CAPÍTULO SEIS

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-¿Qué te parece si vemos una película?-Sugirió el chico.

-Me gustaría, pero ya es muy tarde y estoy agotada.

-Tienes razón.-Rió.-Pues voy a ponerme el pijama y dormimos.

Asentí con la cabeza y me puse cómoda en la cama.

Nada más echarme me quedé frita sin enterarme de cuando Blake entró con una camiseta suya para que me la pusiera de pijama.

***

Al día siguiente, mejor dicho 5 horas después, un olor a café me despertó.

Bostecé mientras intentaba abrir los ojos pero la luz solar me cegaba y me costó bastante.

Me estiré y salí de la cama, abrí la ventana para que se aireara la habitación y fui en busca de mi amigo.

Lo encontré en la cocina preparando tortitas y café.

-Mmm...¡Qué buena pinta!-Dije abrazándolo por la espalda.

-Hombre, soy el mejor cocinero...¡Si me quedaran mal sería para matarme!

Ambos reímos.

-¿Qué tal has dormido?-Preguntó mirándome con una gran sonrisa.

-Bastante bien para lo poco que he conseguido dormir.

-Se nota, estás muy alegre.-Rió.-Será porque has dormido con el mejor.

-¡Creído!-Reí dándole en el hombro.-Aunque en parte tienes razón.

Los dos sonreímos y nos quedamos en silencio mirándonos.

Noté como su mirada pasaba de mis ojos a mi boca alternativamente.

Me empecé a poner nerviosa y sin darme cuenta yo también dirigí mi mirada a sus labios, señal que permitió que comenzara a acercarse a mí.

Cada vez sus labios estaban más cerca de los míos y por alguna razón deseaba que lo hiciera, pero había algo que también me lo impedía.

Miré por el rabillo del ojo las tortitas.

-¡Se están quemando!-Grité salvándome de un mal trago.

Desorientado se dio media vuelta para comprobar que no mentía.

-¡Mier**!-Quitó la sartén del fuego e intentó despegarlas y ponerlas en un plato.

-No pasa nada, con el sirope sabrán buenas también.-Intenté tranquilizarlo.

-¡Maldita sea! ¡Nos han estropeado el momento!-Dijo malhumorado.

-¡Ey, Blake, tranquilízate!

-¡Encima ahora no podemos comerlas!

-Claro que sí, solo tenemos que ponerle el sirope y listo.

-No sabrán igual...¡Soy lo peor!

Me estaba empezando a poner histérica así que cogí y le di un manotazo en toda la mano dejándolo perplejo.

-Lo siento, pero tenía que hacer algo para que parases.

Se quedó en silencio mientras masajeaba la zona afectada.

Me estaba fulminando con la mirada a pesar de que no paraba de pedirle disculpas.

Suspiré y me di media vuelta desapareciendo de la cocina.

Busqué mi bolso y tras decirle un adiós abrí la puerta para irme.

-¿A dónde vas?-Apareció detrás de mí.

EL SECRETO DE MI JARDÍNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora