✦Thirty two.

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Las baldosas estaban heladas contra su espalda y no podía parar de temblar, hizo una mueca de dolor cuando sintió como el algodón remojado con desinfectante tocó la herida en la comisura de sus labios. Y también le dolía su pómulo derecho, donde un pequeño corte se extendía, ya estaba desinfectado.

"Arde." Susurró tomando la muñeca de Michael y alejando su rostro.

"Ya casi, amor." Quitó la mano del rubio y continuó pasando despacio el algodón hasta quitar los rastros de tierra.

Estaban en el piso del baño en casa de Michael, Karen dormía y no querían despertarla.

Cuando ambos tuvieron fuerzas para levantarse, caminaron de vuelta a la casa del mayor, donde se desplomaron en el piso del baño, estaban a salvo y no pasó nada grave, todavía tenía a Luke en sus brazos y eso era lo importante. Aunque estaba enojado porque lastimaron a su ángel.

"Bueno, déjame curar tu ceja." Dice Luke levantándose con algo de dificultad, puso una mano sobre su estómago al tiempo que se levantaba y luego lavó sus manos, quitando los restos de tierra de sus brazos, pasando a llevar pequeños raspones que se hizo con las piedrecillas.

Michael tomó el lugar de Luke en el suelo y este lentamente pasó el algodón sobre su ceja, limpió la sangre seca que le recorría hasta la mejilla, donde también tenía lastimado. Quería llorar, no tenían que haber lastimado así a Michael. Él no lo merecía, no tenía que estar recibiendo golpes por él.

"Tienes que quitarte la camiseta, Luke. Te lastimaron."

"No tengo nada." Insistió sentándose sobre el retrete, Michael lo miró. No hubo discusión, quitó su camiseta rápidamente dejando al descubierto su torso rojo y moreteado, al igual que sus brazos.

"Luke." Susurró Michael pasando suavemente sus manos por los brazos del menor, hasta tomar sus manos y juntarlas en su pecho. "Luke, vámonos."

"¿A dónde?" Preguntó algo confundido. "Son las dos de la madrugada."

El de ojos verdes soltó una risa suave y besó sus manos juntas. "Vámonos al lugar soleado de aguas cristalinas del que tanto me hablas, apenas salga el sol, tomaremos el primer tren al otro extremo del país."

"Nos iremos pronto."

Michael besó su frente, sin soltar sus manos, frías y temblorosas. Tenía miedo, aquel sentimiento no lo abandonaba nunca, ni siquiera el rubio dormido en sus brazos, aunque era la principal razón de su miedo. Miedo a que lo lastimen, a que no sean solo golpes, miedo a perder su sonrisa, miedo a perder la calidez de sus ojos azules, miedo a perderlo.

No sé imagina el mundo sin Luke a su lado, sin su obsesión por los chicles de uva, su amor por el mar, por el color rojo y su sonrisa. No podría vivir en un mundo sin Luke Hemmings, porque él es su mundo y sin él no hay nada.

El sol comenzaba a iluminar la habitación y no había dormido tranquilo, despertaba solo para asegurarse que Luke seguía entre sus brazos, durmiendo, cálido y tranquilo. No hacía frío, pero cada vez que el rubio se movía o se alejaba unos centímetros, sentía el hielo recorriendo su cuerpo ante la ausencia de su ángel.

Era el miedo a perderlo lo que lo atormentaba durante la noche, jamás había sentido tanto miedo. Su corazón realmente se rompió cuando vio como lo golpeaban frente a él y se seguía rompiendo cuando recordaba sus gritos y sollozos, en como se rompió frente a él y cada vez que lo miraba.

Su cabeza reposaba suave contra su pecho, aunque su cuerpo seguía adolorido, no sentía nada cuando el rubio sin querer presionaba el moretón cerca del hueso de su cadera. Respiración suave, suspiros y alguno que otro quejido de dolor fue lo que escuchó toda la noche.

✦hidden behind his eyes✦mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora