CAPÍTULO VEINTIUNO

7 0 0
                                    

A la tarde siguiente Eliot me llevó a la academia donde trabajaba y me quedé asombrada al ver lo alta y bonita que era su fachada.

Entramos por la puerta doble de cristal encontrándonos con un recibidor donde una señora morena, baja y delgada nos sonrió.

-Buenas tardes Claire, ella es mi amiga Lana.

-Encantada Lana.

-Igualmente.-Le devolví la sonrisa.

-¿Está Abby en su despacho?

-Sí, está ocupada así que llama antes de entrar.

El chico asintió y empezó a caminar por el largo pasillo.

Subimos unas escaleras de madera que se encontraban al fondo a la izquierda y entramos en la primera puerta a la derecha que daba a un pequeño recibidor cuadrado con otras tres puertas.

Eliot llamó a la puerta de enfrente.

Esperamos unos segundos hasta que una voz dulce nos dio permiso para entrar.

-Buenas tardes señorita Abby.

-Buenas tardes querido.-Le sonrió.

Abby era más joven de lo que creía; tendría unos diez años más que yo a lo máximo. Su cabello era de un rubio dorado, largo y ondulado y sus ojos eran del mismo color que los míos.

-Veo que vienes acompañado, ¿quién es esta chica tan guapa?

-Soy Lana.-Dije colorada sin perder mi gran sonrisa.

-Fue mi compañera de clase en el grado de educación infantil, es una gran amiga y su pasión es el baile.

-Vaya, vaya...¿desde cuándo bailas?

-Desde pequeña...-Sonreí.-En el colegio me apunté a danza jazz y luego durante mi etapa del instituto asistí a clases de baile Fitness.

-Interesante.

-Le dije que se pasara un día para enseñarle la academia y se está preparando para la beca.

Abby me observó de arriba a abajo seriamente mientras estaba callada.

Después de acabar de analizarme sonrió.

-Bien, pues enseñemos el centro a esta bella bailarina.

Asentí con la cabeza y salí detrás de mi amigo.

Sin salirnos del recibidor donde minutos antes habíamos esperado a la dueña, me enseñaron lo que había tras esas dos otras puertas.

La primera puerta daba a un pequeño almacén compuesto por muchas estanterías llenas de archivos y un ordenador de mesa, mientras que la segunda era una sala de reuniones donde había una larga mesa blanca con muchas sillas a su al rededor, una máquina de café, una papelera y una pequeña ventana.

Salimos de allí sin bajar, y vi las diferentes aulas.

Algunas no tenían más que un espejo y  ciertos materiales útiles para bailar, en cambio otras tenían pupitres y una pizarra para dar la teoría.

En la planta baja había una sala de baile más grande que el resto más otras cuatro algo más pequeñas, así como una sala de descanso donde podían comer los usuarios o simplemente relajarse, además de una habitación donde se hacían y guardaban las vestimentas.

-¿Qué te ha parecido?-Me preguntó mi amigo una vez terminamos de ver todas las instalaciones.

-¡Es muy grande este sitio y muy bonito!-Sonreí.-Me gustaría mucho poder participar en las clases del próximo curso.

-Sería un placer contar contigo...aunque aún no te he visto en acción.-Me guiñó un ojo la directora.-Así que deberás prepararte muy bien y en menos de un mes me demostrarás de que pasta estás hecha.

-Así será.

Abby asintió y me dedicó una última sonrisa antes de despedirse de nosotros y volver a sus cosas.

Eliot y yo nos despedimos también de Claire y salimos de la academia.

¡Estaba deseando pertenecer a esta escuela!

(***)
Cuando regresé a casa después de haber tomado un refresco con mi amigo, Connor ya se había ido.

Ya he llegado a casa, ¡jo...qué pena que no estuvieras! Me hubiera gustado pasar un rato contigo.

Le escribí nada más sentarme en el sofá después de saludar a mi familia.

Esperé a que me contestara mientras miraba el resto de mis redes sociales.

Tranquila...eso lo podemos arreglar con una cena en un restaurante, ¿qué te parece? ;)

Yo: ¿EN SERIO? ¡ME ENCANTARÍA!

Connor: Pues prepárate que en menos de media hora estoy en tu casa.

Le mandé un sticker de aprobación y fui a mi cuarto a prepararme.

-¿A dónde vas?

-Con Vega, mamá. Vamos a cenar por ahí.

-Pásalo bien entonces.

-Gracias mami.-Le di un beso en la mejilla.

Terminé de vestirme, me calcé y cogí mi bolso.

Decidí salir de casa antes de que mi madre me pillara la mentira y esperé en un banco cercano a mi... ¿Amigo? ¿Novio? 

No sabía que eramos, pero tampoco tenía prisa por definir nuestra nueva relación.

Poco después el coche negro del jardinero apareció.

Iba a abrir la puerta pero me hizo esperar.

Se bajó del coche y me dio un pequeño beso en los labios antes de abrirme la puerta del copiloto.

-Sube preciosa.

-Gracias.-Me sonrojé.

-De nada mi lady.

Rodeó el coche y se subió a su asiento, me dedicó una mirada dulce, quitó el freno de mano, puso la primera marcha y aceleró.

Estuvimos una hora y pico cenando, entre que nos decidíamos por el menú, nos lo traían y demás...

Mientras charlábamos de como nos había ido el día y nos contábamos alguna anécdota de nuestra infancia.

Después de la cena me llevó a casa y nos despedimos en el coche por si acaso mi madre nos espiaba desde la ventana.

(***)

Los días fueron pasando cada vez más rápido a su lado.

Connor y yo aprovechábamos cada minuto que estábamos a solas para comernos a besos y después disimulábamos actuando como simples amigos.

Nadie sospechaba de lo nuestro y eso me ponía contenta, aunque a la vez me ponía nerviosa pues siempre estaba alerta por si se notaba.

Mi mejor amiga seguía intentando emparejarme con todo el mundo y como siempre yo me negaba.

El trabajo de Roy y Gus fue terminado esa misma semana y eso significaba que no pasarían ya por casa y así el jardinero y yo tendríamos más tiempo para disfrutar junto al otro.

Mis hermanos estaban muy contentos con Gus, incluso quisieron empezar a pasar más tiempo junto a él así que mi madre invitó a su nueva pareja y su familia.

El sábado celebramos que Viviana empezaba a ser feliz después de varios años de la mejor forma posible.

¡Hicimos una barbacoa en casa de los Wilson!

A las 10 pm vi como mis hermanos bostezaban así que le dije a mi madre que me los llevaría a casa.

Joel también se apuntó y Connor se ofreció a llevarnos en su coche, mientras que mi madre se quedó un rato más con Gus.


EL SECRETO DE MI JARDÍNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora