CAPÍTULO TRES

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Dos horas después de cenar mi madre entró por la puerta mientras yo seguía leyendo el libro de mi autor favorito.

Levanté la mirada para encontrarme con una Viviana pálida y ojerosa, pero a pesar de ello lucía una bonita sonrisa.

-Hola cariño, ¿qué tal el día?

Me levanté del sofá y me acerqué para arroparla entre mis brazos.

-Hola mami, pues normal, ¿y el tuyo?

-Ajetreado, hoy hemos tenido muchos clientes por la lluvia... 

-Bueno mamá pues ahora a cenar y a la cama, ¿vale?

-Vale.-Me sonrió.-¿Ha podido hacer mucho el jardinero?

-No gran cosa, entre que tuvo que salir a comprar guantes nuevos y la lluvia... 

-¿Y es majo?-Me preguntó con una sonrisilla pícara.

-¡Mamá!

-¿Qué?

-¡No te hagas la inocente! Que te conozco...

Ella rió y desapareció en la cocina.

La seguí y la ayudé a ponerse su plato, cubiertos y vaso.

-¡Qué buena pinta tiene la sopa y el pescado!

-Sí, me ha quedado muy buena.-Sonreí.

Mientras ella cenaba le conté un poco como había ido el día y el plan que tenía para el día siguiente.

-¿Joel lo sabe?

-No...por eso quiero que se lo digas tú, ya sabes que sino vamos a empezar a discutir.

-Pero eres tú la interesada.

-Por favor mamá...-Le puse pucheros.

-Está bien, luego hablo con él.

-¡Biiien! Gracias mami.-Le di un beso en la mejilla.

Viviana negó con la cabeza mientras reía, se llevó el último trozo de merluza rebozada a la boca, bebió agua y se levantó para recoger las cosas, pero la paré, quería que descansara porque ya bastante hacía en el bar.

-Mamá, una cosa.-Dije antes de que se fuera.-¿No has pensado en cambiar de trabajo? 

-La verdad...me gustaría pero no encuentro nada... ¡Ya no quieren a una cinquentona en la mayoría de sitios!

-¿Y si hablas con la madre de Vega?

-Me gustaría conseguirlo por mis propios medios, no por enchufe.

-Ya mamá, pero... ¿qué prefieres, aguantar más de 8 horas diarias hasta que te salga algo o empezar con tu amiga del alma y vernos más?

-Me lo pensaré.

Asentí con la cabeza y empecé a lavar la vajilla.

Un rato después volvió a aparecer mi madre para darme las buenas noches.

-¿Has hablado ya con Joel?

-Sí.

Y se fue dejándome con la duda de si podría salir al día siguiente o no.

Así que cogí y subí a la habitación de mi hermano.

La puerta estaba abierta por lo que entré y me lo encontré con los cascos puestos y jugando al Fifa en la play 4.

-¡Déjame, estoy jugando!

Ni siquiera me miró.

Resoplé y me senté en su cama esperando a que terminara el partido.

EL SECRETO DE MI JARDÍNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora