CAPÍTULO ONCE

13 1 0
                                    

Me encontraba sola leyendo un libro en un sofá color beige.
<<¿Desde cuándo teníamos un sofá de este color? ¿Qué había pasado con el color teja?>>
Extrañada dejé el libro en la mesa de cristal que estaba al lado del asiento, me levanté y me miré.
Estaba con solo una camiseta roja de tamaño XL seguramente y unas braguitas de encaje negro.
-Amooor, ¿por qué tardas tanto?-Una voz masculina gritaba desde el pasillo.
<<¿Quién era y por qué me llamaba amor?>>
Fui en dirección de aquella voz.
Abrí los ojos como platos, me quedé quieta y con la cara pálida.
-¿Qu...qu...qué...ha...haces... tú... aquí?
-¿Cómo que qué hago aquí? Soy tu novio y compañero de piso.-Me sonrió Adam.
-N...No... tú... tú.-Comencé a llorar mientras corría lejos de él, de aquella casa.
Pero cuando abrí la puerta de la entrada frené en seco.
No había asfalto ni nada más que solo el vacío.
-Ven conmigo, yo te protegeré.-Dijo Adam acercándose a mí.
-¡No! ¡Tú me engañaste con otra! Prefiero morir antes que volver contigo.-Di un paso hacia fuera de la casa esperando caerme por el precipicio.
(***)
Grité, lloré y me desperté de un susto.
Mi corazón latía muy deprisa.
¡Había tenido una pesadilla! ¡Con mi ex!
<<¿Por qué ahora? ¿Por qué vuelve a mí?>>
Negué con la cabeza mientras sollozaba.
Mi madre entró entonces en la habitación, me acurrucó entre sus brazos y me calmó poco a poco.
-Como sigas así quizá necesites ir a un especialista... No puedes continuar así.
-¡No! Yo no necesito ayuda, no soy feliz pero estoy bien... Hacía mucho que no soñaba con él... quizá...ha sido por todo lo que me está pasando últimamente.
-Mira, hagamos un trato... Ahora que voy a estar más tiempo en casa, ¿por qué no pasas tiempo con tus amigos, o sales a pasear sola también o a hacer lo que más te guste? Quizá eso te ayude y poco a poco te sientas mejor. Si en dos semanas vemos que no has mejorado intentamos ir a un psicólogo, sin presiones, ¿vale?
Miré poco convencida a Viviana pero terminé asintiendo.
(***)
A las 17.15 h Blake llamó a la puerta, saludó a mi madre y mis hermanos pequeños mientras me esperaba a mí.
-No tardará mucho.-La oí decir a la mujer canosa de ojos azules.
-Como siempre...¡Es una tardona!-Dijo el mejor amigo de mi mellizo.
-¡Oye, que te he oído!-Me quejé apareciendo en el salón y dándole un puñetazo en el hombro.
-No me ha dolido.-Sonrió.
Viviana comenzó a negar con la cabeza, me dio un beso en la mejilla y tras despedirse de Blake, mi acompañante y yo salimos de mi casa.
-¿A dónde vamos a ir?
-¿Qué te parece si vamos a la bolera? Hace mucho que no te gano.
-Dirás que hace mucho que no te gano yo a ti.-Le saqué la lengua.
Ambos empezamos a reír mientras nos montábamos en el coche de mi amigo.
Unos minutos después llegamos al lugar donde hacia años celebrábamos nuestros cumpleaños.
-Creo que hace diez años que no venía aquí por lo menos.-Sonreí al ver aquel local de dos plantas, la de arriba era un bar-karaoke, compuesto por una gran barra de madera y unas cinco o seis mesas grandes con sus cuatro sillas, además de dos mesas azules pequeñas con dos pufs.
En la de abajo se encontraban otras cuántas mesas con más sillas, otra barra más pequeña, los baños y seis pistas pequeñas de bolos.
Blake en seguida nos consiguió una pista y aunque insistí en pagar mi parte él quiso invitarme, tanto a la partida como a los refrescos que pedimos.
Una vez puestos los calcetines y zapatos del sitio empezamos la partida.
Y así entre tiradas fallidas, plenos, semiplenos, refrescos, música, risa y piques pasamos la tarde.
Me sentí tan bien como antes de que mi padre nos abandonara a mi familia y a mí, y que Adam rompiera conmigo.
Sentía que la amistad con Blake volvía a ser la de siempre, se comportó genial conmigo y ni siquiera intentó acercarse de más.
Algo que le agradecí enormemente.

Cuando volví a casa mis hermanos ya estaban dormidos, así que me quedé a solas con mi madre con la que charlé y le conté lo bien que me lo había pasado aquella tarde.
Ella me contó que su primer día junto a Ashley en la empresa de lavandería fue mucho mejor de lo que esperaba. En seguida cogió la práctica de la parte de las sábanas aunque dijo que era un trabajo muy duro por el gran esfuerzo que requería.
Mientras, cené la sopa y el pescado que me había preparado con mucho amor.
-¿Sabes? Echaba de menos salir sin tener que preocuparme tanto por los peques, pues sé que seguramente hayan disfrutado muchísimo de volver a tenerte en casa toda la tarde.
-¡Sí, nos lo hemos pasado pipa!
-¿Pasado pipa? ¡Mamá, esa frase ya está un poco anticuada!
Ambas reímos y seguimos charlando un poco de todo hasta que mi boca se abría demasiado y decidimos irnos a dormir, además ella tenía que madrugar al día siguiente.
Sin embargo mis planes cambiaron en el último momento cuando leí el mensaje que Connor me había escrito media hora antes.

Hola Lana, ¿qué tal estás? Perdón si te hablo algo tarde pero es que no consigo dormir... Y necesitaba decirte esto. No sé qué me está pasando pero... últimamente no paro de pensar en ti y en lo que podría haber pasado el otro día... Hace días que no coincidimos, bueno, más bien desde entonces, y... Te echo de menos. Necesito verte... Espero que ahora que tu madre tiene trabajo nuevo, poder seguir viéndote por las tardes, aunque entiendo que quieras aprovechar para salir más con tus amigos.
Siento molestar, un saludo de Connor.

Leí dos veces el mensaje antes de contestar pues no sabía muy bien que significaba eso, o al menos no en parte.
Sin embargo no me gustaba dejar a la gente en leído así que le escribí lo siguiente:

Buenas noches Connor, en primer lugar nunca molestas y en segundo lugar me ha sorprendido que me hubieras escrito. Es más, no recuerdo cuando te di mi número...¿ Me has espiado o algo por el estilo? Jajaj, tranquilo, es una broma. Me imagino que tu querido amigo Roy o Vega te lo hayan pasado y no pasa nada, me alegra.
La verdad que tienes razón, no nos hemos vuelto a ver y quizá deberíamos hablar sobre ello. Mañana me quedaré en casa y así podremos tener esa charla, ¿te parece?

Antes de enviarlo lo leí otras dos veces, sin saber que no iba a ser el único mensaje que le mandaría esa noche.
¡Nos quedamos hasta las 2.36 am hablando!
Sin embargo no hablamos del tema pues preferimos esperar al día siguiente como habíamos acordado.

EL SECRETO DE MI JARDÍNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora