Por un momento pensaba que mi novio se había convertido en un fantasma o un papel por lo pálido que se había quedado, pero cuando vi que se movía me relajé un poco.
-Entiendo que le quiera proteger, pero no tiene la razón ni mucho menos. Blake debe saber la verdad, pero tampoco lo sabemos a ciencia cierta lo que de verdad ocurre entre tu hermano y ella, ¿y si hablas con Joel? Seguro que puede aclararte las cosas...
-Pero...¿Y si mi hermano está al corriente y no es como todos pensamos? Lo quiero mucho pero no deja de ser un chico y...
-¿Y qué? Por esa idea entonces yo podría ponerte los cuernos como tú dices, ¿no?¡Genial, lo que me faltaba! Que ahora mi novio pensara así...
Resoplé y recordé lo que hablé unas semanas antes con mi madre.
¡Ya bastaba de enfadarme con todo el mundo!
-Perdón por decir eso, amor, no pienso así solo que...
-Lo sé, tu pasado hace que sientas esas inseguridades.-Dijo serio pero a la vez más relajado.
-Exacto...y quiero cambiarlo, de verdad que quiero pero no puedo evitarlo.
-Yo te ayudaré a hacer que te sientas más segura de ti misma.-Sonrió por fin.
-Gracias, de verdad. ¡Eres el mejor!-Sonreí y lo besé.
-¡Y tú la mejor!-Me abrazó.- Y ahora vamos a tu casa y hablemos con tu hermano, ¿vale?
Asentí con la cabeza dispuesta a descubrir la verdad.
Pero cuando llegamos a mi casa mi mellizo no estaba y según mi madre había ido con una amiga.
-¿Sabes cómo se llama esa amiga?
-Estuvo en la fiesta de cumpleaños de Vega, pero no me acuerdo de su nombre.
-¿Miranda?-Pregunté en un hilo de voz.
-¡Sí, eso!
-¿Estás segura, mamá?
-Sí, y ahora que lo pienso es la hija de Gus, estoy segurísima que sí.
Cuando mi madre me dijo eso mi temor aumentó por un momento, ¡Miranda era nuestra "hermanastra"! Así que si tuviera algo con Joel estarían metidos en problemas... ¡Aún más graves!
-¿Y sabes dónde han ido?
-No, ¿por qué tanta insistencia?
-Es que...
-Quería prestarle un disco de nuestra banda.-Habló mi novio.-Dijo que le gustaría escucharlo.
Mi madre asintió sonriendo.
-Pues dáselo a tu novia y ella se lo dará.
-Prefiero dejárselo a él directamente.
-¿Por qué?
-Mamá, deja de ser tan cotilla.-Interrumpí.
Justo en ese momento como por arte de magia el ruido de un motor sonó en frente de nuestra casa.
Miré a mi novio y sin decirle nada a mi madre salimos disparados a fuera.
Allí estaban Blake y Joel.
¿Y Miranda? ¿Qué hacía mi amigo con él?
¡No entendía nada!
Suspiré.
-¡Hola parejita!-Saludó un Blake sonriente.
-Ho...hola.-Le devolví la sonrisa.
-Siento no haberme despedido antes en la piscina de vosotros, pero Miranda tenía un compromiso y llegaba ya tarde.
Asentí.
Nos quedamos en silencio.
-¿Queríais algo?-Preguntó mi hermano.
-No, nosotros nos íbamos ya.-Contestó Connor.
-¡Cuídamela, ¿eh?!
Mi chico asintió y empezamos a caminar tras despedirnos de ellos.(***)
Connor y yo nos pasamos el resto de la tarde dando vueltas por las calles de Bristol hasta que empecé a sentir que mis piernas iban a fallar.
-Vamos a mi casa y así descansas, estás muy cansada y lo necesitas.
-¿Y si Roy y Vega están allí? ¡No quiero verla!
-Cielo...sois mejores amigas, ¿de verdad vas a dejar que tu orgullo impida que hables con ella? Sé que se ha pasado, pero también sé que te quiere mucho y que estará dispuesta a pedirte perdón. Entre las dos podéis buscar una solución.
Además Roy es el hermano de Miranda, y aunque no sepa mucho, puede ayudaros a averiguar la verdad.
-Quizá tengas razón.
-Por supuesto que la tengo, así que vamos a ver qué pasa.
Asentí con una pequeña sonrisa en los labios y me dejé guiar por él hasta su casa.
Sin embargo cuando llegamos no había nadie.
-Mejor así podré cuidarte y mimarte como lo mereces.-Me sonrió.-Pasamos poco tiempo a solas y hay que aprovechar.
-¡Ay, te como!-Le di un beso pequeño en los labios antes de que él me quitara la mochila y la dejara junto a la suya en la entrada.
Me cogió como un bebé en brazos y mientras me sujetaba del culo me besaba con pasión.
Así fuimos avanzando hasta el sofá blanco que estaba en el medio de la sala de estar.
Me tumbó en este quedando él encima mío sin parar de besarme y acariciar todo mi cuerpo.
Cuando no me quedaba más aire me separé y sonreí a un milímetro de sus labios.
-¿Me das un vaso de agua?
-¡Por supuesto! ¿Algo más desea la señorita?-Dijo levantándose.
-Pues...-Medité la pregunta durante unos segundos.-Deseo que me llenes de besos, abrazos y caricias cuando regreses.
Él asintió regalándome una bonita sonrisa, esa que tantas veces me dejaba embobada y me enamoraba cada día más.
Cuando regresó con un vaso grande lleno de agua y me lo bebí ataqué su boca con ansias provocando una pequeña risa en él.
-¡Sí que tenías ganas de besarme!
-Muchas.-Me sonrojé.
Los besos cada vez fueron menos lentos y más salvajes, a la vez que nuestras caricias ya no solo rondaban por los brazos o espaldas, sino que viajaban a nuestros traseros, e incluso a mis pechos.
Él abandonó mis labios para bajar a mi cuello provocando en mí mil cosquilleos que iban aumentando al igual que la temperatura de mi cuerpo.
Nuestras camisetas desparecieron de un momento a otro en aquel rincón de la casa mientras seguíamos dejándonos llevar por la pasión del momento.
Los besos pasaron a mordiscos y lametazos, y el silencio se llenó de pequeños gemidos.
Sin embargo, no era el momento ni el lugar adecuados porque el sonido de la puerta nos asustó y rápidamente buscamos nuestras prendas de arriba.
¡No sé cómo no nos pillaron!
Unos pasos se acercaban mientras nosotros seguíamos en busca de las camisetas.
¿Dónde se podían haber escondido si el salón estaba perfectamente recogido?

ESTÁS LEYENDO
EL SECRETO DE MI JARDÍN
RomanceEl jardín de los Sullivan siempre ha tenido una gran belleza y viveza gracias a Viviana, la dueña de la casa. Sin embargo, los últimos dos años no se ha podido ocupar de esta pequeña explanada que ha ido perdiendo poco a poco esa alegría que invitab...