizado tomó asiento al lado de su amigo. "Así que ¿qué haces aquí?"
"Vine a comer algo antes de ir a la escuela." Contestó cerrando el libro y apoyándolo en la barra. "¿Tu?"
"Lo mismo. Mamá está un poco enferma y no la quise despertar, además yo no quería cocinar."
Luke hizo un puchero. "¿No irá al juego?"
Ashton negó, su madre siempre estaba para verlo jugar y ese sería su último año, últimos partidos y últimas fiestas.
Michael puso una taza humeante de chocolate caliente frente a Luke y un trozo grande de tarta de durazno, el estómago de Luke gruñó y tomó el tenedor.
"¿Vienes al juego hoy?" Su atención se desvía del chocolate hacia Ashton. Michael terminó de escribir su pedido y lo miró.
"Por supuesto."
"Genial." Contestó Ashton tranquilo.
✦
La gente se acumulaba en la entrada de la cancha, donde poco a poco las gradas se iban llenando de estudiantes emocionados por el juego y la fiesta después de este, la que se realizaría en el gimnasio de la escuela, inaugurando la última temporada de los de último año.
ESTÁS LEYENDO
✦hidden behind his eyes✦muke
FanfictionNo había nada más suave que su piel. Su risa era su melodía favorita. (...) Y su amor... la historia más hermosa jamás revelada.